Especial

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𝙱𝚘𝚗𝚗𝚒𝚎 𝙼𝚊𝚢𝚏𝚒𝚎𝚕𝚍

Bonnie Elizabeth Mayfield. Es una chica con miles de pensamientos en su cabeza, aunque suele ser taciturna, evalúa a todos desde segundas perspectivas, siempre ve el otro lado de las cosas. no el lado bueno, si no el otro lado. Es por eso que se ha vuelto muy comprensiva, porque sabe que las personas no siempre demuestran lo que realmente sienten.

Se ha forjado a lo largo de los años con dos personalidades distintas unidas en una sola, sus golpes son tan fuertes, que son equivalentes hasta las más cariñosas caricias que puede brindar a quien lo necesite. Bonnie no es precisamente una chica ruda, pero cuando se es necesario no duda en sacarlo a flote, aunque luego se arrepiente, pues cree que los golpes no solucionan nada, y eso lo aprendió a las malas a cargo de su padre y las hermanas del internado donde residió por dos años.

Su familia mantenía una muy buena estabilidad económica, por no decir que casi nadan en dinero; su padre es un importante ejecutivo en una empresa de recursos pesqueros en California, su madre... bueno, disfrutaba de los lujos que su amado esposo le brindaba, cosa que no tenia nada de malo, y de hecho lo material y el estatus le era de lo menos importante para su madre. Pero no fue hasta después de que Bonnie nació, que su madre cayó en una profunda depresión, y para consolarse, su esposo no dejo de llenarla de lujosos regalos y constantes visitas al salón de belleza.

Bonnie, quien fue una niña muy dulce y gentil, que a pesar de los maltratos que sus padres le hacían, ella nunca se tomó el tiempo de guardarles rencor, no conocía el rencor.

Al contrario, siempre esperaba que por lo menos le dijeran que la querían—se lo decían, pero muy flojamente y por obligación—que se tomaran el tiempo de verla en las obras escolares que con tanto orgullo participaba, y recibir por un momento su admiración como hija.

Le encantaba participar en obras escolares pues desde pequeña amaba bailar y cantar. Sus padres nunca lo supieron por qué jamás estuvieron presentes.

No le permitían comer dulces. Era una de las principales prohibiciones que implementaron en su vida. Bonnie siempre observaba a través los cristales de los aparadores la cantidad de golosinas multicolor cuando iba al centro de la ciudad, siempre teniendo la curiosidad de su sabor. Tampoco le permitían los juegos de mesa. ¿Calabozos y Dragones? Olvídalo. ¿Libros de fantasía? Ni pensarlo.

Esas y muchas otras peticiones de Bonnie hacia sus padres que después se convirtieron en prohibiciones. Y se volvieron muchas conforme Bonnie pedía más y más...

Sus padres le compraban muchas cosas con tal de que Bonnie no los molestara, y a esto, nunca se transformó en una niña mimada, caprichosa es posible, pero jamás se engrandecía por la cantidad de lujos que poseía.

Tenía un cuarto de juegos exclusivo para ella, lleno de juguetes, muñecas y un pequeño castillo para sus pequeñas amigas de plástico, donde la mayor parte se la pasaba jugando, imaginando que alguien se la llevaría, que alguien la rescataría de esa mansión y se la llevara a algún lugar muy bonito.

Tal como sucedió en sus sueños más personales.

Y cuando nos referimos a que alguien la rescatara, sabemos muy bien de quien se trata. Había soñado con él en muchas ocasiones que incluso llegó a extrañarlo, aún sin siquiera saber quién era o como se llama.

Siempre cuidaba sus muñecas, las peinaba, las vestía y siempre las curaba si se rompía algún brazo de plástico creando un hospital en su imaginación, nunca las golpeaba ni las maltrataba, y también les decía lo mucho que las quería.

Su primera amiga real, una pelirroja de dos años menor que ella, a quien quiso como una hermana incluso desde que era una recién nacida.

Max fue quien le daba dulces a escondidas de sus padres, y quien cuando salían con la madre de Max, disfrutaban juntas de enormes helados de chocolate en un día caluroso en visita de alguna plaza. La madre de Max también era una confidente en este secreto y le permitía disfrutar de esos manjares por lo que Bonnie le tomó un cariño y llegó a agradecer que a Max le haya tocado una madre tan cercana e interesada en su propia hija.

𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora