𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 17

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𝔈𝔡𝔡𝔦𝔢 𝔐𝔲𝔫𝔰𝔬𝔫

Mi decepción el día de hoy no pasó de inadvertido., Ya era habitual el venir al instituto temprano, para ver a Bonnie llegar cada vez que podía, pero está vez no apareció.

En la hora del almuerzo, no dejaba de buscar a Bonnie, incluso los muchachos se preguntaban y me extrañaban.

Me estiré, busque a mis lados. ¡Incluso me coloque de pie con tal de buscarla! Me senté ya resignado a qué Bonnie probablemente faltó a clase el día de hoy. Me tumbo en la silla y comienzo a almorzar sin tantas ganas. Mi mal humor volvió a invitarme después de mucho tiempo ausente.

—Eddie, ¿Te encuentras bien?— preguntó Dustin con curiosidad y preocupación, se encontraba sentado a mi izquierda—. Estás bufando mucho hoy.

—Si...si, muy bien—respondo de mala gana, era una clara de señal de que no quiero emitir palabra alguna, no quiero que hablen conmigo ahora. No quiero ser parte de ninguna charla.

—Oye, esto es perfecto. Un poco de individualidad no te haría daño. Al contrario, creo que a los dos les haría bien—explica Dustin. Tratando de animarme. La conversación entre ambos solo era audible para nosotros en la mesa, los otros estaban en su mundo jugando con la comida.

—¿Y tú cómo piensas que eso está bien?— gruño. El mal humor no me abandona ni un segundo. Detesto sentirme así.

Quiero mi dosis de Bonnie diario.

—Somos expertos en relaciones a distancia— dijo presumiendo. Señalando a si mismo y a Mike. Chocaron los cinco.

—Yo no he visto a la mía en casi un año— agrega Mike, con la boca llena.

—No pasa nada si no la ves por un día o unas horas— añade Dustin—. En el momento en el que vuelvan a encontrarse, van disfrutarlo más por el tiempo que no se han visto.

Preferí no responder. Baje poco a poco mi mirada hasta solo enfocarme en lo que quedaba de mi comida. Era probable que Dustin tenga razón, pero no le iba a dar la satisfacción de hacerlo saber, sus palabras me tranquiliza un poco.

Al otro lado de la larga mesa. En frente de mi pasaron dos integrantes del equipo de lanzabolas. Jason iba regañando al tipo de la gorra (el mismo que me chocó el hombro ayer) con la nariz ensangrentada, tratando de cubrirse la nariz con un pañuelo blanco ya marchado de rojo.

El tipo comenzó a verme de reojo mientras caminaba. Cómo si yo hubiera sido el imbécil que le partió su cara. El tipo que le hizo eso tiene mi respeto.

Tome de mi vaso de jugo mientras no le quitaba el ojo de encima. Maldito idiota. ¿Cómo se atreve a mirarme así?

Hasta este momento, me di cuenta que no me desagradaba su estúpido deporte. Y esa razón tiene un nombre. Pero solo a ella le queda, no a estos tarados.

Ignore por completo el consejo que Dustin me había dado en cuanto noté a Max Mayfield caminando al frente de la mesa en medio de la cafeteria, con sus auriculares puestos, se le veía igual de enojada que los anteriores.

Apresuradamente me coloco de pie. Rodeo la mesa hasta casi corriendo para llegar a Max, al deslizarme entre las personas y chocando con otras.

Interrumpo el camino de Max, está me mira con una exagerada mueca de desagrado.

—¿Y a ti que rayos te pasa?— dice Max desagradablemente. 

Parecía un adicto al crack sin su mercancía. Desesperado.

— ¿Has visto a Bonnie hoy?, ¿Está bien? Dime que está bien porfavor...— ruego. Tomé del antebrazo a Max, y me acercaba a ella poco a poco.

Me dió un empujoncito que me hizo reaccionar.
—¡Tranquilízate acosador.

𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞 / 𝐄𝐝𝐝𝐢𝐞 𝐌𝐮𝐧𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora