Chase.
El fin de semana inicio tranquilo, al final, mientras disfrutaba del desayuno hecho por Omar, pude escuchar toda su travesía del día anterior.
—¿Tu nunca sales de fiesta o algo?— La voz de Omar entrando en mi habitación, me hizo perder por completo la concentración, haciendo que me eliminaran en medio de una partida.
—No es lo mío, ¿Tu juegas?— le extendí el segundo control. —No seré muy duro contigo, lo pondré para principiante, ¿Vale?— dudo en tomarlo, y aunque fueron escasos segundos, se negó.
—No puedo dejar sola a tu hermana, pero puedo ver como juegas, tal vez así aprenda algo y no sea tan fácil para ti vencerme— se sentó a lado mío y espero a que iniciara la partida.
—¿Por qué no mejor la traemos aquí?— me miró confuso. —Está en su hora de siesta, la acostamos en mi cama, la rodeamos de almohadas para que no se caiga, mientras jugamos un poco, ¿Qué opinas?— parecía no ser una buena idea para él, sin embargo, aceptó.
Rápidamente fuimos a la habitación de Delia, Omar la tomó con delicadeza, mientras que yo robaba momentáneamente sus almohadas y mediante un estratégico acomodo, logramos hacer que pudiera descansar en mi cama, dejando que Omar pueda jugar conmigo un rato.
El juego era simple, ser el último en pie, dentro de un mundo abierto, lleno de armas y distintos suministros para sobrevivir o eliminar al resto de jugadores. Bastante sencillo, al menos para mi, ya que por otro lado, Omar no parecía muy ágil, siendo el la primera baja bastantes veces.
—¿Cuánto tiempo llevas jugando a este juego?— pregunto abrumado.
—Un par de años— lo mire, dejando a mi personaje descubierto por completo. —Pensé que me darías mas batalla, no puedo ni llegar a ti—me burle.
—Es que no es mi tipo de juegos, pero seguro que en uno de agilidad mental te gano— se rio, después de haber golpeado mi hombro de forma suave.
—Sigamos jugando, aunque ahora seremos un equipo, espero poder protegerte de los demás jugadores— me sonrió y accedió dispuesto.
Duramos un par de minutos más hasta que Delia decidió despertar, obligando a Omar volver a su trabajo, dejándome solo nuevamente.
Fue algo extraño, nunca antes había jugado con nadie, más que con las demás personas conectadas al mismo servidor que el mío. Pero ni ellas ni yo sabíamos de la existencia del otro, solo éramos un blanco más que eliminar.
En fin, fue especial.
La noche cada vez se hacía más oscura y silenciosa, sigilosamente escuche los pasos de unos tacones subiendo las escaleras, suponiendo la llegada de Cassey. Por suerte había llegado, pensé.
La casa estaba silenciosa, si no fuera por mi consola, todo estaría en completo silencio.
Al finalizar una de las muchas partidas, alguien entró en mi habitación.
—Veo que sigues despierto, que suerte— una figura masculina tomó asiento a lado mío. —Aun sigues jugando, que alivio porque no puedo dormir, ¿la revancha?— lo mire retándolo, después de haber aceptado.
Pasamos un largo tiempo jugando, hasta que en un momento sentí como sus manos me empujaban para que soltara el control, quedando sobre mi, dejando caer sus rizos, cubriendo parte de su rostro.
—¿Qué haces?— pregunte nervioso.
—Solo me desespere de jugar— lentamente se quitó de encima mío. —Lo siento, no quería incomodarte, fue algo estúpido, perdón— se retiró los rizos del rostro y simplemente tomó el mando.
—¿Querías besarme?— pregunte, sin quitarle la mirada al televisor. —¿Qué estoy diciendo?, claramente no querías hacer nada de eso. Ahora pensarás que soy completamente extraño, lo siento...
Sus dedos me recorrieron suavemente la barbilla, haciendo que mis ojos miraran lo suyos. Sentía como mi rostro se calentaba, probablemente estaba tomando un tono rojizo. No fue hasta que sus labios se acercaron a los míos, que la sensación extraña en mi estómago se incrementó.
Fue dulce, sencillo y mi primer beso. Sus labios envolvían los míos, mientras que yo me limitaba a tratar de imitarlo. Sus manos me sujetaron del mentón, entorpeciendo las mías que solo sentían su pecho.
—Quería despedirme en realidad— mis ojos no dejaban de mirar mis propios muslos. —Mañana llegan tus padres y tendré que irme, volver a mi rutina de universitario.
—Es una lástima que te vayas— confesé. —Me gusta que estés por aquí, Cassey hace menos ruido.
—Bueno, eso es porque no estaba, ella salía todos los días hasta altas horas y muchas de esas veces llegaba junto a un chico, no quise ser entrometido, así que no dije nada.
—Es un poco tarde, creo que debería dormir— apague el televisor.
—Si, nos vemos luego, ¿Está bien?— se levantó del sofá e iba a salir del cuarto.
—Espera— me levante torpemente, golpeándome con todo por la oscuridad. —Es solo que quería decirte una cosa más— la oscuridad estaba plena, no podía ver nada en absoluto, mucho menos su cuerpo, con el cual choque, tirándonos al suelo. —Lo siento, no era lo que quería.
—¿Qué es lo que querías conseguir entonces?— todo estaba completamente negro, solo podía guiarme por su voz y su cuerpo debajo del mío.
—Bueno, despedirme— sentí como mi corazón se aceleraba, pero ,mis manos lo tomaron del rostro, y torpemente uní mis labios a los suyos, dándole así un dulce beso.
—Eres adorable— sentí como su cuerpo se reía por debajo del mío. —Buenas noches, ¿Vale?— me reí y lentamente me levanté de su cuerpo, extendiendo la mano, para tratar de ayudarlo. Siendo algo tonto, puesto que no me veía.
—Buenas noches— abrió la puerta y salió de mi habitación, dejándome con muchas sensaciones dentro de mi estómago y una sensación de calentura en mi rostro, el cual apostaría estaría rojo, sin mencionar la emoción en mi cuerpo.
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Entre Las Estrellas.
Teen FictionMellizos que tal vez en algún momento fueron inseparables, pero siempre hay una grieta en las relaciones. Y la de ellos fue cuando ella descubrió su don con la música, dejándolo a el atrás sin poseer ningún talento. Creció solo, viendo desde las gr...