III

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Chase.

Guarde la nota dentro de mi pantalón y mientras disfrutaba del desayuno, miraba como los chicos se llenaban de valor, para acercarse a su chica deseada para pedir que asistan juntos al baile. Así hasta que el descanso terminó, volviendo a los últimos exámenes del día.

Finalmente la semana había terminado, por suerte no tuve que cruzarme con Cassey en ningún momento y Omar estaba lo suficientemente ocupado con su trabajo y estudios como para socializar con él. Simplemente fui yo, estando conmigo, pasando tiempo a mi lado, disfrutando de la soledad.

El baile estaba a la vuelta de la esquina, los exámenes habían terminado, solo quedaba esperar las notas y la ceremonia de graduación, donde si apruebo todo, seré participe junto a Cassey.

—Chase, ¿Estás en casa?— unos suaves golpes atacaron mi puerta, acompañados de una lenta apertura de esta. Omar temeroso de sus acciones entró en mi habitación al verme dentro. —Lamento interrumpirte, pero tengo una llamada de la universidad que parece ser urgente, no será por mucho tiempo, pero no puedo llevar conmigo a Delia, ahora mismo está dormida, solo, ¿Podrías mirarla un minuto, en lo que vuelvo?— sin dudarlo le respondí que sí, pause mi videojuego y fui al cuarto de Delia, para mirar si necesitaba algo en lo que Omar volvía.

Al entrar pude ver lo bien cuidada que se encontraba el pequeño ser. Al parecer Omar sabía perfectamente lo que hacía, tenía todo un calendario de comidas, siestas, la hora de dormir sobre la mesa de noche y por la letra y estructura es que puedo deducir que es de él.

Aunque no fue lo único que encontré en la habitación, en una esquina cercana a la puerta de entrada, sobre el suelo había una mochila de mano, relativamente pequeña que al menos no le pertenecía a nadie de mi familia. Siendo esto imposible de resistirme a no inspeccionar su interior.

En silencio para no despertar a la pequeña, abrí la maleta, encontrándome con guías de estudio, libretas de sus posibles asignaturas dentro de la universidad, así como un pequeño cuaderno, de notas amarillas, igual a la que me dejo en mi almuerzo al inicio de la semana.

Dude en hacer lo que pensé, pero sentía que era una buena manera de decirle que no pasó desapercibido su acto de agradecimiento. Y qué mejor que con otra nota de agradecimiento. Por lo que tome uno de los bolígrafos que tenía en su mochila y robe una de las notas.

"Gracias por el almuerzo, me hizo recordar cuando estaba en el colegio, fue la motivación que necesitaba para terminar mis exámenes.

—Chase"

Lo dejé entre sus cosas y mientras miraba mi móvil, supervisaba que Delia no despertara, espere a que llegara, mientras las horas pasaban, un tanto en silencio, lo que era extraño. Ya que usualmente Cassey solía tocar su violín alrededor de las seis de la tarde y al ser las siete menos cuarto, es extraño no escucharla, probablemente no esté en casa.

Después de un par de horas, Delia terminó despertando, por suerte supe que es lo que debía hacer, gracias al itinerario que Omar había preparado. Baje con Delia en brazos y tome una de las comidas pre hechas para infantes y comencé a alimentarla.

—¿Qué es lo que haces?— una voz femenina entró en la cocina. —¿Dónde está Omar?, ¿Por qué estás haciendo su trabajo?— mientras analizaba mi acción, se acercó y tomó una manzana, siguiendo con su comentario. —¿Ya hiciste que renunciara?— se burló, soltando una pequeña carcajada. —No te preocupes, yo le digo a nuestros padres que contraten a alguien más, tal vez a una señora mayor no puedas desesperarla.

—Él no renunció, solo tuvo una llamada de la universidad y tuvo que irse, y me pidió ayuda con Delia— continúe con lo que estaba haciendo, mientras sentía como me fulminaba con la mirada. —¿Enojada por qué me pidió ayuda a mi y no a ti?— bromeé.

—Si claro, una llamada urgente un viernes por la noche, no seas tan ingenuo, solo quería irse de fiesta y te mintió, prepárate para cuidarla toda la noche, mientras le digo a nuestros padres de su falta de Ética— lentamente salió de la habitación, dejándome con varias dudas en la cabeza.

—¡Cassey!— salí en su búsqueda. —Por favor no digas nada, no es lo que dices, Omar se notaba apresurado cuando me lo pidió, te lo pido, no digas nada, es un buen chico— me miró, burlándose de mi postura.

—Como quieras, solo no me hables, me agobias— finalmente subió las escaleras entrando en su habitación, dejándome aun con dudas en mi cabeza.

El tiempo continuó pasando, y él aún no llegaba. Dentro del horario de Delia, tocaba que pasara la noche, por lo que con ayuda de un biberón y música de cuna, logre que se quedara dormida, mientras esperaba que llegara.

Después de un rato volví a mi habitación, siendo ya las doce de la noche, apagué el televisor y mientras miraba el móvil minutos antes de dormirme, unos golpes volvieron a llamar a mi puerta.

—Chase, ¿Estás despierto?— Omar abrió lentamente la puerta y al verme despierto entró lentamente. —Quería disculparme, dije que sería algo rápido y me fui casi todo un día— se sentó a la orilla de mi cama, mientras se disculpaba.

—No tienes de qué preocuparte, hace mucho no pasaba tiempo con mi pequeña hermana— me incorporé sobre mi cama, mostrando mi pecho descubierto. —¿Por qué te llamaron?, ¿Esta todo bien?— no estaba seguro de preguntar, por algún motivo confiaba en él, pero lo que me dijo Cassey aún rondaba en mi cabeza.

—Nada de qué preocuparse, solo hubo un error en el pago de mi matriculación y tuve que ir al banco, aunque estuvo cerrado y tenía que resolverlo pronto, entonces estuve viajando por toda la ciudad, mediante el transporte público que de por si no suele ser muy rápido, hasta que por fin llegue a un banco que estuviera abierto y pude resolver lo del pago, algo que fue larguísimo, por suerte a la chica no le importo la hora y me hizo el favor de acercarme— no sé en qué momento pasó o si de verdad estaba tan cansado, pero mientras él me contaba de su travesía, lentamente me quede dormido, dejando de escuchar su historia.

A la mañana siguiente sobre mi mesa de noche encontré otra nota, a lado de un par de caramelos, como si una visita del ratón de los dientes se tratara.

"No quise despertarte, pero muchas gracias por haberme dado una mano.

No supe qué es lo que te gusta, así que te traje mis favoritos, también te dejo mi número de teléfono, porque ayer me hizo mucha falta poder decirte todo lo que estaba pasando.

—Omar"

Los dulces se trataba de un par de paquetes de Turrón, los cuales casualmente también eran mis favoritos.

Rápidamente agende su número dentro de mis contactos, enviando como primer mensaje:

"Buenos días.

Gracias por los dulces,

también son mis favoritos"

"Me alegro de haber escogido

bien, si gustas desayunar estamos,

en la cocina"

Sin responder, me cambié rápidamente y bajé a acompañarlos. 

Entre Las Estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora