Chase.
—Buenos días, Chase, ¿verdad?— una voz entró a la cocina, tomándome por sorpresa. —¿Ese es tu nombre, cierto?— pareció nervioso.
Tengo que admitir que ver a un chico joven, de complexión delgada, rizos castaños y dulce sonrisa cruzar el arco de la cocina, me había sorprendido.
—Si, ¿Tu eres el niñero?— su rostro cambió de una manera drástica, no pensé que sonaría grosero, no quería serlo, pero al parecer mi tono no le gustó.
—Omar— respondió. —Ese es mi nombre— continuó con lo que estaba haciendo, que aparentaba ser un biberón.
—Lo siento, no quise ser grosero— llame su atención. —Soy Chase un gusto— le extendí la mano y aunque parecía que dudaba correspondió a mi saludo. Fue extraño, por un momento sentí como todo se había detenido, mientras analizaba el tacto de su mano; era rugoso, aunque no llegaba a ser incómodo.
—Debo hacer un biberón, sino tu hermana me matara— continuaba sosteniendo su mano, ignorando el hecho que la sensación de haber detenido el tiempo era solo mía.
—Es una indefensa bebé, no creo que pueda asesinarte...
—Él se refiere a mi— una tercera voz se hizo presente dentro de la cocina, proveniente de efectivamente una hermana que sí podría asesinar a alguien solo por diversión.
—¿Por qué no me sorprende?— me levanté de la mesa, recogiendo mis platos del desayuno, para después dejarlos en el lavavajillas. —No dejes que te intimide, solo sabe tocar el violín hasta fastidiar, de ahí en fuera, es inútil— la mire de forma amenazante, mientras abandonaba la habitación.
—Al menos soy buena en algo...— pareció que iba a seguir hablando, aunque no le di más importancia, simplemente la deje hablando sola.
Las horas pasaban deprisa, antes de que empezara la última semana del colegio, quedando encerrado en mi habitación, con el volumen alto de la consola, tratando de disminuir el sonido producido por el violín de Cassey.
Hasta que alguien llamó a mi puerta. Pause el videojuego, me levanté y esperando ver a Cassey abrí la puerta.
—¿Qué?— frente a mí se hizo presente un chico moreno que parecía más pequeño de lo que era. —Lo siento, por un momento creí que serías Cassey, no pensé que ella nunca llamaría a la puerta, ¿Pasa algo?, ¿Necesitas que baje el volumen?— y ahora él parecía más grande, desarmando toda mi postura del principio.
—No, solo necesitaba algo de ayuda, tus padres me dijeron que debía quedarme en su sofá y quería saber donde podría encontrar las sabanas o algo para pasar la noche— no pude evitar pensar en Cassey, ¿Por qué no le pidió ayuda a ella?, ¿Sera que me prefirió?
—Ven, te guiaré por toda la casa— no era una super mansión, sin embargo, sí que era medianamente grande. Lo lleve por toda la casa, le indique donde se guardaban las toallas y sabanas, así como las habitaciones, el salón y al despacho de papá, finalizando así, en la habitación de invitados en la planta baja. —Aquí es donde puedes quedarte, es mejor que el sofá.
—Pero tu padre me dijo que debía quedarme en su salón— me miró dudoso, claramente no estaba convencido de aceptar mi oferta.
—No te preocupes por ello, yo hablo con él— extendí el brazo, invitándolo nuevamente a entrar en la habitación. Lentamente accedió, entró sujetando una pequeña maleta de mano. —Si necesitas cualquier cosa, no dudes en preguntarme, ¿Vale?— asintió y después de despedirme, salí cerrando la puerta detrás mío.
La noche volvió a cubrir el cielo por completo, haciéndolo de un azul bastante oscuro, manchado de estrellas, aunque eso lo sabría si no estuviera jugando Fornite, con las cortinas de mi habitación cerradas, ignorando las altas horas de la noche. Saliendo solamente al baño o por algo de comida.
—No hagas mucho ruido— una débil voz femenina, acompañada de unas llaves tintineantes, tratando de entrar en la cerradura de la puerta principal. —El idiota puede decirle a mis padres— lentamente me acerque a la puerta principal, abriéndola de golpe.
—Al idiota no le importa tu vida— frente a mi estaba una Cassey ebria acompañada de un chico, que estaba en las misma condiciones. Ambos pasaron de largo ignorando por completo que yo les había abierto la puerta.
Volví a mi habitación, mientras esperaba que mi hermana no hiciera demasiado ruido por la noche, quedando así dormido. Cassey no parecía no haber molestado a nadie, puesto que a la mañana del Domingo, el chico ya no estaba en casa.
El fin de semana había terminado, era el último lunes de Bachillerato, y aunque estaba feliz por ello, la montaña de exámenes que se avecinaba, me desmotivaba por completo.
—Buenos días— aun no me acostumbro a la presencia de un chico que sea amable conmigo. —Quería agradecerte por lo de anoche, así que te prepare comida para tu almuerzo, no es la gran cosa, pero espero pueda ayudarte con tus exámenes, ya sabes, estómago lleno, mente clara— no se porque, me daba la impresión de que parecía nervioso.
—No tendrías porque, solo fue un recorrido, pero gracias— tome la bolsa de papel sobre la encimera de la cocina y salí en dirección al colegio.
Las horas pasaban, mientras los números, preguntas capciosas, históricas y alguna que otra trampa, impresas sobre papeles interminables. Custodiado por una persona mayor que ha dedicado su vida en la enseñanza.
No había más ruido que las hojas pasando y el sonido de alguna que otra respiración o estornudo. Estaba dando lo mejor de mi, basado en lo que llegue a estudiar o captar mientras instruían las clases, teniendo ventaja al no haber conseguido ningún tipo de amigo con el que charlar en las clases.
El descanso había llegado, pensé en irme a donde siempre solía ir, pero era mi época escolar favorita, el baile de graduación y no porque el baile me entusiasme, sino que me gusta ver las propuestas de acompañamiento, sobre todo las rechazadas.
Aunque esta vez hubo algo más que me distrajo. Tomé la bolsa de papel, me dirigí a una zona en el patio central y bajo un árbol abrí el almuerzo que Omar me había preparado. No parecía la gran cosa, había un sándwich, algo de fruta e incluso un jugo de caja, aunque lo que más llamó mi atención fue una nota que se encontraba hasta el fondo.
"Espero tengas un buen día y ojala no te avergüence frente a tus amigos mi almuerzo para crio, que solo se cuidar de niños pequeños.
PD: Buenas suerte con esos exámenes.
—Omar"
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Entre Las Estrellas.
Ficção AdolescenteMellizos que tal vez en algún momento fueron inseparables, pero siempre hay una grieta en las relaciones. Y la de ellos fue cuando ella descubrió su don con la música, dejándolo a el atrás sin poseer ningún talento. Creció solo, viendo desde las gr...