Chase.
Su piel despertaba a lado de la mía, tranquila y serena ante el huracán de emociones de unas horas atrás. Miraba su rostro descansar, tratando de analizar porque una persona le haría daño a alguien como él.
Y entonces los pensamientos volvían a mí cabeza, ¿Estaba realmente preparado para él? ¿Soy lo que necesita? ¿Y si necesita a alguien más fuerte?
Me levanté de la cama, evitando que se diera cuenta, camino al baño, donde al mirarme al espejo, pude darme cuenta de mi aspecto; mi cabello estaba desarreglado, mis labios y comisura manchadas de saliva, ojeras marcadas, sin mencionar el dolor de cabeza.
¿Era esto lo que él merecía para ser feliz, a un completo desastre?, ¿Hasta qué punto no era un simple adolescente inexperto en cualquier cosa que tenga que ver con la vida real?
—Buenos días— se mostró de pie, recargado en el marco de la puerta, aún usando solo ropa interior. —¿Todo bien? no tienes un buen aspecto— pregunto, ignorando por completo sus ojos un tanto rojos, el cabello alborotado y sobre todo la baba proveniente de la comisura de su boca.
—Es mi segunda resaca, creo que voy mejorando— me burle. —Aunque también fue una noche dura— mencioné.
—Si, pero nada que una ducha no resuelva— entro por completo al baño, como si estuviera por tomar un baño en ese momento, sin importar mi presencia ahí.
—¿Juntos?— le pregunté nervioso. Sentía mi estómago estremecerse en nervios, "mariposas" les llamaban. —No, ¿Quieres que salga?— no lo deje responder, la misma sensación me hacía hablar lo suficientemente rápido para no dejarlo hablar. —Voy a salir— tomé el pomo de la puerta, pero al hacerlo me detuvo.
—Si quieres puedes quedarte— se desnudo por completo y entró en la ducha, cerrando la división que separaba a la regadera del resto de la habitación, dejando ver sólo su silueta distorsionada del otro lado.
Con los nervios a flor de piel, las manos temblorosas y con mi piel desnuda. Torpemente tomé la división y la abrí, entrando junto a él en la ducha.
Sin despegar la vista del suelo me acerqué a él, esperando no ser rechazado o haber entendido mal el mensaje. Sus manos me tomaron por los hombros y me acercaron más a él, comenzando a mojar mi cabello ante el agua. Hábilmente me tomó por la barbilla, alzando mi rostro, dejándome mirar todo su cuerpo desnudo frente a mi, hasta llegar a su rostro.
—Eres hermoso— declaró. —Eres como un pequeño dios griego— volvió a declarar, generando una tonta risa avergonzada de mi parte. —Es que, eres perfecto— continuó.
—Basta, solo haces que me de vergüenza estar aquí— le sonreí, ganando una sonrisa de su parte. —Tu si eres muy hermoso— confesé, mirándolo directamente a los ojos.
Sin soltar mi barbilla una de sus manos se hizo paso a mi nuca, sujetándola con fuerza acercándome a su rostro para besarme. Fue inesperado, incluso me había tomado por sorpresa, sin embargo, correspondí al instante.
Sujetando su pecho, entorpeciendo mis manos por la cercanía. Era excesiva, pero apasionante, su piel desnuda rozaba con la mía, mientras que el agua nos mojaba por completo.
Sus manos recorrían mi cuerpo con sutileza, mientras que las mías nos impedían separarnos. Sentir como me recorría y la dulzura en cómo lo hacía, me hicieron pensar que era el momento adecuado. Ambos estamos desnudos, sus labios le demostraban a los míos la pasión que su cuerpo experimentaba, el mío cada vez estaba más caliente y cerca del suyo.
—¿Quieres hacerlo aquí?— le pregunté entre jadeos. Y aunque su cuerpo me decía que sí, sus labios respondieron que no.
—No, no aquí— hábil cerró la llave de agua y con fuerza me tomó por el trasero, rodeándolo por la cintura con ayuda de mis piernas. —Vayamos a un lugar más cómodo— con estrategia salió del cuarto de baño, llevándome en brazos, hasta su cama. Donde sutilmente me dejo caer.

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Entre Las Estrellas.
Novela JuvenilMellizos que tal vez en algún momento fueron inseparables, pero siempre hay una grieta en las relaciones. Y la de ellos fue cuando ella descubrió su don con la música, dejándolo a el atrás sin poseer ningún talento. Creció solo, viendo desde las gr...