Capitulo 10

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Desperté recargado frente a la puerta, mi teléfono estaba muerto así que lo puse a cargar.

No escuchaba nada en la casa así que decidí mover el ropero, cuando abrí la puerta estaba mi hermano sentado con un plato de comida lleno y el otro en la mano casi vacío, estaba dormido, lo que quería decir que se quedo dormido en la puerta y Linda le había traído comida.

Lo golpe con mi pie en su pierna, él se despertó de un golpe y tiró la comida al suelo.

—Muy bien Derek —me burlé.

—Ya terminaste de hacer tu berrinche —dijo algo molesto.

—Tu dime ya se fue papá y los demás —pregunté.

—Si ya se fueron todos, se fueron a casa de la madre de Linda.

—Bien, ¿Tu no vas a ir al hospital? —pregunté pues ya era tarde.

—Si, pero si no me dejas entrar a bañarme y vestirme no puedo —se quejó.

Abrí la puerta para que entrara, tomo su ropa interior y se metió a la ducha.

Mi teléfono empezó a sonar, 15 llamadas perdidas de Bea y dos los de padres de Thomas.

Tenía 3 mensajes de voz que decidí escuchar.

"Hola Matt no encuentro a Thomas, salió de su casa, ¿Está contigo?"

"Matt por favor responde, no puedo encontrar a Thomas"

"Seguimos sin encontrarlo, si lo ves por favor llama"

Me asuste demasiado, tenía que hacer algo.

—Derek necesito que me lleves a casa de Bea ahora mismo —grite nervioso.

—Matt me estoy bañando deja que termine —respondió calmado.

—Si no sales juro que me llevo el coche —lo apure.

—Matt espera a que termine —me pidió frustrado.

Salí de la casa corriendo, cuando entre en el coche vi salir a Derek con una toalla amarrada por la cintura, con jabón en la cabeza.

—¡Para el coche! —exclamó molesto.

No hice caso, llegué a la casa de Bea en cuestión de minutos.

Cuando llegue toqué el timbre, ella me abrazo y luego me dió una bofetada.

—¡Por que no contestabas el teléfono! —exclamó furiosa.

—Lo siento me quede dormido —me disculpe.

—Venga entra, esta helando —me dijo dejándome pasar.

Nos quedamos parados en la puerta, la casa de Bea es muy grande y con un estilo moderno.

Me quedé mirando, era obvio que ella también era rica, me ofreció una taza de chocolate caliente y nos dirigimos a la cocina.

—¿Qué pasó con Thomas? —pregunté por fin.

—Al parecer  después de la cena desapareció, como no han pasado veinticuatro horas la policía no hará nada, sus padre salieron a buscarlo, yo lo busque en la noche pero no lo encontré —explicó algo triste.

—Tranquila él estará bien —la calme.

Nos quedamos en silencio un rato hasta que el timbre sonó.

Bea y yo fuimos, al abrir frente a nosotros estaba un Thomas cansado que apenas se podía sostener de pie.

—Tommy —dijo Bea preocupada.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora