Capitulo 8

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Cuando llegue a mi primera clase Bea y Thomas estaban sentados, uno adelante del otro.

Me senté a lado de Thomas, Bea cerro fuerte su libro y salió de la clase, se veía enojada.

—¿Que le pasa? —pregunté confundido.

—Hoy llegan los chicos de intercambio —respondió sin importancia.

—¿Y eso es malo? —pregunté más confundido.

—Algo así, regresan los que se fueron el año pasado, entre ellos están dos amigos nuestros y su prima —explicó.

—No debería de estar emocionada —deduje algo confundido.

—Bueno digamos que su prima no es su persona favorita —me confesó.

—Ella es un demonio, es hija de lucifer —exclamó ella gritándonos desde la puerta del salón.

—Oh vamos Bea no puede ser tan mala —la anime.

—Eso crees, cuando teníamos dos años le quitó todas las cabezas a todas mis muñecas, a los cinco años me marcó la cara con plumones permanentes, dure toda la semana pintada y a los siete en mi cumpleaños exploto el inflable de castillo, Thomas se quedo sordo por casi un mes, sin olvidar el accidente de hace unos años.

Thomas se toco la nuca nostálgico.

—Todavía sueño con eso —comentó asustado.

—Bueno tal vez si sea la hija lucifer —acepte, no sonaba nada bien.

—Es la persona más malévola que pueda existir y pasara dos semanas antes de irse de aquí —se quejó.

El profesor llegó y empezó a dar su clase, antes de la salida daríamos la bienvenida a los chicos del intercambio que regresaban tras un año de estudios fuera.

Nos reunieron a todos en el salón de eventos y el director empezó a dar la bienvenida a todos, después de dos horas la ceremonia terminó, Bea suspiro y se acercó a su prima, Thomas y yo detrás de ella y podría decir que fue la actuación más buena que e visto.

Ella corrió con alegría hacia su prima, la abrazo y su prima se lo devolvió con tanto amor que parecía verdad.

—Rubí como estas, tienes que contarme todo has cambiado demasiado —sonrió ella bastante.

—Tu también Bea, tenemos tanto de que hablar —sonrió— Thomas que gustó verte, a ti también veo que te a crecido el cabello —dijo en una forma burlona.

Thomas se tocó la nuca y sonrió.

—¿Y el quien es? —preguntó mirándome de arriba a bajo.

—El bueno, el es Matt mi novio —sonrió.

Me quede sorprendido pero no más que Thomas, estaba comiendo una barra cuando casi se ahoga con ella.

—Que bueno que te conseguiste uno, este no esta tan mal como el pasado, tiene lindos ojos —me guiño un ojo.

—Lo sé, pero ahora nos vamos si, los veo mañana chicos —se despidió.

—Espera no nos vas a llevar —dijo él algo confundido.

—Hoy no Thomas —le gritó.

Ella se acercó para despedirse y me beso en los labios, un beso largo.

—Hablamos luego —me susurra al oído.

Se fue jalando a su prima de la mano, me quede ahí parado.

—Bueno pues vamos a mi casa —dijo Thomas abrumado.

—Ajá —dije sin prestar atención, seguía confundido.

Llegamos a su casa y no había nadie, jugamos un rato videojuegos cuando Bea entro a la habitación.

—Hola chicos —saludó.

—¿Cómo entraste? —pregunté confundido.

—Tiene una llave de la casa y de mi cuarto —contestó Thomas sin despejar la mirada de el juego.

—¿Matt podemos hablar? —pidió.

—Claro —de verdad lo necesitaba.

Nos quedamos callados por un momento.

—A solas —exclamó.

—Bien —dijo Thomas molesto— total que ni me importaba lo que ibas a decirle.

Thomas salió y Bea y yo nos sentamos en la cama.

Ella se quedo un rato mirando al vacío y luego tomó un portarretratos que estaba en uno de los muebles.

Era ella y Thomas cuando eran pequeños, ella traía un disfraz de princesa y una corona rosa y Thomas, bueno Thomas no sabía que era muy bien.

Ella la contemplo por un buen rato.

—¿Qué pasa? —pregunté confundido.

—Necesito que finjas ser mi novio por dos semanas, solo hasta que se largue mi prima —pidió nerviosa.

—Está bien —acepte pues no perdía nada— pero dime que pasa con esa foto.

—¿Qué? —preguntó confundida.

—Te has quedado viéndola durante un muy buen rato —explique.

—Era Halloween —empezó a contar— e iba a ver un concurso de disfraces, yo estaba tan emocionada, convencí a Bryan de que me hiciera el disfraz, yo tenía cinco años y Thomas cuatro a él no le interesaba mucho, bueno ni siquiera se quiso disfrazar —sonrió— el día del concurso llego, me veía muy linda con ese hermoso disfraz de princesa, Thomas decidió ser un súper héroe o eso intentó, aunque no iba a participar se quedo sentado comiéndose toda su bolsa de dulces y la mía también.

—Si suena a Thomas —dije burlón, ella sonrió pero luego se borró su sonrisa.

—Cuando estaba detrás con las otras niñas mi prima llego con un disfraz de la mujer maravilla, ella decidió que yo no era demasiado bonita para llevar ese traje, así que tomó un marcador y empezó a dibujar sobre mí, no concurse, lo peor es que ella ganó el concurso —dijo triste— cuando mi madre me pregunto que le había pasado a mi vestido no supe que decir, así que me puse a llorar como por tres horas, desde ese día juré que nada de lo que me hiciera me afectaría y sería mejor que ella en todo.

—¿Y qué pasó después? —pregunté intrigado.

—Después Thomas se enfermo por comer tanto dulce —sonrió.

—Me refería a tu prima —corregí sonriéndole.

—Siempre que me hacia algo demostraba que no me afectaba, buscaba la manera de mejorarlo, cuando me marco de plumón me llevaron a un tratamiento facial y me quedo divina la piel, cuando exploto el inflable me compraron un brincolín —sonrió.

—Eso suena bien —dije, en mi vida había tenido uno.

—Claro sin contar que me quede sordo por un mes y calvo también —interrumpió Thomas entrando a al cuarto con un jugo de cuadro.

—Bien sin contar eso, ahora volveré a mi casa los veré mañana —se despidió.

—Adiós —nos despedimos al unísono.

Jugamos un rato más y después bajamos para que me llevara a mi casa, su padre hablaba por teléfono y nos hizo una señal para que lo esperara.

—Hable con tu madrastra, es muy linda los invite a cenar mañana —sonrió emocionado.

—Que hiciste que papá —exclamó algo molesto.

—Oh vamos, quiero conocer a sus padre es el primer amigo que traes, aparté trabajare para ellos —sonrió animado.

—¿De verdad? —pregunté confundido.

—Si bueno agrandarán la estación de bomberos y tu madre fue la que hablo conmigo —sonrió.

—No se sí sea buena idea —dijo Thomas nervioso.

—Pues ya esta hecho, a las siete —me dijo entusiasmado.

Salí de la casa asombrado, sabía que no sería una buena cena.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora