Capitulo 28

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Mi cumpleaños se acercaba cada vez más, cumpliría los 17 así que podría tener mi permiso de conducir, claro con una persona mayor.

Un fin de semana antes estaba en cama con la pijama puesta, mi hermano estaba en su cama ambos veíamos un programa que solo a Derek le gustaba pues el programa anterior lo había escogido yo.

—Derek —lo llame.

—¿Qué? —preguntó molesto por qué interrumpía su programa.

—El viernes es mi cumpleaños —dije sentándome en la cama.

—Aja y que quieres que haga, una fiesta, un pastel, un inflable —se burló.

—No —puse los ojos en blanco— quiero que me enseñes a conducir —pedí nervioso.

Él apago la televisión y se sentó.

—Haber Matti recuerdas la vez que te enseñe andar en bici —me recordó.

—Vamos no estuvo tan mal —mentí.

—Matt te estrellaste contra un choche y te rompiste el brazo, creo que aún no estás listo para andar en coche —explicó decidido.

—Oh vamos Derek tenía cinco años —dije tratando de convencerlo.

—No tenías cinco Matt fue hace cinco años -exclamó molesto prendiendo la televisión.

—Ándale si por favor —pedí.

—Que no —contestó molesto.

—Por favor —chille.

—No y déjame ver mi programa —se quejó.

Después de una hora de rogar accedió ayudarme así que al día siguiente tomamos su coche.

Él me enseñó a "conducir" pero después de una hora comprendí que no era yo, mi hermano era un asco manejando.

—¡Que no así no! —exclamó molesto.

—Bueno tal vez si dejas de gritarme lo podría hacer —conteste yo también molesto.

—Matt cállate y pon reversa —dijo frustrado.

—Bien —grite aunque sin fijarme golpe el coche de atrás, mire a mi hermano con una pequeña sonrisa, él solo me miraba con odio.

—Largo —exclamó molesto.

—Está bien —dije sin hacer un drama, tal vez no era una buena idea.

A la mañana siguiente en la escuela todo iba normal.

—Cómo está el cumpleañero —saludó Bea besándome.

—Mi amor ya lo hablamos mi cumpleaños es el viernes —le recordé.

—Lo sé, no puedo estar más emocionada —exclamó moviendo las manos— vamos dime qué vas a querer y Thomas y yo te lo daremos —dijo sonriendo.

—Habla por ti yo ya tengo el regalo  —sonrió recargándose en los casilleros.

—Tommy calcetines de regalo no es una buena opción —dijo Bea fulminándolo con la mirada.

—Bien cambiare el regalo —expreso molesto, yo solo reí.

—Lo único que quiero es aprender a conducir —conteste frustrado.

—Bea es buena enseñando, no te matará así que puede enseñarte bien —sugirió Thomas.

—Es una buena idea —sonrió Bea— te párese saliendo de la escuela.

—Claro —conteste nervioso.

Para la tarde nos encontrábamos los tres en el auto de Bea.

—¿Estás segura? —pregunté tras el volante— tu coche es muy lindo.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora