Capitulo 34

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El funeral de Thomas sería al día siguiente, mi hermano no estaba seguro de que fuera pues aunque estaba "bien" no quería arriesgarse a que me pasara algo.

—Tengo que ir —asegure.

—Matti se que quieres ir pero estas mal, si es una desgracia lo de tu amigo pero tienes que cuidarte —exclamó arreglando algunas cosas.

—Derek tengo que ir, si no voy jamás me lo perdonaré —dije triste— tengo que hacerlo.

—Aún no te dan el alta, no lo entiendes Matt pudiste haber muerto —exclamó frustrado— pude perderte.

—Exacto pero no fui yo fue él, tengo que estar con mi amigo —grité.

Él suspiro frustrado y salió de la habitación pero volvió después de un rato.

Conseguí que me dejaran salir para ir a su funeral, me puse el traje que había usado en la boda de mi madre, aún me costaba caminar y la herida en el abdomen me hacía sentir terrible.

El funeral fue en su casa, mi hermano me acompañó aunque yo quería ir solo.

Al llegar me encontré con muchas caras conocidas, ninguna de ellas era su amiga de verdad, la mayoría solo había cruzado palabra con el alguna vez pero ninguno lo conocía de verdad.

Sus padres se veían destrozados, yo no quería hablar con ellos pues solo era el recordatorio del accidente en el que su hijo murió.

Me senté en el sofá en el que alguna vez nos peleamos, veía a las personas mirarme, incluso vi a Bea.

Ella se veía igual de destrozada, necesitaba un hombro en que llorar, ese hombro que alguna vez fue el de Thomas, ese hombro que debí ser yo pero ella había decidido culparme y aunque en el fondo yo sabía que era verdad no podía aceptarlo.

Era una pena que no quisiera hablar conmigo pues aún la amaba.

Una voz me saco de mis pensamientos.

—Tu debes ser Matt —me dijo una mujer, aún era joven, era de tes blanca y ojos castaños con cabello negro muy lacio.

—Si —conteste, ella me tendió la mano.

—Kendall —se presentó con una sonrisa disimulada.

—Eres la hermana de Thomas —exclamé asombrado— lo siento —fue lo único que pude decir.

Ella sonrió tristemente.

—Eres tal y como te describió —contestó con nostalgia.

—¿Qué? —pregunte confundido.

—Él siempre hablaba de ti Matt, eras su primer amigo en años, el siempre me decía que ya necesitaba uno —comentó riendo— que se volvería loco entre tantas mujeres en su vida, él era muy especial.

Ella continuó, yo quería que parara pero solo quería hablar de su hermano.

—Desde el momento que llegó a esta casa siempre estaba sonriendo, podía ser un poco molesto a veces pero siempre estaba si lo necesitabas —expresó para después llorar.

—Él te quería mucho —le dije para animarla— siempre hablaba de lo grandiosa que era su hermana.

Ella soltó una pequeña risa que continuó con lagrimas.

—Ven —me dijo tomando mi mano.

La seguí aunque iba un poco lento, llegamos a la sala donde estaba el ataúd, al vernos todos salieron.

—Desde que llegaste no has ido a verlo —comentó cansada— yo tampoco lo e hecho y no hay por qué hacerlo solo.

No quería verlo en realidad por que quería recordarlo tal y como era pero ella me llevó hasta ahí, era tan extraño, nunca lo había visto tan callado, ni cuando dormía estaba callado pues solía hablar dormido.

Ahora si la habitación estaba en completo silencio, se podía escuchar nuestras respiraciones.

Él estaba acostado en el ataúd, llevaba puesto un saco y pantalón de un traje muy elegante pero bajo el traje traía la playera del uniforme del equipo.

En su mano tenía una foto, la reconocí pues era la foto que nos habíamos tomado hace un par de semanas, en la foto salían los padres de Tommy, Bea y yo.

Ella comenzó a llorar, se recargó en mi hombro pues lo necesitaba, yo igual llore, era tan extraño

Sus padres llegaron después, ella se quedó con sus padre yo solo le pude decir adiós.

El entierro fue por la tarde, sus padres hablaron, su hermana hablo incluso el entrenador hablo.

Él no sólo había perdido a su mejor jugador, Tommy par él era como un hijo.

Yo no me sentía bien para hablar así que no lo hice.

Bea trató de hacerlo pero no pudo, a mitad de su discurso empezó a llorar y no pudo terminar.

Todos lloraban pero yo no, por alguna razón ya no podía hacerlo.

Cuando empezaron a enterrarlo me invadió una rabia terrible, odiaba esto, odiaba haber ido a esa fiesta, odiaba al maldito ciervo que se cruzó en nuestro camino, odiaba este lugar y odiaba no estar muerto.

Al final me acerqué a sus padres.

—Me alegro de que vinieras Matt —dijo Dave acompañado de su esposo.

—Antes de desmayarme él me dijo... me pidió que les dijera que los amaba —conté triste.

—No entiendo —expresó Bryan que estaba recargado en el hombro de su esposo.

—Antes de desmayarme en el accidente —conté con la voz entrecortada— cuando él seguía vivo me pidió que les dijera que los amaba... ustedes fueron los mejores padres que pudo haber tenido y estaba agradecido por eso.

Una sonrisa se dibujo en sus rostros.

—Gracias Matti, por favor no dejes de visitarnos —pidió Bryan.

—No lo haré —conteste.

Ellos me abrazaron para después seguir mi camino.

Mi hermano me estaba esperando ya para devolverme al hospital pero antes me topé con alguien que nunca pensé que estaría ahí.

—¿Qué haces aquí Devon? —pregunté molesto.

—Supe lo de la muerte de Thomas —contestó se notaba triste.

—Y —exclamé molesto.

—Tenía que despedirme —confesó.

—Le gritaste marica, lo trataste mal, metiste plumas rosadas a su casillero, sin contar de que casi me matas y estás aquí para "despedirte" —grité molesto— que hipócrita eres.

—Yo lo amaba —susurró.

Me quede pensando hasta que lo entendí, él era el que se había hecho novio de Bea, lo había mantenido en secreto.

—Lo molestabas por tener padres gay cuando tú eres gay, que cobarde eres —expresé.

—No sabía cómo manejarlo Matt, tú no sabes lo que es ser gay, no podía aceptarlo —me gritó molesto.

—Tienes razón no lo sé pero si sé que no deberías estar aquí —dije— sabes él pudo haber dicho la verdad pero nunca lo hizo por qué era bueno, tú simplemente eres un idiota así que por favor largo de aquí.

—Lo siento —dijo él.

Mi hermano estaba ahí con una sonrisa triste, me abrazo y me llevó de vuelta al hospital.

Los doctores decían que estaba fuera de peligro, que era un milagro que no estuviera muerto aunque en esos momentos era lo único que quería.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora