Capitulo 30

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Después del drama de mi hermano me quede dormido, por la mañana desperté y mi hermano estaba ahí azotando las cosas para hacer ruido y no dejarme dormir en paz.

—Derek —lo llame medio adormilado.

—Se me hace tarde —contestó sin mirarme.

—Derek por favor —le dije triste.

Él me miró pero suspiro cansado.

—Ve a la escuela quieres y no te metas en problemas —susurro saliendo de la habitación.

Me levante molesto pero me lo había ganado, me vestí y me fui a la escuela caminando pues mi hermano no me llevaría y no planeaba irme con mi padre ni de broma.

Tenía clase de historia y no estaba muy feliz, al entrar un libro asesino me golpeó en la cabeza.

—Auch —exclamé desanimado.

—Lo siento mi amor pero estorbas mi tiro podrías moverte —sonrió siempre tan linda como siempre.

—¿Qué ocurre aquí? —pregunté confundido.

—Que Bea se a vuelto loca —exclamó Thomas del otro lado de la habitación.

—Oh tú cállate idiota —gritó muy enojada, aventando otro libro que claro Thomas esquivó, lo mire él solo reía.

—¿Ahora que hiciste? —pregunté, él solo sonrió.

—Este estupido me inscribió al concurso de belleza de la escuela —gruñó molesta.

—Oh vamos será divertido —sonrió, él ya no pude evitar reír.

Bea no era el tipo de chicas que se maquillaba o vestía ropa cara ni presumía de su buen cuerpo, verla en un concurso de belleza era algo que nunca había pasado por mi cabeza.

—No te rías Matt Dawson —gritó ella fulminándome con la mirada.

—Lo siento pero es muy gracioso —contesté riendo.

—Que bueno que les cause gracia a los dos por qué ustedes serán mis ayudantes —exclamó furiosa saliendo del salón de clases.

—Eso no es nada bueno verdad —dije preocupado.

—No... no lo es —suspiro más preocupado.

Bea suele ser muy dulce pero en el momento en que se pone a mandar preferiría no estar cerca de ella.

Nunca pensé decir esto pero los concursos de belleza no son tan malos, pasas un par de horas viendo a chicas lindas, la mayor parte del tiempo en bañador.

Lejos de casi intoxicarme por tanto spray para cabello estoy bastante bien, estábamos a unos días de él concurso y Bea estaba como loca, habíamos ido a tantos centros comerciales en un solo día que si volvía a ver brillantes vomitaría.

Estábamos buscando los zapatos para la gala, Thomas y yo nos encontramos sentados rendidos en el sillón, habíamos caminando tanto.

Thomas se estaba quedando dormido en el sillón cuando Bea salió del probador.

—¿Y bien que tal estos? —pregunto saliendo con unos tacones no tan altos con brillantes blancos y rosados.

—Lindos —conteste mirando los brillantes que estaba empezando a darme nauseas.

—No lo sé tú qué dices Tommy —preguntó Bea pero él ya estaba dormido.

—Thomas —exclamo gritándole, él despertó asustado.

—Si son lindos —contestó sin saber que pasaban.

—Yo creo que son perfectos —sonrió la señora que nos ayudaba.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora