Capitulo 13

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Hoy tenía que ir a la escuela y por más que quisiera quedarme en cama mi padre no me dejaría.

Intenté todo lo que pude pero no me dejo, al parecer seguía enojado conmigo por lo de la fiesta.

Llegué a la escuela temprano, entré al salón y fue cuando vi la cosa mas rara, Bea y Thomas separados.

Bea estaba hasta adelante y Thomas estaba durmiendo al fondo del salón, me acerque a Thomas por que no sabía de que humor estaba Bea y no quería averiguarlo.

Desperté a Thomas golpeando mi libro contra su cabeza.

—Que demonios te pasa, que no sabes que no debes despertar a alguien cuando esta durmiendo en clase —se quejó.

—No —dije serio.

—Bien ahora déjame dormir —exclamó.

Se recostó en la mesa y después de dar mil vueltas en la banca me miro con cara de odio.

—Perfecto ya no puedo dormir —me miró molesto.

—De nada, ¿Por que no estas con Bea? —pregunté confundido.

—Todavía no sabes verdad —dijo asombrado.

—¿Saber que? —pregunté más confundido.

—Lo que ocurrió en la fiesta —contestó arqueando la ceja.

—No lo se, solo recuerdo haber vomitado —confesé.

—Después de que saliste Rubí se subió a la mesa y grito algo —confesó algo dolido.

—¿Qué pasó? —pregunté nervioso.

En eso el timbre sonó y todos empezaron a entrar al salón, la clase empezó.

A la hora del almuerzo no encontraba a ninguno de los chicos así que me senté en mi mesa habitual, tiempo después llegó Thomas, se sentó y empezó a almorzar.

Después entro Bea y se sentó, no dijeron nada era tan incómodo, el tiempo de almuerzo estaba por terminar cuando no pude más.

—Por que están enojados —exclamé confundido.

Ambos me miraron y solo rieron.

—Ay Matt —susurró Bea.

Ambos salieron del comedor, me quede sentado cuando una chica rara se me acercó, media casi dos metros, y no exageró yo era alto pero ella me sacaba casi dos cabezas, tenía la espalda muy ancha, el cabello le llegaba a la cintura, era rubia y súper pecosa,
se vestía muy raro.

Ella venía acompañada de otra chica morena que apenas le llegaba los hombros y aún así esa chica era un poco más alta que yo, se sentaron en la misma mesa.

—Hola —salude yo con voz tímida, estaba impresionado con el tamaño de esa chica.

—Somos Eva y Kira —se presentaron.

—Si bueno y se les ofrece algo —dije nervioso.

—No solo que vimos que había lugar, la verdad es que estamos cansadas de quedarnos paradas —sonrió la menor.

—Ya bueno, se pueden quedar en la mesa yo ya me iba —conteste

—Espera de verdad no sabes lo que paso con tus amigos cierto —se burlo la alta.

—¿Tu si? —pregunté sorprendido.

—Toda la escuela lo sabe —dijo la morena.

—¿Qué pasó? —pregunté intrigado.

—Bueno en la fiesta después de que desaparecieran tu y Bea, Rubí se subió a la mesa y empezó a gritar lo de los padres de Thomas, y lo de su hermana —me contaron.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora