El baldazo de agua fría hizo que Ian pegara un grito, igual que el resto de los acompañantes.
—¿Ves? Te dije que iba a ser gracioso.
Ian estrechó los ojos e intentó dar un paso cuando advirtió que estaba sentado en una tosca silla de madera, atado de pies y manos, de igual modo que Orel, Mayka, Jared y Azali. Habían sobrevivido a la tormenta de arena y estaban en la mansión de Casablanca.
Frente a ellos se encontraban Anael y Bryce. El ángel estaba sentado cómodamente y bebía una copa de vino, mientras que el demonio dejaba el balde con agua congelada después de haber despertado a todos y dejarlos al borde del infarto. Llevaban vendas, lo cual significaba que habían recibido algún tratamiento médico.
—¿Cómo llegaron aquí? —le preguntó Mayka, desesperada, a Bryce.
—Soy difícil de matar, cariño. Ya deberías saberlo.
Mayka negó. El viento afuera hacía estragos, llevando por delante todo lo que se movía.
—¿Ustedes nos atacaron?
—No, abogado —contestó Anael, y se cruzó de brazos—. Deben haber sido los mismos que intentaron matarnos a nosotros.
—¿Qué?
—Al parecer, las hermanitas Charpentier están algo enojadas debido a que los resultados estaban demorando, por lo que contrataron a otros tipos para asesinarnos a nosotros y luego a ustedes —explicó Bryce.
—¿Quién te lo dijo?
—El tipo que capturamos.
—¿Y dónde está él?
—¿Cuál parte, abogado?
Azali movía las cuerdas de tal manera que poco a poco empezaban a ceder. Pronto estaría libre, solo había que entretener a los idiotas unos minutos más.
—Fue fácil encontrar la residencia. Es linda, de verdad —comentó Bryce.
—¿Y los empleados? —inquirió Mayka
—Tuvieron que irse. —Bryce se encogió de hombros y tomó asiento en uno de los sillones.
—¿Los mataste? ¡Ellos eran inocentes!
—Acabo de decirte que se fueron —aclaró—. A diferencia de tu familia, yo no mato a sangre fría a empleados inocentes.
Mayka se tragó la lengua. El puñetazo emocional que había recibido de parte de Bryce era enorme.
—¿Por qué nos trajeron aquí? Pudiste habernos dejado en el desierto. Era una muerte segura.
—No tan divertida. —Bryce sonrió y sacó la daga que siempre llevaba con él.
En ese instante Azali se puso de pie y se fue contra él. Anael aplaudió por la destreza.
—Eso es lo que tienen los de las fuerzas especiales; nunca dejan de sorprenderte. —Rio mientras su hermano luchaba con él.
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IAN - T.C Libro 2 (Romance gay +18)
Romance¿Hay amores que nos marcan, sin importar el tiempo, la distancia y las personas que vengan después? Ian Callum conoce ese sentimiento. Un dolor inmenso recorre su cuerpo cada vez que esos ojos miel vuelven a su mente, aun sabiendo que no tiene nada...