Frankfurt, Alemania
El lubricante resbaló por la entrada que venía siendo estimulada desde hacía horas. El hombre se contrajo al sentir el vibrador entrar en él de nuevo. La cabeza de su pene era capturada una vez más por esa boca que nunca le daba respiro. Sus ojos miel se enfocaron en el techo color cemento, sintiendo la lengua que se enredaba en cada pliegue de su enorme verga.
—Me sorprendes, teniente. —El hombre le daba chupaditas al glande—. Al menos antes fingías que no te agradaba tanto.
—Deja de llamarme así, idiota. —Un gemido cortó un nuevo insulto. Jared presionó el vibrador con más fuerza en su interior—. Es ahí...
—¿Ahí? ¿Seguro?
—Ven aquí, maldita sea.
El hombre lo sujetó del cabello e hizo que abandonara la posición ahí abajo para subir y devorarle la boca.
—Azali...
—Idiota —musitó el hombre color chocolate perdiéndose en su boca por enésima vez.
Llevaban en la cama dos días. Azali creyó que eso ni siquiera era una luna de miel. Él había tenido una; alternaba paseos con su pareja más allá del sexo enloquecedor. Con Jared Callum todo se trataba de lo mismo: embestidas, gemidos, gruñidos y fluidos mezclados.
La historia había comenzado como una locura. Azali era miembro de un grupo de ex fuerzas especiales, el cual había rescatado a dos hombres en Myanmar. Jared resultó ser el piloto al cual debieron recurrir cuando las cosas se complicaron. Después de eso, se encontraron de nuevo, ambos sirviendo de apoyo a Dominic Callum en Rusia, y a partir de ese momento el destino del exteniente Azali Mohambi quedó sellado. Un encuentro furtivo en Yakutsk, una ciudad perdida de Siberia, y a ese le siguieron encuentros en prácticamente todos los hoteles de Europa. Jared halló en su nuevo amante un hombre que no temía experimentar, que se animaba a todo a pesar de negarse al principio. Ambos sabían que esta relación tenía fecha de caducidad. Jared era un alma libre y Azali, un hombre casado. Una relación de amantes encubierta por un trabajo tras otro que siempre terminaba en lo mismo: sexo.
—Date la vuelta. Te quiero en cuatro —gruñó Jared en el oído de su amante.
El teniente, perdido en la lujuria, se humedeció los labios e hizo lo que le pidió.
Siempre se rendía a Jared. Azali había aprendido que a veces la mejor opción era evitar la confrontación, sobre todo cuando lo que venía después era un potente orgasmo que dejaba sus caderas haciendo espasmos.
Azali se giró en la cama, abrió sus piernas y apoyó sus codos y antebrazos en el suave y mullido colchón mientras veía a su amante prepararse para embestirlo. Habían dejado de usar condón hacía varios meses, cuando Jared le pidió que fueran exclusivos. Eso había sido bastante sencillo para Azali, ya que las pocas veces que regresaba a casa su esposa no deseaba hacer el amor con él. ¿Lo engañaba? Tal vez, pero ¿quién podría juzgarla por hacerlo?
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IAN - T.C Libro 2 (Romance gay +18)
Romance¿Hay amores que nos marcan, sin importar el tiempo, la distancia y las personas que vengan después? Ian Callum conoce ese sentimiento. Un dolor inmenso recorre su cuerpo cada vez que esos ojos miel vuelven a su mente, aun sabiendo que no tiene nada...