Frente a frente, como jamás lo habían estado, listos para matar o morir, era así como sus corazones latían.
—Mora no solo era mi novia, era mi vida —comenzó Jared, revelando su corazón a su hermano—. Fue todo lo que amé. Me enseñó a creer en mí, en que, a pesar de la mierda, no solo era un bastardo, sino también un ser humano que merecía amor.
El viento sopló una vez más. En la pared, la imagen de la mujer en un río recogiendo agua dejó sus piernas trémulas. El cabello rubio volaba en medio de la brisa cuando corrían por el bosque, cuando se escondían y se robaban besos, cuando Jared era solo eso, un muchacho enamorado.
—Lamento que hayas tenido que pasar por semejante dolor —dijo Ian sin saber cómo consolarlo frente a una situación irreversible.
—Dolor —rio mientras la pensaba—. Es un palabra tan tonta e insípida para explicar cuándo se te desgarra el alma.
Jared metió las manos en los bolsillos, del mismo modo que Ian, quien se mantenía alejado, dejando a ese ser que parecía de hielo derretirse al calor de la miseria ineluctable de la situación.
—Jared...
—Dime qué sucedió. —Le dio la espalda.
Ian palideció.
—¿Qué?
—Estuviste ahí, ¿verdad? —Conocía de antemano la respuesta.
Ian tragó saliva y el sudor comenzó a salir a borbotones.
—Sí.
Ian fue testigo de cómo Jared se desmoronaba en llanto en ese segundo. La muerte no perdonaba cuando los Callum rondaban, y la pobre Mora lo había aprendido de la forma difícil.
—Cuéntame qué sucedió —pidió—. Me quitaron al amor de mi vida. Creo que merezco una explicación después de quince años, ¿no crees?
—Te contaré todo —declaró Ian—, y a partir de allí todo será tu decisión.
Ese miércoles la casa estaba convulsionada. Todo el silencio sepulcral se había roto por una noticia que no alcanzaba a comprender. Tenía 25 años en ese momento. Bajé las escaleras de la mansión y me encontré a papá con el abuelo hablando en susurros. Algo malo había sucedido, pero ninguno estaba muy seguro de hacerme partícipe del hecho, ni a mí ni a los demás.
—¡Ian! —El abuelo quiso mostrarse amable.
Sonreí cordial y educado. El Ian que todos conocían.
—Debemos hablar —dijo papá.
Me sostuvo del brazo e hizo una seña para que lo acompañara a su despacho.
Ingresamos los tres. Me senté, y ellos quedaron dando vueltas. Al parecer, no encontraban las palabras necesarias.
—¿Hice algo mal?
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IAN - T.C Libro 2 (Romance gay +18)
Romance¿Hay amores que nos marcan, sin importar el tiempo, la distancia y las personas que vengan después? Ian Callum conoce ese sentimiento. Un dolor inmenso recorre su cuerpo cada vez que esos ojos miel vuelven a su mente, aun sabiendo que no tiene nada...