Mayka recorrió la mansión perteneciente a su difunto hermano Owen. Había estado allí en su adolescencia. Sin embargo, algunos recuerdos seguían intactos.
«Las mujeres son inservibles. Un Callum mujer es tan útil como un arma sin balas o una espada sin filo».
Owen y Klaus siempre se destacaron por humillarla, denostándola frente a todo el mundo sin ningún tipo de consideración. Y ella toda su vida luchó por demostrar lo contrario. La mejor de su clase, graduada con honores de la carrera de Economía, una mujer cuya inteligencia competía con su extrema belleza.
«Eres tonta, de lo contrario Dios no te habría hecho tan hermosa. Aprovecha eso».
Consejos vacíos, denigrantes, misóginos. Tanto tiempo después y el resentimiento aún la perseguía; un espía sigiloso que se ocultaba entre las sombras, pero siempre estaba.
Mayka había descansado un par de horas. El insomnio era tan común en ella como respirar. Comió algunos frutos secos. Los dátiles eran sus predilectos y más en esa época del año. Ian y Orel estaban en su cuarto. Anael, Azali y Jared dormitaban en la sala sin quitarse los ojos de encima. El instinto de matar o follar siempre estaba en una frontera difusa cuando se trataba de los hombres de su familia.
No iba a quedarse con ellos, era lo que menos necesitaba.
«No preguntes dónde está, no te importa», le dijo a su cabecita loca, que buscaba por todos lados a Bryce Morgan y no lo hallaba. Seguro dormía. Era lo más racional reponer fuerzas para lo que venía. Las Charpentier no se quedarían con los brazos cruzados. Habían demostrado que eran mujeres peligrosas.
Mayka decidió tomar una ducha. Después de eso, se encontraba renovada. Su energía ebullía en su sistema circulatorio. Quería salir de allí, correr, terminar con esa odisea en la que se había vuelto inmersa. La tranquilidad era escalofriante. Tenía en la sala a tres hombres listos para la guerra y uno que seguramente se ocultaba por allí.
«Debo hablar con él».
¿Qué sentido tenía? ¿La bala ya no quedaría en su pecho? ¿Sus ojos grises ya no verterían lágrimas frente a su joven asesina? No, el tiempo no perdonaba. El tiempo era un Goliat que tomaba las cabezas de los seres humanos y las presionaba hasta reventarlas, convirtiéndolos en sangre, tejido y hueso, y con el transcurrir del tiempo ni siquiera eso.
Se colocó ropa interior deportiva y un sostén reforzado junto a un pantalón y una camisa holgada, cubriendo sus curvas, esas que siempre la avergonzaron.
«Excepto cuando él te decía que eran deliciosas».
Dios, la tortura se prolongaba a cada segundo.
Con la ropa limpia que había logrado conseguir, caminó hacia el extremo norte del enorme palacio hasta llegar a la sala de entrenamiento, donde la adrenalina se activó. Un ring, un espacio de combate alfombrado en donde Mayka aprendió a dominar el muay thai y el judo junto con otros artilugios que sus profesores, y por su supuesto su familia, le enseñaron. Había tenido una vida muy «afortunada». Criada para ser una máquina de matar incluso cuando la consideraban inútil.
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IAN - T.C Libro 2 (Romance gay +18)
Roman d'amour¿Hay amores que nos marcan, sin importar el tiempo, la distancia y las personas que vengan después? Ian Callum conoce ese sentimiento. Un dolor inmenso recorre su cuerpo cada vez que esos ojos miel vuelven a su mente, aun sabiendo que no tiene nada...