2. ❝En las manos❞

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Coreano / Español

Ink llegó a la parada del camión más cercana sorprendentemente temprano. Usualmente solía perder el camión y llegaba tarde a la primera hora, a veces ni siquiera le dejaban entrar. La banca estaba llena de señoras con el trasero desparramado y uno que otro niño sin educación acostado con los pies arriba, por lo que no podría sentarse y tomar un descanso. 

Se puso en cuclillas en la orilla de la parada para que el techo metálico lo cubriera del sol. Tenía la mirada puesta en el suelo, por lo que pudo ver el momento exacto en el que alguien se detuvo a su lado. Sus zapatos eran negros y limpios, atados con un nudo perfecto. 

Ni siquiera se molestó en levantar la mirada después de escuchar la joven voz de Fresh. Fácilmente reconocible. — ¡Qué sueño! Deberíamos hacer una huelga y pedir que las clases empiecen a las 10...O nos hubiéramos metido a la tarde mejor. No puede ser, qué estúpidos somos. — Ink apretó los labios sabiendo que a quién tenía a un lado era a Error mientras que Fresh se paseaba de lado a lado. 

Ink se encogió en un intentó por ocultarse de los ojos de Error, pero eso era imposible. Le había visto desde lejos. 

—Buenos días. —Saludó tranquilamente haciendo que Ink se sobresaltara. 

En ese instante pensó en dos opciones: Uno, fingir haber sufrido un accidente el día anterior y haber quedado lo suficientemente sordo como para no ser capaz de escuchar y corresponder el saludo del niño que buleabas en la secundaria. 

O dos, responderle y quedar en evidencia. ¿En evidencia de qué? Ya les explico. 

Tenía las manos vendadas y con varias curitas en la cara. ¿Se había metido en una pelea? Sí. ¿Había sido a voluntad? Por supuesto que no. ¿Le habían dado la paliza de su vida? Por supuesto, ustedes no lo ven, pero por debajo de la camisa tenía más moretones que un perro atropellado. Y no, no es para que se rían. 

Había salido de la sala de urgencias del hospital hace poco con fracturas en el brazo izquierdo y una costilla rota, había tenido solo media hora para ponerse el uniforme y salir en camino a la escuela. 

...Fingió no haber escuchado nada manteniendo la cabeza baja y los brazos escondidos. 

— ¿Hablaste con él? 

—...— Al final se rindió y le brindó una respuesta. —Sí. 

—Hm. ¿Y cómo te fue? 

—Bien. 

— ¿Enserio? Eso es espero. — Ink creyó que ahí había quedado todo, considerando que luego de esas palabras se produjo un gran silencio entre ambos creyó que tal vez había perdido el interés en el tema. Pero estaba muy equivocado. 

Error se inclinó tomando el rostro del albino para girala hacia si rápidamente. Ahora podía ver bien su nariz irritada y el tono más oscuro en ciertas áreas de su cara. 

Después de estudiar los daños en su rostro miró directamente a sus ojos llegando a intimidar a Ink fácilmente. —Me pelee con un borracho anoche cuando iba a mi casa...—Explicó sin motivo alguno. El asiático solo pestañeó sin siquiera reaccionar a su confesión. 

Nadie creería una excusa como esa, pero no se la hizo de pedo y solo se levantó. —Pues cuidado con los borrachos en el camino. 

—Sí. — Volvió a bajar la cabeza y a ocultar sus manos por vergüenza esperando no volver a cruzar palabra con el más alto. 

— ¿Tomas este camión todos los días? 

— ¡...! —No tardó en ponerse nervioso nuevamente. — ¿E-Eh? Sí...Mi casa está cerca...— Apretó su camiseta sin saber que hacer, ¿debía seguir hablando? —...¿Y tú? Bueno, ustedes...—Señaló a Fresh que ya estaba peleándose con un niño para que le hiciera un espacio en la banca. 

—No. Vivimos por la 16. Tomamos el camión que está por la ferretería de allá, pero hoy no pasó. 

— ¿Este camión pasa por tu prepa? 

—No, pero pasa por la secundaria, solo vine a traer a mi hermano. Tengo que regresar a la parada de allá para tomar el otro camión, Geno me está esperando. 

—Ah...Ok. —Error no dejaba de mirarlo desde arriba, no estaba tratando de hacerlo sentir inferior o vigilado, aunque, al parecer ya se sentía de ese modo por la manera en la que miraba hacia todos lados. 

Como si buscara algo. 

No trató de conversar más con él esperando a que pudiera calmarse y deshacerse de esa actitud nerviosa. Error suspiró profundamente, este no era el Ink que había conocido en la secundaria, estaba frente a un chico aterrado de todo, incluso del sonido del camión al frenar bruscamente frente a ellos. 

Ink se puso de pie demostrando lo adolorido que se sentía y Error simplemente no pudo resistirlo más. No conocía la ubicaciones de las heridas en el cuerpo de Ink, pero tenía que  pararlo de alguna manera, por lo que sujetó su mochila. 

El pequeño lo miró sorprendido, tal vez hasta algo aterrado por la seriedad que cargaba el rostro del asiático. 

—Súbete. —Ordenó Error a su hermano. 

— ¿Me prestas dinero?

— ¿No me oíste? —Espetó de mal humor. — Súbete ya. —Fresh refunfuñó obligado a subirse al camión sin un solo peso extra para unos Tostitos para la salida. Sintió como Ink tiró levemente de su mochila. 

—Yo también tengo que irme...

—No pasa nada si faltas hoy. — Respondió ante de hacerle una señal al chofer para que cerrara la puerta y se marchara. Ink permaneció quieto y en silencio, observando fijamente como el camión se alejaba sabiendo que ahora estaba en manos de un desconocido. 

Porque, aun cuando habían estado en la misma secundaria, no es como si se hubieran dado el tiempo de conocerse. Ni siquiera estaban en el mismo grado o salón, no tenían la misma edad y suponían que sus gustos serían igual de contradictorios. 

Ink no estaba seguro de resistir otra paliza sin sufrir una hemorragia interna o un paro cardiaco. 

— ¿Has desayunado? Hay una señora que vende empanadas aquí cerca, es amiga de mi mamá, ¿quieres probar una? — Cuestionó dejando a Ink con el cerebro frito y lleno de dudas respecto a lo que estaba pasando. 

¿Estaba tratando de secuestrarlo? 

—No como empanadas...Por la harina. —Confesó con algo de pena dejando a Error con cierta intriga. 

— ¿Te hace daño al estómago? —Preguntó. No para tenerlo como dato extra, tampoco por curiosidad, quería confirmar sus sospechas. Pero no necesitó de palabras, era suficiente con la manera tan desesperada y obvia en la que evitaba mirarlo. 

—Me da asco la masa...

—Hm. — Se volteó. —Perdón por hacer que perdieras el camión, ¿tomaras el siguiente? 

—Sí. 

—Bueno, pues nos vemos otro día. 

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora