Error golpeó la puerta sin haber tenido tiempo para medir su fuerza la cual fue tanta que hasta pudo sentir dolor en los nudillos por un par de minutos. No hubo respuesta, así que volvió a llamar con desespero.
Pronto escuchó una voz gruesa y desgastada gritando desde el fondo, los pasos que se aproximaban eran pesados y estruendosos, hubo un par de toses y maldiciones antes de que la puerta se abriera dejando al descubierto al descuidado hombre ahí.
Usaba una camisa de un equipo de futbol, tenía los jeans rotos y manchados de grasa, su olor corporal hacía que Error quisiera vomitar. Y si lo hacía, definitivamente optaría por tirarle su vomito encima a ese tipo. Tenía una botella de refresco en la mano y estaba masticando.
Y con la boca llena, espetó furioso—: ¿Qué? ¿Quién eres tú?
—...¿Usted es el papá de Ink?
—Sí, ¿y qué? — Se tragó la comida y dio un largo sorbo al refresco.
—Me gustaría hablar con- —El hombre eructó interrumpiendo a Error y dejándolo perplejo. —...¿Solo usted vive aquí o hay alguien más con quien pueda hablar? ¿Y su esposa?
— ¡Ja! ¿Mi esposa? ¡Ni me menciones a esa que lo único bueno de ella es que abe lamer pitos! Yo me he hecho cargo de ese huerco desde que la perra de su madre se fue con el gringo ese. Seguramente y ya la dejó porque ni cocinar bien sabía la pendeja, siempre había un pelo un la comida. ¡Es qué no se puede ser más pendeja! —Tremendo que golpe que Error estuvo a punto de darle en todos los dientes, pero se resistió. —Seguramente ya anda por ahí jalándosela a otro para que le den de comer. —Se rio. —Aquí tenía techo y todo, pero allá va...
—...Quiero hablar con Ink. —No lo pidió, tampoco estaba rogando, fue una orden. Y tal cual como lo transmitió el chico, el hombre lo percibió.
La vibra amenazante hicieron que el ambiente cómico del hombre se degradara. — ¿Quién eres o qué?
—Soy un amigo suyo. — El mayor chasqueó la lengua y negó con la cabeza incrédulo, se cruzó de brazos y se apoyó en el marco.
— ¿Amigo? ¿De dónde o qué?
—...
—Mira, mi hijo ya tiene a sus amigos, no necesita más. Además, yo a ti nunca te había visto, ¿por qué te ves así? ¿Saliste medio mal de la fabrica o qué pedo? ¡Jaja! Mira tus ojos, no has de ver ni madres. —El hombre estiró sus propios ojos tratando de imitar a Error. —Chin chon chon, ¡jajaja! —Soltó sus ojos y de repente preguntó—: ¿Tomas?
—...No.
— ¿No? ¿Ni siquiera así un cachito de ron o un tequilita?
—Soy menor de edad.
— ¡¿Y eso qué?! —Se rio. —Mira, cuando Ink tenía como 11 años y estaba cansado de hacer la tarea, yo le metía unas copitas de ron con tequilita y vieras cómo se ponía. —Error apretó los dientes al ver como decía todo aquello con gran orgullo. — ¡Y hacía la tarea en friega, se memorizaba los temas en chinga!
—Ah, entonces, ¿alcoholizó a un menor? —El hombre frunció el ceño y chasqueó los dedos.
—Hey, no te me pocas al tiro, pinche chamaco. Ese huerco —señaló a la nada. — lo crié yo porque su mamá no lo quiso, pero yo sí.
— ¿Y eso es pretexto para darle alcohol a los once? —Exclamó frustrado.
— ¿Qué tiene? Esto viene de familia, así me criaron a mí, hay que hacer a los hombres hombres de verdad.
—...— Error pestañeó incrédulo, o estaba escuchando mal o de verdad todo lo que salía de la boca de ese señor eran puras pendejadas.
—Es lo que trato de decirte, pues. ¿Qué vas a ser tú de mi hijo? Mi hijo se junto con hombres, pero hombres de verdad. No con esos mamones de ahora. Estas generaciones los han convertido a todos en unos completos maricas pendejos qué no pueden ni conseguir una mujer. A ver, dime, ¿tú ya tienes una mujer? — Error solo lo miró perdido, tenía los puños apretados y el cerebro muerto.
—Quiero ver a ir. —Dijo.
—Pues no. —Se rio. —Porque no tiene permiso para ver a nadie que no conozco. —Se empinó la botella de refresco y retrocedió. —Y ahí de ti, pinche chino muerto de hambre, que andes allá buscando a mi hijo. —Azotó la puerta frente a la cara del asiático.
Error permaneció parado frente a la puerta por varios segundos intentando procesar todo lo que había escuchado. Tal vez se había golpeado la cabeza y todo esto lo estaba imaginando.
Se tronó los dedos y eso fue prueba de que estaba completamente consciente.
Entonces...¿a qué tipo de infierno se estaba metiendo?
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Yo te trataría mejor || ErrorInk
Fiksi Penggemar❝Te apuesto a que soy diez veces mejor que él.❞ Ink vivió su vida de secundaria atormentando a un pequeño chico asiático, hermano de uno de sus compañeros de clase, Error. El cual era un año menor y era bastante débil físicamente. Pero el día de su...