34. ❝Corazón❞

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Ni siquiera había terminado de sacar todos los ingredientes del refrigerador cuando la puerta principal se abrió. Su primer pensamiento fue que Fresh se había escapado y que ahora tendría que salir a perseguirlo hasta donde pudiera, ya iba rodeando la barra con el ceño fruncido y con las llaves en mano cuando Reaper se le atravesó en el camino. 

— ¿...? 

—Hazte. — Reaper lo rodeó, tenía su mochila y la de su hermano, una en cada hombro. Botó ambas sobre el sillón y regresó casi corriendo devuelta afuera. Error lo siguió con la mirada sacado de onda, ¿desde cuándo Reaper tenía llave de su casa? 

Esperó paciente a Geno para poder resolver ese misterio, pero cuando lo vio entrar el alma casi se le escapó del cuerpo. La piel de su hermano había tomado un tono amarillento, sus ojos se hundían en ojeras haciéndolo ver como un moribundo, caminaba tropezándose con sus propios pies, no daba de cara al suelo solo porque Blard lo tenía sujetado tan fuerte a él que cualquiera apostaría que estaba haciendo todo el trabajo solo. 

— ¿Qué le pasa...? 

—Nada. — Se apresuró Geno a decir, pero Reaper salió a desmentirlo. 

—Nada. — Arremedó. —Eso dijo mi tío y el pendejo se murió. 

Geno gruñó, siendo guiado por Blard hacia el lugar más cercano para que pudiera sentarse. —No mames, Reaper, cállate a la verga. 

— ¡No estoy diciendo mentiras! ¡Sí se murió, te invité a su funeral, el tío Marquitos! 

—Sí, sí me acuerdo, ya cállate el hocico. —Blard le dio palmaditas al asiático en el hombro antes de hablar. 

—No te agüites, chino. Reaper también se desmayó una vez — Error respingó, ¿era eso lo que le había pasado a su hermano? —en la primaria porque el pendejo no desayunaba. 

— ¡No me querían hacer desayuno! —Exclamó Reaper. 

—Sí y ahora comes un putero—Espetó Geno. —, por eso no te quieren en tu casa. —Reaper se dejó caer a un lado del albino terminando por acorralarlo entre él y el brazo del sillón, no había ni un pedazo de espacio entre ellos. 

—Pero tú sí, ¿verdad? — Preguntó con un tono agudo y haciendo ojitos. 

—...

— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué me ves así?! 

—Nomás...

— ¡Me miras como con cara de asco, así como de que te doy vergüenza! 

—Pues...¿para qué te digo que no? 

— ¡Oye! — En lo que Reaper y Geno arreglaban sus asuntos nada referentes con la salud del asiático Blard se acercó hasta Error con una sonrisa ficticia, Error solo de verlo tuvo el impulso de desviar su mirada al suelo. Una sonrisa genuina haría que hasta los ojos del castaño sonrieran, pero cuando solo su boca lo hacía daba miedo. 

—Acompañamos a Geno al doctor, pero no alcanzamos a comprar las medicinas porque se sentía muy mal, ¿te parece bien si me acompañas? 

—...


Blard se encargó de hablar con la farmacéutica y entregar la receta médica mientras que Error observaba a lo lejos. Estaba nervioso, Blard siempre lo ponía así. A diferencia de Reaper que era expresivo y afectuoso era fácil deducir lo que planeaba y quería, pero Blard siempre había desprendido ese aire misterioso.

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora