31. ❝A pedazos❞

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Coreano — Español 

Error no se sorprendió de ver a su madre entrando por la puerta con varias bolsas, al parecer había comprado demasiada ropa, ¿a caso no tenía ya suficientes vestidos? Igual se acercó para ofrecer su ayuda, pero ella habló inmediatamente en cuanto lo vio. — ¡Error! Hay un chico afuera buscándote. 

— ¿A mí? — Alzó una ceja.

Sí. Le dije que podía pasar, pero no quiso, dijo que te estaría esperando en la esquina. ¡Así que date prisa, puedo subir esto sola, no dejes esperando a tu amigo! — Le sacudió el cabello como si no fuera una batalla acomodárselo. A Error le extrañaba que hubiera alguien afuera esperando por él, no había contactado a nadie para que viniera. 

Al salir, esperaba encontrarse con uno de sus compañeros escolares, le parecía lo más lógico, pero quien le esperaba en la esquina no era un compañero como lo pensaba. Un escalofrío emergió desde su columna y se esparció por toda su espalda al ver a Ink bajo el farol parpadeante.

Lucía nervioso, apoyaba su peso en una pierna por unos segundos antes de apoyarse sobre el otro y poco después cambiaba. Tenía el cabello más corto y usaba un suéter rechoncho. Error se detuvo a medio a camino pensando en que todavía podía volver y ocultarse en casa porque Ink aún no lo había visto. 

Sin embargo, eso era solo un pensamiento. 

Era imposible que él se diera la vuelta y lo abandonara ahí. De todos modos, todavía tenía que hablar con él. Si iba a terminar con esa relación, debía hacerlo bien. 

—Ink. — El chico dio un pequeño brinco por el susto antes de girarse con una sonrisa. 

Error no le devolvió el gesto. Su piel se veía más amarilla, la sangre en sus labios estaba seca y había perdido dos uñas. —Hola. ¿Cómo...? Uhm...¿Cómo estás? — Había venido hasta acá, pero realmente no tenía nada planeado para decir. 

—Estoy bien. 

—Qué bueno. — Ink se llevó las manos detrás de la cabeza. —N-No nos hemos visto desde hace días, ¿no? Qué raro...— Error no dijo nada. — ¿Y...qué has estado haciendo? 

— ¿Cómo supiste dónde vivo? 

Ink se sorprendió por la pregunta. —Bueno...u-una vez tuve que hacer un trabajo con Geno aquí, me dio su dirección, aunque no vine...Tenía que trabajar. N-No pensé que seguiría siendo el mismo lugar...

—Pues sí, es el de siempre...— El silencio lo ponía ansioso, tenía demasiadas preguntas que hacerle, quería dejarlo entrar a su casa y revisar qué más había bajo las mangas. — ¿Ya no te sientes enfermo? 

— ¿Huh? A-Ah, no. Estoy bien, solo fue...solo comí algo que no debía. — El albino se cohibió al ver el otro chico enfurecido. 

¿Por qué seguía mintiendo? Error ya no podía contener su enojo cada vez que lo hacía, pero su reacción solo asustaba a Ink. 

—...Pues, solo pasaba a saludar, es todo. — Se apresuró a decir. —Se me hace tarde para volver a casa. 

—Bueno. — Se contuvo. 

La verdad es que lo quería detener, ver como se alejaba sin siquiera dar un último vistazo era doloroso, iba tan rápido que lo hacía sentir como si estuviera huyendo de él. La necesidad de ir corriendo hacia Ink era tanta que prefirió darse la vuelta y entrar a su casa, ya estaba dentro, ya no podía ir a buscarlo. 

Suspiró todavía sin separarse de la puerta, le temblaban las manos. Si cerraba los ojos solo veía a Nightmare gritándole a Ink y cuando sus pesadillas subían de nivel abría los ojos. 

Retrocedió y regresó al patio, Geno ya estaba ahí sacando la ropa de la lavadora. —Ya iba a hacerlo yo. — Murmuró. 

—Destiende la ropa de papá para que pueda tender. 

—...Bueno. — Error obedeció. 

Desde el día que se gritaron frente a la puerta su relación parecía estar tensa, al menos por parte de Geno que se mantenía serio y apartado. Error se sentía extraño, jamás había peleado con Geno, nunca lo había tratado con indiferencia, le daba miedo decir una palabra y que solo quedara volando en el aire sin respuesta. 

Se sentía solo. 

Siendo que tenía las emociones revueltas desde hace rato que tuvo su encuentro con Ink no podía hacer que sus manos dejaran de temblar, las pinzas salían volando cuando las quitaba. Si ya de por sí se sentía mal, la mirada de Geno lo ponía más nervioso. —Ahorita las recojo... 

—Mamá dijo que vino un amigo a verte hace rato. — Error hizo una mueca. Mierda, pensó. — ¿Era Ink?

—Sí...Pero le dije que se fuera. 

—Hm. 

—...— Después de eso hubo un silencio tan incómodo que Error no dejaba de dar pequeños vistazos a su hermano para examinar su expresión. 

— ¿Qué? 

—No...Nada...— Geno tendía la ropa y cuando se quedo sin pinzas le pidió a Error las que tenía en las manos. —...Geno.

— ¿Hm?

—...Perdón por gritarte el otro día. —Las manos de Geno quedaron estáticas. —No era mi intención. — Error se inclinó haciendo una reverencia. —Perdoname. —El albino inhaló profundo y se giró a mirarlo con una expresión más pacifica. 

—Está bien...Ya llevate eso adentro. 

—Solo que...mira, yo sé que todo lo que hice estuvo mal, pero — ante el "pero" Geno volvió a recuperar la seriedad. — no quiero que pienses que Ink me involucró en su vida — el albino sacudió la cabeza soltando un bufido. —, t-todo lo que pasó, pasó porque yo lo quise e hi-hice cosas que-

—Basta. 

—...— Error lo miró desanimado, lo había arruinado. 

—Lo sigues defendiendo como si fuera tan importante. 

—Es importante...Para mí. —Geno le mantuvo la mirada, estaba confundido. 

—Yo no...No lo entiendo. Ink te trató como la mierda cuando estabas en la secundaria, hizo que varios se burlaran de ti, ¿no llenó tu buzón de Twitter con un montón de mensajes xenófobos? — Error desvió la mirada. — ¿Cómo podrías caer enamorado de alguien así? 

—...No lo sé, solo...solo es así. — Se encogió de hombros. 

—No. — Negó. —No, no es justo. Cada quien recibe lo que merece e Ink ya tiene lo suyo. 

— ¿Qué? 

— ¡Él te golpeó, te humilló, te acosaba, te hizo llorar varias veces, no puedes decirme que ahora hay que sentir lastima por él!  

—No puedes hacer eso...No puedes decir esas cosas, Geno, no es correcto.

¡Nos esforzamos por adaptarnos aquí y él solo lo hacía más difícil! ¡No voy a sentir pena por él, no me siento mal!  Error se lanzó sobre él, había estallado, lo sujetó del cuello de la camiseta apretando tan fuerte que los botones rebotaron, apretaba el puño con fuerza.

Error quedó estático con el puño en el aire, no había alcanzado a golpearlo. Geno lo miraba desde abajo, estupefacto, pero sin mostrar una sola pizca de miedo. Estaba esperando a que lo golpeara, pero parecía que Error había recuperado la lucidez rápidamente. 

—...No te gustan mis reglas, pues ahí está la puerta. A ver hasta dónde llegas.

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora