36. ❝Confesión❞

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—Me gustas. — Ink quedó boquiabierto ante la confesión del asiático, no parecía que decir tales palabras le hubiera costado, a pesar de su seriedad parecía que Error no hubiera dormido en días. Tal vez por estar dándole vuelta a eso...su confesión. Eso lo emocionó. Había venido hasta aquí a interrumpir su hora de descanso para poder decirle lo que sentía, ¿estaba así de desesperado? ¿Así de enamorado estaba de él, tanto que no pudo resistir más tiempo? 

El rostro se le puso rojo de vergüenza y en su cabeza empezó a chillar de emoción, hacía mucho que no se sentía así de contento. Ni siquiera recordaba a Nigthmare en ese momento. Por ahora solo tenía que darle una respuesta y confirmarle que él también estaba enamorado de él, desde el principio en que se reencontraron su corazón saltaba de felicidad. 

Estuvo a punto de hablar, pero Error continuó e Ink solo se dedicó a escuchar, quería oír todo lo que tuviera para decirle. Mientras más emotivo fuera el momento, mejor. —Me gustas y...de verdad me hubiera encantado haber podido hacer más por ti, pero cada vez me siento más inútil. —Ink pestañeó incrédulo. Segundo a segundo su sonrisa se iba decayendo y su felicidad empezaba a derrumbarse hasta los suelos. —Pareciera que todo lo que hago por ti no es suficiente para hacerte entender como me siento...— ¿De qué diablos estaba hablando? Las ansias le estaban retorciendo los órganos, sabía perfectamente a donde estaba yendo la conversación. —Yo siempre estoy pensando en ti, en cómo estas, si has comido, me pregunto sobre cómo está yendo tu día y si te sientes bien; tu salud, tu estado de animo...pero nunca sé qué es lo que hay en tu cabeza...Nunca me dices nada, pero tampoco es como que estés obligado a hacerlo. 

—E-Eso-

—Está bien. —Interrumpió. No parecía tener intención de escucharlo, si lo dejaba hablar estaba seguro de que lo convencería de retractarse de su decisión y no podía hacer eso, le había costado mucho tomar esa decisión. Para su suerte, Ink obedeció y no trató de hablar de nuevo, y aunque era lo que quería lo hacía sentir mal. Tenía que terminar las cosas rápido y largarse de ahí. —Solo quería decirte como me siento respecto a todo esto...Al final fui yo el que se entrometió así que...técnicamente es culpa mía. —El asiático se encogió de hombros, con una mano se talló el rostro y suspiró con pesadez. —Yo también tengo problemas en casa, con mis hermanos, con mis padres, incluso conmigo mismo y creo que primero tengo que resolver eso antes que me meterme en cosas ajenas...

—...¿Me vas a dejar? — Se atrevió a preguntar con la angustia hecha nudo en la garganta. 

—Sí...— Ink bajó la cabeza, tenía los ánimos por el suelo, pero no podía deshacerse de la confusión. ¿En qué momento se había estropeado todo? No entendía, se gustaban, ¡los dos! 

—No entiendo...Dijiste que yo-...D-Dijiste que te gustaba...V-Viniste hasta aquí y-...—Levantó la mirada hacia Error. — ¿Te-Te-Te molesté? ¿Te dije algo? 

—No-

— ¿Es-? ¿Es mi cara? — Lloriqueaba mientras que con sus manos trataba de encontrar imperfecciones en su cara antes de pasar a su cuerpo. — ¿E-Es por la altura o p-por el peso? Te hice gastar demasiado, te-te devolveré el dinero-...— Temblando buscó en sus bolsillos botando el dinero mientras intentaba sacarlo, para este punto Error había comenzado a asustarse. No supo que hacer más que sujetarlo e inmovilizarlo, Ink insistía en que tomara el dinero, pero Error se negó. 

—Calmate. 

—Pero-

—Oye, oye. — Ink sollozó fuertemente. —Todo lo que gasté fue porque quise, no tienes que devolverme nada. — El más pequeño sacudió la cabeza y difícilmente articuló palabras: 

—...m-m-me...gust- ¡ughh! — Lloriqueó. 

—Me dio gusto que nos volviéramos a ver. — Fue lo único que pudo decir antes de soltar al chico y alejarse. Ink no lo persiguió, estaba paralizado en ese estado en donde solo podía temblar y llorar, impotente. No le pareció ver ninguna emoción en el asiático que le confirmara que él también se sentía mal, si es que tanto le gustaba, ¿no debería sentirse igual de triste? Ni siquiera se esmeró en darle un poquito de tiempo para que se recuperara y pudiera hacerle preguntas más claras, tampoco intentó consolarlo.

No respondió a ninguna de sus preguntas anteriores, no sabía si era su cara, si había sido por el dinero o por la forma en la que se comportó con él. No sabía. 

No podía respirar, las piernas le temblaban tanto que tuvo que apoyarse en un poste de luz. Más que apoyarse, tuvo que aferrarse a él como si estuviera sobre un barco hundiéndose. 

De repente escuchó algo tronar. 

Era el sonido de un popote atravesando el papel del orificio de una caja de leche Hershey.

— ¿Por qué estás llorando? — Ink se congeló parando con el llanto de inmediato mientras que Cross giraba el popote antes de ponerlo en sus labios. —Ese chico era demasiado para ti — suspiró. — y tú tan poca cosa. 

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora