Error entró a la tienda sin mucho ánimo, ya era tarde y estaba cansado, pero Geno lo había enviado a comprar un par de cosas que faltaban para preparar la cena.
Tomó papas, cebolla, queso de cabra y un par de huevos. Se formó para pagar, enfrente de él había un chico con capucha que había puesto dos paquetes de seis cervezas sobre el mostrador.
— ¡¿Otra vez tú?! — La exclamación de la señora que estaba atendiendo, dueña de la tienda, hizo a Error despertar de su cansancio. — ¡Ah, mira, y vienes por más cerveza! ¡Ahí de ti y de tus amigos que los vea en el parque tomando y fumando otra vez porque llamo a la policía para que se los lleve a todos! — Regañó mientras cobraba las cervezas. — ¡Mira que irse a fumar marihuana a un parque para niños! ¡Yo no sé cómo es que sus padres no se han dado cuenta! — El chico ni le hizo caso y Error tampoco. Ambos solo querían salir de la tienda cuanto antes. El encapuchado pagó, tomó lo suyo y se fue hacia la puerta al mismo tiempo que Error ponía sus cosas sobre el mostrador, fue entonces que la mujer gritó de ultimo minuto—: ¡Cuidadito con que los vea ahí, Ink, ¿eh?! —Error se sobresaltó. — ¡¿Me oíste?! ¡Porque llamo a la policía!
—...— Error se quedó paralizado viendo a Ink cargando con las cervezas.
—Es que no se puede con estos niños de ahora. —Se quejó la mujer. —Son buenos para fumar y tomar, pero la escuela bien gracias, ¿así como pues? —Error la dejó hablando sola y corrió fuera de la tienda para poder alcanzar al albino, el cual no había recorrido mucho por lo que fue fácil llegar a él.
— ¡Ink! — Gritó y el chico se giró por mero impulso.
La sangre de Error se congeló como hielo al verlo. Tenía raspones en toda la cara, un ojo morado y los labios rotos. Ni siquiera iba a preguntar, no tenía que preguntar nada, era muy obvio quién había sido el culpable.
Ink palideció más de lo normal y enrojeció de la vergüenza.
—Eso-
— ¡N-No es nada! — Exclamó dando la vuelta y corriendo en dirección opuesta.
—...— Error se quedó parado en medio de la nada con la cabeza vacía, pestañeó por reflejo y recuperó la consciencia rápidamente. La paciencia se le estaba acabando y no pensó ni dos veces al tomar la decisión de seguir a Ink de lejos y en silencio hasta el parque mencionado por la señora.
Error se quedó fuera del perímetro del parque.
En los juegos para niños había cinco chicos, todos de la misma edad que Ink, haciendo exactamente lo que había escuchado de la señora. Tenían cigarros en las manos y había botellas en el suelo, podía oler la marihuana, el tabaco y alcohol desde donde estaba y no era agradable.
El problema no era lo que estaban haciendo, a Error le valía cien hectáreas de verga si fumaban o se cortaban las venas, lo que lo hacía enfadar era el que hubieran enviado a Ink a comprar sus pendejadas.
Y, por si hacía falta algo más de veneno para enloquecer sus más cuerdos sentidos, resulta ser que los conocía a todos.
Tanto Geno, como Ink y esos cinco idiotas habían compartido salón durante la secundaria. Error los había visto e incluso había interactuado con ellos algunas veces.
El que más recordaba y le pesaba era ese cabellos negros, vestuario elegante y ojos verdosos.
Nightmare.
Lo vio recibir a Ink con una sonrisa, arrojar el porro de marihuana al suelo y ordenar a uno de sus amigos que tomara las cervezas. Nightmare se levantó del columpio en el que estaba para tomar a Ink y hacer que lo ocupara, el oji-verde lo miró desde arriba sosteniendo las cadenas del juego mientras le hablaba con una sonrisa de galán.
Ink tenía la mirada en el suelo y frotaba sus manos ansioso.
Detrás de Nightmare se orquestaba la fiesta entre tres de los siete presentes, repartiéndose las botellas como dulces y soplándose el veneno el uno al otro.
Los reconocía a todos. Horror estaba más ido que todos ahí, solo se reía de cualquier cosa, Killer presumía su encendedor como si fuera la gran cosa, Dust ni siquiera parecía estar en este planeta, pero aun así podía tener una conversación con los demás.
Nightmare parecía más cuerdo que ellos.
Pero había uno de ellos que llamaba mucho su atención y era el monocromático sentado en una llanta pintada de verde.
Cross.
Su interacción con los integrantes del grupo era nulo, así como su interés por las sustancias que se pasaban de mano en mano era invisible. Había varias llantas más cercanas al grupo que compartía carcajadas y palabras, pero de todas ellas había escogido la más alejada.
Parecía desaprobar todo lo que estaba pasando frente a sus ojos, incluyendo el comportamiento tan dominante que estaba teniendo Nightmare sobre Ink. El oji-verde seguía hablando, inclinado hacia el oído de albino para que pudiera escucharlo bien. Error no podía escuchar, pero podía apostar a que era apropiado por lo incómodo que parecía estar Ink en ese columpio.
Ink le respondió y Nightmare se carcajeó, posteriormente, dominado por la emoción tomó la cara del pequeño y lo besó de una manera feroz. Devoraba su boca como un animal hambriento sin ninguna señal de arrepentimiento, Ink tenía los labios rotos y por supuesto que no sería una muestra de afecto muy satisfactoria.
Solo podía sentir dolor por el modo en que aplastaba sus labios y los mordía reabriendo las heridas y haciendo que sangrara.
Error estaba que ardía en llamas, pero no podía meterse considerando que había cuatro personas respaldando a Nightmare, cinco si incluía a Ink. Su única esperanza era Cross, que parecía desaprobar esa forzada muestra de amor tanto como él.
—Haz algo, vamos...—Murmuró desesperado sin apartar sus ojos del monocromático, pero este no se puso de pie.
No parecía estar de acuerdo, pero tampoco tenía intenciones de hacer algo al respecto.
Nightmare se alejó por su propia cuenta tomando asiento en el columpio de al lado y llamó al resto para integrarse a la fiesta. Obtuvo otro cigarro y una botella recién abierta.
Esto era el colmo.
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Yo te trataría mejor || ErrorInk
Fanfiction❝Te apuesto a que soy diez veces mejor que él.❞ Ink vivió su vida de secundaria atormentando a un pequeño chico asiático, hermano de uno de sus compañeros de clase, Error. El cual era un año menor y era bastante débil físicamente. Pero el día de su...