26. ❝Cena digna❞

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Coreano / Español 

Error se despertó por el vibrar de su teléfono bajo la almohada, estaba tan cansado que ni siquiera se fijó en quién podría estar llamándolo y solo respondió. — ¿Bueno? — Grande fue su sorpresa escuchar la voz de Ink del otro lado. 

—Hola. 

— ¡...! — Error pegó de brinco de la cama quedándose sin palabras por unos segundos. —Hola...

—Perdón por llamarte tan temprano y en sábado...— Murmuró. 

—No, no, está bien...Pensé que no tenías teléfono...

—Estoy usando el de una compañera de trabajo. 

—Ah, ¿y mi número cómo lo-?

—Cambio mucho de teléfono así que tengo una libreta con los números de todos...Todavía tengo los de la secundaria. —Lo escuchó suspirar. 

—Oye, ¿cómo estas hoy? —Escucharlo reír lo impresionó. 

—Anoche tome algo para el dolor de cabeza y el estómago y me morí...¡quiero decir, dormí bien! Ya sabes...es que hace mucho que no  dormía bien. No s que haya muerto realmente...

Error se aguantó las ganas de reír conservando solo la sonrisa en su cara. —Qué bueno. 

—Y esos yogurts dan hambre... 

—Ah jajaj, sí. Geno los dejó porque lo hacían perder su "figura". — Rio, pero de parte del otro chico solo hubo silencio. — ¿Qué? ¿Tienes hambre ahora? 

—Compré una manzana de camino...— Respondió en un susurro. 

— ¿Una manzana? —Soltó con un tono indignante. 

— ¿Qué tiene? 

—No, nada, solo que se me hace muy poco. Deberías comprar algo que de verdad te quite el hambre. 

—Es que...no puedo gastar más. — Respondió decaído. —Tengo que recuperar lo que me descontaron de ayer. — Instantáneamente, luego de oír eso, Error se sintió frustrado. Le había hecho perder dinero. —Pero gracias por todo lo que compraste ayer para mí, te lo pagaré cuando-

—No, Ink, no quiero que me pagues nada. 

—Pero-

—Es un regalo. —Insistió. 

—...Fueron más de quinientos pesos. 

—No los necesito devuelta. — El largo silencio hacía a Error recapacitar, esto no era algo que Ink dejaría pasar así de simple, en todo ese tiempo donde no se dijeron nada el albino debía estar retorciendo por la culpa y mentalizándose excusas, quizá hasta menospreciándose por su mediocre economía. — ¿Todavía quieres pagármelos?

— ¡Sí! — La respuesta fue inmediata y sin ningún titubeo. 

—Quiero verte otro día. Igual que ayer. 

— ¿Igual que ayer? 

—Puedes volverte a dormir si quieres. 

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora