46. ❝No me persigas❞

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Usualmente se veía a los vagabundos rebuscar en la basura tratando de encontrar algo que les fuera útil para usar o vender en alguna parte, no era muy normal que alguien con buen aspecto estuviera sacando cosas que el basurero, pero Error no podía evitarlo. 

En cuanto vio la exagerada cantidad de lienzos acumulados en el basurero fuera de la cafetería se extrañó, pensó en muchas cosas mientras se acercaba a echar un vistazo: podían estar defectuosos, rotos, pudieran haber sido invadidos por termitas, tal vez quedaba una textura extraña cuando pasaba la pintura. Quién sabe. 

Cuando sacó el primer lienzo se sintió más confundido. No había ninguna imagen en concreto, todas parecían ser un intento fallido por plasmar una idea. Todos comenzaban con trazos coloridos, pero conforme los colores incrementaban y se mezclaban se volvían una mezcla oscura y dejaban un rastro sin ánimos ni sentido. No tenía muy en claro era lo que intentaba lograr así que recogió todos los lienzos desechados y entró a la cafetería.

Apenas y saludó a Ccino a sabiendas de que este no le quitaba los ojos de encima a la basura que llevaba en manos, subió hasta el apartamento y llamó a la puerta. 

Ink siempre atendía la puerta casi al instante en que llamaba, pero esta vez tuvo que esperar varios minutos e incluso se vio obligado a llamar una segunda vez. 

No comprendía. Hace poco, menos de dos semanas, le había enseñado todos y cada uno de los cuadros que había pintado. Explicó los colores y el significado de los trazos como si hablara de algo tan sencillo como picar una manzana, los sentimientos que quería plasmar e incluso señalaba errores imperceptibles para alguien como Error, pero Ink estaba muy inconforme con esos deslices suyos, aún así, consideraba la pieza como uno de sus mejores trabajos. Al final, solo era un pasatiempo del que estaba tomando practica. 

Entonces, ¿por qué estaba todo en la basura?

La puerta se abrió lentamente exponiendo a la desgastada imagines de Ink a los ojos de Error. Tres de la tarde y seguía en pijama, su cabello estaba despeinado, encorvado, descalzo, las ojeras habitaban bajo sus ojos rojos e hinchados. El alma se le cayó al suelo con el vago sentimiento de déjà vu. 

—...Hola...— Murmuró. La mirada agotada del mayor lo examinó de arriba a abajo antes de apartarse de la entrada. 

—Pasa...—Dijo sin siquiera devolverle el saludo. Arrastraba los pies mientras se adentraba al apartamento el cual lucía bastante limpio, sin embargo, Error se atrevió a echar un vistazo a una de las habitaciones con la puerta abierta. 

A pesar de que solo pudo ver el interior por unos segundos fue suficiente tiempo para capturar la imagen sucia y desordenada del lugar. 

— ¿No tienes clases...? 

—Acabo de salir...—Error se detuvo en medio de la sala explorando cada esquina del lugar con los ojos, no era la primera vez que entraba en su apartamento, pero esta vez el ambiente era bastante lúgubre. 

— ¿Quieres agua...? — Sonaba afónico. 

—No, gracias. — Si esta era una recaída...— ¿Deberíamos salir-? — Ink sacudió la cabeza en negación. 

—Estoy cansado. 

—...¿Te desperté? — El rostro de Ink se deformó en una mueca. 

— ¿Por qué viniste...? — La pregunta sorprendió a Error. 

—...No he sabido nada de ti desde el viernes...Estaba preocupado, todas mis llamadas van directo a buzón. 

—Sí, lo sé. Tengo el teléfono apagado. — Dijo mientras giraba la cabeza en todas direcciones por si alcanzaba a ver el aparato, pero seguramente debía estar enterrado entre el desastre de su habitación. Dejaron el asunto de lado y tomaron asiento en el sillón, cada uno en un extremo. 

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora