8. ❝Negación❞

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—Hola. — Ink levantó la vista y pestañeó. Los números en su cabeza se desvanecieron perdiendo la cuenta del dinero que estaba sacando de la registradora. —...La caja está cerrada. —Musitó al asiático. 

—Sí, ya sé. —Se encogió de hombros. —En realidad no vine a comprar nada. —Ink bajó la cabeza agitando la cabeza lado a lado maldiciendo mientras volvía a empezar a contar todo desde cero. — ¿Ya casi sales? —No le respondió, murmuraba cada número mientras trataba de ignorarlo. — ¿Vives muy lejos? Pensé que podía acompañarte a-

—Van a venir por mí. —Se apresuró a decir con una voz fría y desinteresada. 

La respuesta dejó a Error algo sorprendido, pero solo por unos segundos antes de empezar a sentir cierta preocupación. — ¿De verdad? ¿Quién? —Fue ahí donde pudo oír a Ink tropezar con los números entre sus murmullos. — ¿Tus padres? 

—...— Siguió pasando los billetes aparentando seguir con su cuenta, pero la verdad es que ya no sabía ni qué estaba haciendo. —Unos amigos. —Error asintió. 

—Entiendo. —Dijo mientras tenía la palabra mentira pegada en la mente. —Bueno, entonces me voy yendo. —Ink ni siquiera le prestó atención y recuperó su concentración, lo cual fue en vano considerando que Error volvería a irrumpir en su burbuja laboral. —Ink, ¿has vuelto con tu novio? — Esas palabras lo paralizaron de una manera tan repentina que hasta llegó a arrugar algunos de los billetes en sus manos. 

Pero se recuperó de inmediato. 

— ¿Y a ti que te importa? —Espetó de manera agresiva, aunque con un nivel de voz bastante bajo. 

Error se mantuvo firme en su lugar, mirándolo casi como si el asunto realmente no le afectara en absoluto, pero estaba ardiendo como una fiera. Si tuviera problemas de ira, seguramente hubiera dado un puñetazo a la pared y le gritaría a Ink lo estúpido y débil que es.

Pero, entonces, ¿qué lo haría diferente del animal que tenía el pequeño como "novio"?

De todos modos, Error no pensaba que fuera estúpido, quizá débil sí, hasta indefenso se podría decir. No había visto al tipo todavía, no tenía su nombre o alguna descripción, pero si había visto lo que podía hacer con solo dos puños. 

—Vuelve a casa a salvo. — Ink lo escuchó como solo un comentario, pero para Error era una suplica. 

¿Qué otra cosa podía hacer? 

Caminó hacia la puerta saliendo a la oscuridad de la noche, con los pensamientos revueltos y el corazón como una bomba. Estaba que estallaba, pero pura rabia. Trató de tranquilizarse un poco mientras atravesaba el estacionamiento una colilla le pasó volando por enfrente, su nariz logró atrapar el terrible olor del tabaco antes de que el pedazo cayera al suelo.

—Ah, perdón. —Error se giró hacia el chico recargado en un coche negro. Al asiático le pareció extraño que usara lentes oscuros durante la noche, por lo que no pudo evitar reflejar su extrañeza en su rostro. Lo cual irritó al otro fácilmente. — ¿Qué? 

—...Nada. Solo que hay un bote de basura por allá. —Señaló. El más alto deshizo su ceño fruncido y empezó a carcajearse. 

— ¿Y quién eres tú? ¿El chico de la limpieza? Si es así, entonces recogelo tú. —Burló dando vueltas a sus llaves en uno de sus dedos. —Hay un bote por allá, jajaja...— Error rodó los ojos siguiendo con su camino. 

No estaba de humor para bromas. 

Yo te trataría mejor || ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora