Capítulo 4

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12 de septiembre

En el aula los alumnos habían formado grupos para hablar y hacer tiempo hasta que el profesor llegase. La cuadrilla no era la excepción y todos se habían agrupado alrededor de Brian para preguntarle por Blondie.

—¿Qué tal el primer fin de semana con una gata en casa? —pregunta Sophie, sentada sobre una mesa con las piernas cruzadas.

—Bueno, el viernes por la noche no pegué ojo porque se acurrucó a mi lado y yo no me moví para no aplastarla con mi peso, pero al final conseguí echarme una cabezadita por la tarde. —Sonríe con ternura— Es muy mona, no se separa de mí para nada.

—A ver, viendo las circunstancias en las que la has rescatado es normal. —Jim se echa hacia atrás en la silla y se cruza de brazos—. ¿La vas a llevar a esterilizar?

—Cuando cumpla cinco meses, así que tenemos que esperar un poco. Mirad, voy a enseñaros unos vídeos y fotos que hemos hecho entre mi padre y yo.

El grupo se apiña más cerca de Brian mientras saca el móvil y Vincent se levanta de la silla para sentarse a su lado, obligándole a hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no mostrarse tenso.

Toda la galería está llena de fotos y vídeos de la gata durmiendo sola o acompañada de Greg o Brian, comiendo o simplemente paseándose por la casa explorando. A toda la cuadrilla se le escapa un «aww» enternecido.

—Parece que se ha adaptado enseguida.

Por un segundo Vincent roza su brazo con el de Brian, obligándole a hacer un esfuerzo titánico para no colapsar.

—Ya, bueno —carraspea—, en verdad nos lo puso fácil porque es relativamente tranquila y nosotros tuvimos tiempo de sobra para adaptar la casa para ella. Eso sí, es un poco trasto.

—¿Ya se ha cargado las cortinas? —bromea Will, lanzando hacia arriba un arándano de los que le sobró del almuerzo para capturarlo con la boca, pero Sophie se le adelanta alargando la mano para cogerlo al vuelo y comérselo, llevándose una mirada reprobatoria del pelirrojo que responde sacando la punta de la lengua.

—No ha llegado a tanto de momento, pero ayer se nos perdió y estuvimos buscando por toda la casa hasta que mi padre la encontró en el huequito que hay debajo de la mesa del salón.

—Siendo tan pequeña no me extraña, que a mí me pasó algo parecido con Ringo y al final estaba encima de la colada recién salida de la secadora. Que hablando de él, —Amanda se pone a jugar con uno de sus rizos enrollándolo en el pelo—, creo que olió a Blondie porque desde el sábado está con la cabeza por encima de la valla.

—Esta semana la presento y seguro que será un buen hermano mayor para ella.

Le interrumpe su móvil vibrando sobre la mesa y logra cogerlo antes de que se caiga por el borde. En la pantalla ve que su padre le ha mandado un vídeo y cuando desbloquea el móvil y lo reproduce enseguida suelta una exclamación enternecida y apoya una mano en el pecho.

—Ay Dios, tenéis que ver esto.

En el vídeo se puede ver el brazo tatuado de Greg sujetando un palo con un trozo de papel albal en el extremo delante de Blondie, que no dejaba de perseguirlo y saltar para cogerlo. Las exclamaciones enternecidas no se hacen esperar.

—¡Tío, dile a tu padre que se lo mande a Layla que le gustan los gatos!

—Ahora mismo lo hago.

—A ver, me he perdido —interrumpe Sophie mientras Brian escribe a su padre—, ¿quién es Layla?

—La novia de Greg —responde Will.

—No es su novia... —Brian alza las cejas—... por el momento. Mandy y yo estamos haciendo de celestinos.

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