Capítulo 10

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31 de octubre (primera parte)

Los niños lucen sus disfraces más aterradores para el truco o trato yendo de casa en casa, cada una con una decoración más aterradora que la anterior: desde jardines llenos de calabazas talladas hasta telas de araña hechas de algodón deshilachado que cuelgan de los porches pasando por lápidas o juegos de luces.

Mientras Vincent camina por la calle esquiva a un grupo de niños seguidos de una señora que podría ser la madre de alguno de ellos, y que tienen sus calabazas de plástico llenas de caramelos. Él había quedado con Brian y Amanda para ir juntos a la fiesta de la casa de Stacy, a pocas manzanas de aquella zona.

Cuando llega a la casa de Brian se queda boquiabierto por la decoración: en el porche, justo al lado de la puerta, hay un esqueleto sentado en una mecedora y vestido con ropa vieja y desgastada. Hay una botella de ron a sus pies y una pitón falsa enroscada en su cuello. Aquella escena parecía la de una juerga que había acabado en una siesta eterna que había aprovechado la serpiente para dar buena cuenta de su cena.

Vincent silba de admiración antes de mirar al frente, y entonces ve colgada del pomo de la puerta una cabeza reducida de pelo oscuro, piel gris, nariz y orejas pequeñas y con los ojos y la boca cosidos con cordeles. Un escalofrío recorre el cuerpo de Vincent obligándole a cubrirse aún más con el abrigo viejo de su padre antes de tocar el timbre.

La puerta se abre y detrás de ella está Greg, vestido de pirata y sosteniendo un enorme bol hasta arriba de chucherías.

—Truco o trato —saluda Vincent.

—¿No eres un poco mayor para ir pidiendo chuches? —pregunta, siguiéndole la broma.

—Tenía que intentarlo. Por cierto, la decoración está chulísima.

—¡Gracias! Brian y yo intentamos currárnosla todos los años.

—Se nota. Oye, da mucho mal rollo la cabeza reducida de la puerta, ¿de qué está hecha?

—Pues de una cabeza humana, por supuesto.

Vincent sabe perfectamente que Greg está bromeando a pesar de la seriedad de su expresión, pero eso no le impide entrecerrar los ojos, con la sospecha reflejada en ellos, hasta que el hombre acaba desmontando su tapadera con una risa.

—Nah, está hecha con una bola de plastilina metida en una media y el pelo y las costuras están hechos con hilo. Fue idea de Bri. —Lo mira de arriba abajo, frunciendo el ceño por la curiosidad—. ¿De qué vas disfrazado?

—De Remus Lupin.

—Cuando ya es profe, ¿verdad?

Vincent asiente y después de entrar en la casa con permiso de Greg los dos tienen una breve conversación sobre lo injusta que les parecía la forma en la que su creadora trató al licántropo de Hogwarts y lo mucho que habría mejorado la saga si cierta pareja se hubiera vuelto canon.

—En fin, Mandy y Bri están en su dormitorio —señala el pasillo que tiene enfrente—. Está al final a la derecha, no tiene pérdida.

Vincent se lo agradece pero antes de avanzar por el pasillo se acuerda de algo.

—Me enteré por Brian que tienes trabajo nuevo en un cole. ¡Felicidades!

—Por el momento es un contrato de sustitución porque el profe titular está de baja, pero gracias.

—No te desmerezcas, hombre, que capaz que lo haces tan bien que no te van a dejar ir.

La sonrisa blanquísima de Greg y el brillo intenso en sus ojos no tienen precio.

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