25 de noviembre
Brian siempre celebra su cumpleaños dos veces: primero con sus abuelos de Nueva Orleans aprovechando Acción de Gracias, y después en su casa con sus amigos y una barbacoa de por medio.
Una brisa fresca que invita a ponerse un abrigo invade el jardín a pesar de que el cielo está despejado y el sol de casi mediodía ilumina el día. Ringo corre de un lado al otro del césped bajo la atenta mirada de Greg y los padres de Amanda mientras ella ayuda al cumpleañero a sacar unas mesas plegables del trastero de la casa en lo que se monta la barbacoa fuera.
Después de colocar la última mesa Brian echa un vistazo por todo el jardín.
—¿Dónde está Blondie?
—Antes la vi persiguiendo a un bicho —responde Louis—. Mira, ahí está.
Señala con la barbilla un bulto amarillo que destaca en medio del césped. La gata está agazapada en medio de las briznas de hierba y mira a un saltamontes que se ha posado en una flor. Sus pupilas se han dilatado tanto que apenas se puede distinguir una rendija azulada de sus iris, y comienza a mover sus cuartos traseros de un lado a otro, preparando la emboscada, y en cuanto ve la oportunidad se abalanza sobre el insecto, capturándolo entre sus zarpas. Pero su alegría no dura mucho, porque el saltamontes se escapa de un brinco, confundiéndola y haciendo reír a los allí presentes.
Una vez colocadas las mesas, Amanda y Brian vuelven a la casa para sacar varias sillas plegables. En cuanto él entra en el trastero su pie golpea sin querer una caja, tirando algo al suelo. Se agacha y recoge una carpeta de cartón del tamaño de su mano y de color rojo con un texto en letras enormes y negras que decía «PhotoMagic2000» que contiene una tira de fotografías sacadas dentro de una cabina de fotomatón, y en las que sale inmortalizada una pareja muy sonriente.
Brian reconoce al chico como su padre a pesar de que en la foto va afeitado y tiene el pelo mucho más corto, y dedujo que la chica de ojos azules y cabello rubio hasta los hombros que abraza con cariño a Greg es Charlotte.
—¿Necesitas ayuda, Bri?
Él no se da cuenta de la presencia de Amanda hasta que ella está a su lado, apoyando la cabeza en su hombro para mirar las fotos que no le da tiempo de esconder.
—¿Es tu madre?
—Ajá.
—Es guapa. —Lo mira de reojo—. Tómatelo como un cumplido. ¿Crees que Greg las guarda a posta o se ha olvidado de que las tiene?
—La verdad no lo sé, y no soy quién para meterme en su intimidad. —Deja el cartón cerrado en una estantería de metal llena de cajas—. Tendrá sus razones para conservarlas.
—¿Le vas a contar que las has visto?
Brian suspira y se aleja de su amiga.
—Vuelvo y repito: no soy quien para opinar sobre sus decisiones. Que a pesar de todo él considere que tiene buenos recuerdos de la época es igual de razonable que si hubiera tirado las fotos a la basura. —Coge un par de sillas plegables que hay apoyadas en la pared—. Sería hipócrita por mi parte si le recriminase que las guarde cuando yo conservo cosas que me han regalado mis ex novios.
—Préstame un poco de tu madurez, anda.
—¿Y quién sería el cabra loca de los dos? —bromea.
Suena el timbre y Brian deja que Amanda se encargue de las sillas para ir a abrir la puerta. La imagen de Layla en el porche de su casa, envuelta en un anorak y llevando un gorro de lana sobre su cabello teñido de color caoba le hace sonreír de la ternura que le da.
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Nube Arcoíris
Teen FictionUna chica ambiciosa que no sabe qué hacer con su vida, un músico enamoradizo que vive con el corazón roto, un creyente con una crisis de fe, una aristócrata en una jaula de oro, una artista a la que le cuesta expresarse, el nuevo vecino del barrio q...