Capítulo 8

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13 de octubre

Falta poco más de una semana para los primeros exámenes y la cuadrilla, como es tradición en ellos, ha quedado en la casa de Brian para estudiar Álgebra, la primera asignatura de la que se van a examinar y la que peor llevan a excepción de Jim y el propio Brian. Liss también va a estar para hacer compañía mientras hace un trabajo de clase.

Amanda se ha adelantado al resto y está en el jardín de la casa de su amigo jugando con Ringo. Sus padres no estarán en todo lo que queda de tarde, así que para no dejar al perro solo se lo ha llevado al otro lado de la valla que separa ambas casas.

Desde la puerta trasera puede ver a Greg, bien vestido y haciéndose una coleta con las rastas.

—¿A dónde vas tan guapo? —pregunta ella, con su labrador a sus pies mordiendo una cuerda que ha visto días mejores—. ¿Tienes una cita con Layla?

—No es una cita.

—Dijo el que se acaba de echar dos litros de colonia y ha cambiado de camiseta más de cinco veces. —Brian se asoma desde la cocina—. Sí, papá, las he contado. ¿Por qué tardas tanto en decirle que te gusta? Se te nota a kilómetros y si no se ha dado cuenta hasta ahora le falta poco.

—Eso sí que lo heredaste, Bri.

—¿El qué? —Greg coge las llaves de su coche y mira a los dos amigos con expresión confundida.

—Lo de que no sabes disimular que alguien te gusta.

Alza las cejas mientras lo mira con malicia y pasan unos segundos hasta que su padre sabe lo que pretende.

—Ni se te ocurra...

Layla, got me on my knees...

Greg coge un cojín del sofá del salón y se lo lanza a Brian, que lo coge al vuelo, y aunque deja de entonar la canción de Eric Clapton se echa a reír al igual que Amanda.

—Yo me tengo que ir ya. ¿De verdad que estaréis bien todos?

—Tú limítate a pasarlo bien que te lo mereces. Saluda a Layla de nuestra parte.

—Lo haré. —Le da un beso en los rizos antes de dirigirse a la puerta—. Te quiero.

—Y yo a ti.

Greg se marcha y cierra la puerta detrás de él. Brian devuelve el cojín al sillón y se acerca a la puerta de atrás para pedirle a Amanda que le ayude a extender la mesa del comedor donde la cuadrilla se va a sentar a estudiar. Ella le pregunta si Ringo puede estar en la casa, algo a lo que su amigo accede y el labrador entra con pasos tranquilos, llevándose de paso unas caricias en la cabeza por parte del amigo de su propietaria.

—¿Blondie está dormida o qué? —Pregunta ella mientras coloca unas sillas de más que sacó del trastero.

—Qué va, la he visto deambulando por ahí, lo que no sé por dónde andará.

Brian llama a la gata pero no da señales de vida. Amanda se ríe.

—¿Tú no habías oído lo de que los gatos no te hacen caso cuando les llamas?

Su amigo suspira y pone los ojos en blanco.

Blondie, viens là!

Enseguida se escucha un maullido y la gata rubia no tarda mucho en aparecer, acercándose a su propietario que se agacha para cogerla en brazos. Enseguida Ringo se pone a mover la cola como cada vez que ve a Blondie.

—Al parecer ya no soy la única con una mascota bilingüe.

—Es que mi niña es muy lista. —Mientras sujeta a su gata con una mano le rasca por debajo de la cabeza con la otra. Blondie cierra los ojos y se deja hacer—. ¿A que sí? Qui est la plus jolie fille?

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