Capítulo 25

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29 de abril

—Sigo preguntándome cómo el tío de las pizzas no nos echó de ahí cuando vio nuestras pintas.

—Me apuesto lo que sea a que está más que acostumbrado. Por ahí hay varias discotecas así que si no va gente rara después de un concierto va la que ha salido a una fiesta rave. —Amanda coge un par de rizos para enseñar los restos de polvo de colores que hay en sus puntas teñidas de rubio—. Eso sí, estuve como tres horas lavándome el pelo y puse perdida la ducha.

—Dímelo a mí que me gasté medio bote de champú y otro tanto de lo mismo con el detergente para lavar la ropa.

—Pues es una pena porque el azul te sentaba muy bien en el pelo.

Con una molestia fingida Brian aparta la mano de Will y se pasa los dedos por los rizos que él ha despeinado y que sigue con algunas manchas coloridas. En cuanto ve a Jim, Sophie y Vincent bajarse del coche del primero silba de asombro.

—Algo gordo debe pasar para que Jim ponga esa cara de mala leche —comenta Will, rascándose la barba que empieza a nacerle de la línea de la mandíbula.

—Me has quitado la palabra de la boca.

—Y a mí. —Señala a Jim con la cabeza—. Oye, ¿estás bien?

El gruñido que sale de su garganta se parece al de un oso que se ha despertado de mala gana de su hibernación y provoca un escalofrío en todos los presentes. Brian va a preguntar qué ocurre pero Vincent le llama la atención con un «hey» que hace que gire la cabeza hacia él, momento que el rubio aprovecha para robarle un beso, haciéndole sonrojar y obligándole a esforzarse para no derretirse ahí mismo. Su pequeña burbuja estalla cuando ven la expresión perpleja de Sophie.

—¿Me he perdido algo?

—Bueno, —Vincent enreda su brazo con el de Brian y sonríe con fingida arrogancia—, si hubieras ido al concierto ya sabrías que estamos saliendo juntos.

—Te ha salido un competidor en lo del sarcasmo, enana —se burla Will.

—No, lo digo porque ya estabais tardando. ¡A ver, que todos estábamos a nada de deciros que sois tontos! A esto concretamente. —Y hace pinzas con los dedos casi sin tocarlos.

—Fifí quería hacer una porra de a ver cuándo empezabais a salir.

—¡¿Y esta traición?! ¡Yo confiaba en ti, grandullón!

—¡¿Ibas a lucrarte a nuestra costa?!

La indignación de Vincent hace reír a Brian hasta el punto de que tiene que soltarse del brazo de su novio para no llevárselo al suelo con él de lo fuerte que son sus carcajadas.

—Mírenlo por el lado bueno, —Amanda se seca una lágrima de la risa con el meñique, con cuidado de no borrar su eyeliner—, al menos hemos animado un poco a Jim. Ahora en serio, ¿qué te pasa?

Todos reciben con indignación la noticia de que el padre Phelps ha denunciado al periódico de Charlie por difamación, y por si fuera poco debe permanecer cerrado hasta que la denuncia se resuelva.

—Si yo estoy así imaginaos cómo debe estar Charlie.

—En realidad si lo piensas fríamente tiene un lado bueno.

—Will, ¿cómo va a tener de bueno que el principal medio por el que se está denunciando a ese hijo de...? —Jim respira profundamente para no soltar una palabrota y empieza de nuevo—. ¿Qué va a tener de bueno que cierren el periódico?

—¿Sabes esto que dicen de que lo prohibido atrae? Pues esto es algo parecido: con todo el ruido que ha hecho este rollo del cura en las redes sociales esto de la denuncia y cierre temporal del periódico de Charlie no hará más que avivar la llama. Es obvio que a ese Phelps se le ve el plumero: quiere esconder este escándalo a toda costa.

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