Capítulo 11

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31 de octubre (segunda parte)

La casa de Will no tiene nada que envidiarle a la de Brian en cuanto a decoración de Halloween con su jardín hasta arriba de calabazas y arañas de pega colgando del porche junto a algún fantasma de plástico.

La puerta se abre y de ella sale Keyla con su disfraz de Beetlejuice bajando los escalones del porche hacia la calle.

—Pórtate bien y no te metas en líos, ¿vale?

Will casi sale detrás de ella pero se limita a quedarse en la puerta. Se aparta un mechón de su cabello cardado a juego con su disfraz de Chucky.

—No sé yo —bromea su hermana con un mohín—, nunca sabremos si el disfraz me acaba poseyendo.

—Mientras no pronuncies su nombre tres veces todo irá bien. —Se acerca y le revuelve el cabello teñido con spray verde—. Anda, pásatelo bien.

—Igualmente. —Se inclina hacia un lado, mirando más allá de Will—. ¡Gracias por el maquillaje, Liss!

—No hay de qué, guapa.

—¡No tardes mucho en volver! —exclama Rachel, que asoma la cabeza por la puerta, por encima del hombro de Liss.

Keyla se despide con la mano y se va con un grupo de amigas del instituto también disfrazadas.

—¡Si no te dan chuches tírales huevos!

Will se vuelve para mirar incrédulo a su novia, que se limita a sacarle la lengua antes de apartarse una trenza de su disfraz de Miércoles Addams.

—No digas esas cosas que hay que darle ejemplo a mi hermana, princesa —dice, entrando a la casa y cerrando la puerta detrás de él.

—Es Halloween, déjame ser un poco más gamberra por una noche. —Le guiña un ojo—. Rachel, ya he terminado con la decoración de la cocina, ¿necesitas algo más?

—Para nada, cielo. —Se coloca su sombrero de bruja—. Vosotros podéis ir a lo vuestro, que tienes que quitarle la cara de bueno a Will.

—¿Tengo cara de bueno con estas pintas?

Su tía le pellizca las mejillas, haciendo sonreír a Liss.

—Eres el niño más bueno del mundo.

—A lo mejor cambias de opinión.

Sin previo aviso coge un caramelo del bol que tiene Rachel en sus manos y antes de que le dé tiempo de darle una colleja él sube corriendo las escaleras.

—¡Ojalá te atragantes!

Will se ríe a carcajadas y se come el caramelo cuando Liss termina de subir los últimos escalones.

—Espero que engañar a tu propia tía haya merecido la pena.

Will le enseña el envoltorio del caramelo.

—Es de cereza, así que sí.

La pareja va al dormitorio de él donde Liss había dejado sus cosas para maquillarlo y Will se sienta en el borde de la cama, con las manos en los bolsillos de su peto.

—Te quedan muy bien esas trenzas —comenta mientras Liss se acerca a él con un pintalabios, una brochita y un lápiz de ojos y se sienta en sus piernas—. Deberías hacértelas más a menudo.

—Tengo que darle las gracias a tu hermana.

—¿Con quién cree que practica? —Apoya las manos en los muslos de su novia, acariciándolos suavemente con sus pulgares por encima de la tela de las medias—. Pienso llevar trenzas al baile de graduación. Y un traje verde.

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