4 de mayo
—Ojalá los powerpoint de clase fuesen tan fáciles de hacer como este, ¿a que sí, Ringo?
Su perro ladra y ella le rasca la cabeza antes de seguir editando las fotos que está colocando en las diapositivas, intentando que en todas se viese el logotipo de los Honey Badgers, y en la última inserta la foto grupal que se habían hecho todos después de uno de los últimos entrenamientos. En la primera fila se ve a Amanda con la camiseta del equipo de los tejones y al igual que el resto tiene una enorme sonrisa en la cara. Stacy tenía razón, aquella función parecida a la de una fotógrafa oficial no solo le servía para mejorar en el arte que tanto adoraba, también ayudó a formar buenos recuerdos de este último año de instituto, el que probablemente es el mejor de todos.
Sus ojos se desvían a Stacy, que parecía brillar con luz propia. No cabe la menor duda de que el resto de las animadoras, que la abrazaban en la foto, iban a echarla de menos.
Se muerde el labio, pensando en la promesa que había hecho con Brian y cambia mentalmente sus condiciones: fuera cual fuera el resultado del concurso, le va a confesar a Stacy lo que siente por ella. Si no aprovecha esta oportunidad no tendría ninguna otra.
Ajusta la foto, baja la pantalla del portátil y se recuesta en la silla para frotarse los ojos. Lleva horas con la presentación y le había dicho a Stacy que se la entregaría el lunes, así que no le queda otra que pasar la noche en vela.
Pero sus planes se trastocan cuando escucha el tintineo de su móvil. Quita el cargador y abre las notificaciones, encontrándose con un mensaje de Brian:
BRI: Ven a casa, por favor
Amanda se alerta. Él nunca tenía ese tono de súplica en sus mensajes, y cuando lo había solía mandar el emoji de ojitos de cachorrito, no un «por favor» literal. Sale de su casa prácticamente corriendo para sorpresa de sus padres, salta la valla que separa las dos casas y entró por la puerta trasera.
Camina por el pasillo y sabe que algo anda mal cuando no escucha nada más que las voces de Greg y Layla que vienen de la cocina y tienen un tono lastimero. Avanza hasta el dormitorio de Brian y se detiene cuando escucha un murmullo que sale de la puerta entreabierta de la habitación. Agudiza el oído y se le pone la piel de gallina en cuanto reconoce la voz desgarrada de su amigo cantando unos versos de Mother de John Lennon.
Se hace el silencio cuando toca suavemente la puerta antes de entrar, y se encuentra a Brian sentado en su cama, con la capucha de su sudadera puesta y Blondie en su regazo, restregando la cabeza contra sus brazos. Lo más doloroso de ver son sus ojos anegados y reflejo de la devastación.
En cuanto él posa su mirada sobre la de Amanda aprieta los labios para que ella no se fijase en cómo le tiemblan, pero cuando ella se agacha delante de él y lo abraza no puede más y acaba derrumbándose. Se deja mecer por su amiga mientras él sigue llorando como un niño, agarrando con fuerza la ropa de ella porque no tiene otra forma de expresar su rabia. Tan ofuscado está que para él pasa desapercibido el sonido de la puerta de su casa abriéndose seguido por las voces de Natalia y Louis.
Cuando logra calmarse un poco Amanda se separa de él y acuna su cara con las manos para mirarlo fijamente a los ojos enrojecidos.
—¿Qué ha pasado?
Hace una hora apareció sin previo aviso Charlotte, la madre de Brian. Se presentó en la puerta como si siempre hubiera vivido allí y en cuanto él la reconoció de la foto que vio en el trastero de su casa el día de su cumpleaños se alejó unos pasos de ella de forma automática. Aunque ha estado esperando aquello durante años, cuando llegó no sintió otra cosa más que decepción porque no sintió absolutamente nada por la mujer que tenía delante, como si fuera una completa desconocida.
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Nube Arcoíris
Teen FictionUna chica ambiciosa que no sabe qué hacer con su vida, un músico enamoradizo que vive con el corazón roto, un creyente con una crisis de fe, una aristócrata en una jaula de oro, una artista a la que le cuesta expresarse, el nuevo vecino del barrio q...