Capítulo 31

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27 de mayo (segunda parte)

La puerta del Alcott no deja de llenarse de alumnos bien vestidos para su último baile del instituto, algunos llegando en limusinas alquiladas, otros traídos por sus padres y otros en sus propios vehículos. En este último grupo entra Will, que está en la entrada del instituto junto a sus amigos del club de natación, con las manos en los bolsillos, sin dejar de toquetear las llaves de su coche.

—¿Os habéis enterado de que Eric no viene? —comenta Jeong, arrugando la nariz con disgusto—. Le oí decir el otro día que el baile del insti no estaba a su altura. Parece que lo que le interesa al señorito son las fiestas con sus amigos universitarios.

—Tío, no dejes que ese imbécil te amargue la existencia.

—Dame un poco de tu serenidad, Willy.

—No creas, me la he currado a base de no querer partirle la cara.

—Cambiemos de tema a uno más agradable, porfa, —Nick le da un codazo al pelirrojo—, el otro día me enteré de que este verano hay un campamento de natación y acaban de abrir el formulario para monitores, por si te quieres apuntar.

—Pásamelo y te iré contando. Tíos, yo os dejo, que acaban de ver a Jim y Sophie. Nos vemos dentro.

—¿Qué dices? ¿Esa es Sophie? —Jeong no puede cerrar la boca del asombro—. ¡Menudo glow up!

—Ella siempre ha sido guapa, solo que tú no la has visto bien hasta ahora —bromea Will, dándole una palmada en el hombro antes de avanzar hacia los recién llegados—. ¡Buenas noches, pareja!

—¡Me flipan las trenzas! ¿Son cosa de Keyla? —Los ojos de Sophie se iluminan cuando Will asiente—. El bichillo se lo ha currado.

—Y que lo digas. —Baja la mirada para ver las manos entrelazadas—. Veo que os va bien.

El rubor que enciende las mejillas de los dos le hace sonreír de ternura y siente que la felicidad que ve en las caras de ambos no tiene precio. Al mirar por encima del hombro de Jim ve que se acercan los que faltan de su grupo.

—¿Esto es un baile de fin de curso o la MET gala? —pregunta, divertido.

—Perdón si os hemos hecho esperar —se disculpa Brian juntando las palmas de las manos—, pero es que nuestros padres no dejaban de sacarnos fotos.

—No me extraña, vais guapísimos.

—Dilo por ti, Will. —Amanda abre mucho los ojos al fijarse en el esmalte de uñas que lleva el pelirrojo—. ¡De verdad no sé cómo lo haces para que te quede tan bien el verde!

De repente Cedric se une al grupo y el «hola» que se dispone a decir se desvanece y se convierte en un boqueo en cuanto ve a Stacy. Los dos se sonrojan al mismo tiempo y se atropellan el uno al otro al hablar, lo que acaba en risas tímidas y con él ofreciéndole un brazo que ella acepta sin dudarlo antes de entrar con él y el resto de la cuadrilla.

El gimnasio parece sacado de la escena del concurso de baile de Grease, lleno de focos, filigranas y guirnaldas de muchos colores colgadas del techo y de las canastas de baloncesto, mesas con comida y bebida y sillas donde sentarse si se quiere hacer un descanso del baile. La música corre a cargo de un DJ situado en un escenario improvisado justo al lado contrario de las gradas y por los enormes altavoces suena This boots are made for walkin' de Nancy Sinatra.

—Bueno, si alguien me necesita voy a estar cerca de las mesas de la comida.

—¿Ya estás pensando en comer? —pregunta Brian, enganchado del brazo de su mejor amiga.

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