unhappy ও taekook

capítulo veintiséis.

Estaba en silencio, solamente seguía a Taehyung por las escaleras en dirección a la habitación del mayor. No sabía que era lo que le esperaba ahí pero cierto miedo reinaba en sus pensamientos ¿Que era lo que iba a hacer con él ahora? Se había escapado de casa y había sido encontrado con un hombre que aunque no estuvieran haciendo nada quizás podrían verse en una situación algo comprometedora a los ojos de él mayor de los Kim que ahora se encontraba ardiendo en furia, aquello se veía con claridad en sus ojos y en su mandíbula tensada, tal como si en cualquier momento sus dientes pudieran crujir y caer al suelo por la fuerza que aplicaba en esta.

Ambos cuerpos se detuvieron cuando llegaron a la puerta de la habitación, y aunque el menor pasó saliva audiblemente eso no le importo en lo absoluto a Kim Taehyung, quien solo abrió la puerta y entró sin importarle nada, teniendo a un temeroso Jungkook siguiéndole por detrás.

Aquellos pequeños ojos de borrego asustado solamente encendían en llamas la furia de Kim.

Se sentó sobre el colchón, observando directamente en dirección en Jungkook mientras recostada sus codos de sus rodillas, las hebras de su cabello caían por los lados de su rostro y aquella molestia presentada en su rostro solamente hacían que se viera malditamente provocativo.

Jungkook jamás había notado los tatuajes que habían en los nudillos y brazos del señor Kim hasta aquel día, donde explícitamente Taehyung mostraba sus brazos descubierto desde sus codos en adelante pues visiblemente había arrenmangado las mangas de esta hace bastante rato en realidad.

Era malditamente masculino a excepción de Jungkook.

Su palma abierta cayó dos veces sobre su muslo derecho, palmeando para indicar que se sentará en ese lugar. Jungkook nunca supo porqué lo había hecho en realidad pero de manera temerosa comenzó a acercarse en dirección a él hasta quedar sentado sobre los muslos ajenos, sintiendo pánico por lo que podría suceder más tarde.

Sus labios chocaron contra los ajenos impactando en un rudo beso del cual solamente el mayor de los Kim tenía el control, su mano vagaba por su muslo izquierdo y el interior de sus piernas mientras que el azabache se convertía en un completo desastre sobre aquel hombre, el sudor comenzaba a correr por su frente con pesar mientras una oleada de calor invadía su cuerpo drásticamente, no cabe duda de que ya sabía lo que pasaba ¿Pero porque se veía tan excitante la idea de que el mayor estuviera cruelmente enojado con el?

Sus movimientos eran bruscos y sus manos sin ningún tipo de pudor recorrían el cuerpo de su sobrino, tocando y dejándose caer directamente en el mismísimo pecado, ambos sabían lo que querían pero todo estaba sucediendo demasiado rápido como para poder pensar con claridad, solo eran ahora la representación definitiva de lo que un lienzo en blanco podría tratarse.

El menor de los Kim fue soltado directamente hacia el colchón, cayendo boca abajo sobre el, poco importando lo desordenadas que sus prendas podían verse de una forma tan visible.

Se sentía estúpido por solamente estar ahí, con la respiración agitada esperando a que cualquier cosa pasara mientras que el cuerpo de Kim se levantaba de su lado, poniéndose de pie.

Iba a ser una noche muy larga.

[•••]

—Tan adorable... —Las palabras salieron de la boca de Taehyung quien observaba el desastre en el que ahora se había convertido su pequeño "novio" si así podía llegar a llamar al hijo de su hermana, observando finalmente con deleite su obra de arte en una distancia moderada, pidiendo observar cada trozo del hermoso y esbelto cuerpo de su menor.

Su cuerpo vistiendo hermosa lencería de encaje color negra la cual se amoldaba perfectamente a su cuerpo, sus manos esposadas en su espalda restringiendole la movilidad, sus ojos cubiertos con una antifaz del mismo color que la lencería.

Se veía malditamente precioso.

Su pomposo trasero a completa disposición siendo alzado en el aire, mientras que su pecho se recostaba del colchón, completamente vulnerable a ojos de Taehyung.

—T-taehyungie, por favor quita al menos el antifaz de mis ojos, n-no me gusta. —Un pequeño puchero fue visto en el abultado belfo inferior del azabache, quien se removia incómodo por todo lo que estaba pasando, estaba asustado, por supuesto que lo estaba, especialmente porque no podía ver nada. No fue escuchado en lo absoluto, escucho el sonido de la hebilla de un cinturón de cuero y pasó saliva en seco, fue cuestión de segundos antes que un fuerte azote fuera dado con la parque de cuero, haciéndolo remover y chillar fuerte por el dolor presente. —¡Mierda! P-por favor quitármelo, seré bueno... ¡No hagas eso! —Se quejo de nuevo ante un nuevo azote dado esta vez en sus muslos.

Pero el mayor pensaba en todo menos en parar, disfrutando de los pequeños sollozos que provocaba con el dolor al cual era sometido. Porque ahora su pequeño podía sentir lo que él sentía en su interior ardiendo en su delicado cuerpo, haciéndole entender así que él era el único hombre al cual podría ver el resto de su vida.

Tan malditamente dominante que lo hacía delirar, y llamenlo masoquista pero aún así con cada azote el azabache seguía soltando pequeños gemidos ahogados en las sábanas.

—¿Aún no lo entiendes, bonito? Tu no tienes nada que decir, tu cuerpo me pertenece y me encargado de dejarlo claro en incontables noches que estuve a tu lado, yo haré lo que desee y cuando lo desee. —Un gemido se hizo escuchar desde sus labios, escuchando atentamente aquellas palabras que le decía. Podía sentir sus piernas temblar por aquella voz ronca que susurraba a su oído esas palabra tan impactantes que amaba escuchar salir de su boca. —Ahora se obediente y soporta el castigo que te has ganado por ser un niño malo.

—Por favor Taehyung... —Rogó por una última vez, por lo menos deseando aligerar su humor para que aquella venda fuera retirada de sus ojos.

Pero no pasó absolutamente nada, sólo supo que no sería una buena noche para el.