ECOS

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-Seguro de que es aquí?.-dije no muy convencida. El lugar se veía oscuro y de mala muerte. Solo unas tétricas lámparas parpadeantes alumbraban nuestro camino; y a nuestro alrededor muchos pares de ojos brillantes y de color rojo nos observaban. Que clase de criaturas serían?.

-Lo es.-respondió Mando caminando como si nada. Se notaba que había estado en sitios mucho peores si no le importaba andar por este lugar.

Los tres llegamos frente a un local donde había un Twi'lek con cara de pocos amigos de guardia.

-Vengo a ver a Gor Koresh.-dijo Din Djarin con voz estoica, mientras el Twi'lek volteaba a mirarnos a mi y al bebé.

-Si?.-pronuncié alzando una de mis cejas en interrogación. Obviamente no éramos el tipo de clientela que frecuentaba este sitio, pero a él no debería importarle.

-Nada.-respondió luego de unos segundos.-Disfruten las peleas.-respondió dejándonos pasar.

Efectivamente. Una escandaloza pelea se llevaba acabo en el ring central. Dos tipos de una raza verde...creo que eran gamorreanos, se peleaban con ferocidad con un par de electro-hachas gigantes.

Sentí la mano de Mando empujarme con suavidad por mi espalda baja, guiándome por el camino de butacas correcto. Una sonrisa salió de mi al solo sentir su tacto cada vez mas cotidiano. Debía empezar a controlarme y a concentrarme en la situación de delante.

-Sabes, este sitio no es lugar para tus delicados acompañantes.-dijo él tal Gor-Koresh cuando tomamos asiento a su lado.

-A donde yo voy, ellos van.-pronunció Mando con firmeza.

-Si, eso escuché.-se mofó el hombre.

Mando y el intercambiaron un par de palabras, mientras yo declinaba las bebidas que me ofrecían los empleados de Gor. No quería terminar inconsciente y ser vendida como esclava en Tatooine.

Luego de unos instantes, un solitario tiro perturbó el ambiente "deportivo" del lugar. Gor había disparado a uno de los Gamorreanos terminando así la pelea a su favor, mientras todos sus hombres nos apuntaron con los Blasters. Les encantaba hacer énfasis apretando el cañón del arma contra mí cabeza. Ya comenzaba a acostumbrarme. Andar con un Mandaloriano era siempre tener un blaster en tu rostro.

-Dime donde están los demás Mandalorianos y saldré de aquí sin matarte.-pronunció Mando con voz fría y en total calma.

-Habías dicho que no apostabas.

-No lo hago.-respondió Mando activando las aves silbantes de su armadura. Yo le asentí al niño que volteó a verme. Ambos sabíamos que sucedería, así que sólito presionó el botón de su cuna y se encerró en ella.

Seguido de eso Mando activó dicha arma acabando con un par de ellos. Pero no con todos.

Un tipo gigante y pelón se me fue encima, tiró de mi haciendo chocar mi espalda contra el duro piso. Mentiría si dijera que no me dolió.

Justo antes de que su bota golpeara mi abdomen, giré mi cuerpo entero hacia un lado más rápido que un Falthier. Él era grande y pesado. Yo más rápida y ágil.

Me levanté y tomé una silla entre mis manos y la estrellé con todas mis fuerzas contra aquel hombre. Por desgracia, la silla explotó en mil pedazos sin causarle mucho daño al tipo.

Me apresuré y golpee su entrepierna con mi rodilla y después su cara con mi puño. Este gruñó y negó con su cabeza sujetando mi puño y levantando el suyo. Torció mi mano en una pose poco buena para los huesos y se dispuso a atacarme, pero él golpe jamás llegó.

Abrí mis ojos poco a poco, solo para encontrarme con que los suyos estaban mucho más abiertos. Su agarre se aflojó y cayó al piso con una navaja de un tamaño considerablemente enterrada en su espalda.

NAMLA  //The Mandalorian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora