CARA DUNE

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Mando revisaba el progreso del curso a su nuevo destino. Faltaban poco tiempo.

Namla apenas había podido conciliar el sueño, se removía cada tanto por el dolor de la herida en su cabeza debido a lo duro del asiento. Aún faltaba para que el bacta actuará por completo.

-Es una mala idea.-se dijo a si mismo examinando a la mujer. Pero no pudo evitarlo.

Se acercó a ella y la tomó con extrema delicadeza entre sus brazos intentando no despertarla.

Aun con su casco puesto, el aroma dulce que desprendía su pelirrojo cabello, se estampó contra él desequilibrándolo sin piedad.

Ignorando el instinto de acercar su rostro más a la mujer, la llevó a la cabina donde el dormía y la acomodó cubriéndola con una manta. Seguido de eso fue por el pequeño verde y lo puso en su pequeña cama colgante junto con Namla.

Con ambos dormidos, el silencio era abrumador. La soledad que tanto disfrutaba antes ahora lo traicionaba.

Cerró la puerta del compartimiento y subió rumbo a los controles del Razor. Listo para aterrizar en la base de un antiguo conocido para nada de fiar.

 Listo para aterrizar en la base de un antiguo conocido para nada de fiar

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Bostecé de forma perezosa despertando poco a poco.

Me di cuenta de que no estaba donde recuerdo haberme quedado dormida. Ahora estaba en el pequeño compartimiento que Mando usaba para dormir. Cuando me trajo aquí?

Incluso el niño dormía en su pequeña camita colgante.

Toqué mi cabeza notando como la hinchazón disminuía, pero el dolor aun no. El bacta en spray era mas lento de lo que recordaba.

Abrí la puerta del dormitorio y salí de ahí notando que ya habíamos aterrizado. Seguramente a otra mala idea del Mandaloriano, pero que al final sabía retorcer a su conveniencia.

Vaya sorpresa me llevé al doblar la tan pequeña esquina y chocar contra una persona gigantesca. En serio era enorme!.

Era un hombre de color rojo y con cuernos. Este me gruñó empujándome con su cuerpo hacia atrás.

Mi cara de desconcierto debió causarle gracia, porque continuó invadiendo mi espacio de forma adredosa.

-Pero miren que tenemos aquí. Una princesita.-dijo otro hombre. Uno humano. Caucásico, en sus treintas y con el pelo rapado.-Mando se lo tenía muy guardadito. Ahora entiendo porque no quería prestar el Razor Crest. Es su nidito de amor.

-Vaya, vaya, vaya!.-se me encimó una Twi'lek de tono azulado.-Olvidó desechar el entretenimiento. Las chicas de renta no se permiten en horarios laborales humana.

-Donde esta la cabina princpial?.-me abordó un droide con cara algo parecida a la de un insecto. Asi de fácil me vi rodeada y asfixiada por todos ellos.-Y cual es la contraseña? Exijo la información para proceder con la misión.

NAMLA  //The Mandalorian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora