Si había que describir con seis palabras a la mujer frente a sus ojos, sin duda serían....extraña, intrigante, misteriosa, pero tambien hermosa, valiente y muy compasiva.
Cualidades que lo atraían sin piedad alguna.
Asi que sin importar cuan extens...
-No tienes que hacerlo si no quieres, encontraremos otra manera.-me sugirió Mando, queriendo que no me sintiera presionada de llevar a cabo el plan de Bo-katan.
-No me refiero a eso.-le aclaré.-Yo solo digo que, espero que el niño se comporte y no se coma los huevos de la mamá Frog.-confesé mi mayor temor justo ahora.
-Ya es hora.-nos interrumpió Bo-katan antes de Mando tuviera oportunidad de responderme. Se notaba a leguas lo importante que era para ella esa nave.
-Seguro.-asentí con la cabeza a modo afirmativo y despidiéndola.
-Tienes que decirme que sucedió con ella y porque dijo todas esas cosas en el bar. O no podré protegerte.-murmuró en voz baja cuando la pelirroja se alejó un poco, lista para volar.
-No tienes que protegerme.-le dije pasando mis manos por su cuello, aferrándome a él lo mas que pude. Todos ya habían comenzado a despegar.-No de ella.
-Bien.-susurró en respuesta. Pero aun así, logré detectar un ápice de duda en su voz. No le gustaba tener información a medias.
Mando terminó por enlazar sus manos en mi cintura y echar a volar rumbo al carguero junto a los demás.
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Ellos aterrizaron primero y limpiaron el área de los Troopers exteriores en menos de un parpadeo.
Mando me dejó con suavidad sobre el piso metálico del carguero, mientras Bo-katan abrirá la dichosa escotilla.
-Te toca.- exclamó con urgencia la líder del grupo, mientras el aire despeinaba mi cabello. Ya estábamos a gran altura.-Se silenciosa. Que no te vean, no podremos ayudarte del otro lado si no abres la puerta.
-Lo sé, lo sé!.-dije amarrando mi cabello en una coleta alta, para que no me estorbara al gatear. Ahora que lo pienso, debí hacerlo desde mucho antes.
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Mientras eso sucedía, Mando pudo notar como Bo-katan clavaba su mirada en Namla, ahora con el cabello recogido. Específicamente en una cicatriz adelante de su oído y que abarcaba justo desde ahí, hasta la mitad de su cuello.
Él ya la había notado antes, pero no le veía nada fuera de lo normal. Era larga y delgada, sin relieve alguno. Solo se notaba porqué era mas blanca que el tono base de su piel. Si es que eso era posible.
Namla ni siquiera se dio cuenta de la analítica mirada de la Mandaloriana sobre ella. O tal vez ya estaba acostumbrada.
Mando sabía que se estaba perdiendo de algo. La pieza faltante del puzzle. Estaba seguro de que algo había pasado entre ellas dos. Pero no sabía el qué, ni el cuando.
Namla fingía no conocerla, como todo lo demás respecto a su vida. Y Bo-katan...bueno. Bo-katan estaba muy recelosa respecto a la situación y actitud de la joven.
Se preguntaba que tan malo tenía que ser su pasado para ignorarlo por completo. O realmente si lo olvidó en el accidente y no le interesaba recordarlo.
Cualquiera que fuera la respuesta, a él no le incumbía. No si ella no quería compartirlo. Respetaba su privacidad y tampoco era un tipo que juzgará a los demás por su pasado.
Preferiría dejar las cosas como estaban y seguir plan y vidas tal cual.
Supuso que Namla pensaba igual. Ya que se metió al ducto sin pensarlo, lista para abrir las puertas delante de ellos.
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