RAGNAR

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-Bienvenido de vuelta.-murmuré cuando Din salió de aquel trance.

No podía ver su aspecto, pero estaba segura de que era fatal. Din también era consiente de ello. Su rostro se había demacrado de la nada, además de que todo su cuerpo estaba cubierto por una pequeña capa de sudor.

Sus ojos estaban muy abiertos y su mano derecha sujetaba una herida fantasma en su abdomen.

Lo único que yo podía notar era cuan acelerada era su respiración. Tanto que llegué a preocuparme por un segundo. Tal vez fue demasiado para él.

-Oye estas bien?.-le pregunté limpiando como pude el sudor de su frente con mi manga. Él ni siquiera me respondió, suponía que su mirada aun estaba ida.-No creí que fuera algo tan duro de ver...-me disculpé con él.-Pero sabes, también hay recuerdos buenos. De echo me alegra decir que la mayoría lo son. Tal vez debí comenzar por ahí, no es así?.

-T-tus pe-esadillas...-tartamudeo volviendo un poco en si.-Son p-por eso?...

-En parte.-respondí cuando su mente se enfocó en la realidad dejando el trance de lado.-Ese día le fallé. Yo no pude hacer nada más por él.

-Te culpas?.-se escandalizó.

-No lo entenderías.-negué con mi cabeza.-Lo que haz visto apenas y es un fragmento. Y no. No me culpo solo a mi, nos culpo a todos.

-Entonces...él era tú maestro?.-murmuró.

-No exactamente. Técnicamente mi padre era mi maestro. Ante la galaxia y el consejo, pero pasé casi todo el último año de las guerras clone con Anakin luego de la partida de Ahsoka. Él lo necesitaba y yo lo necesitaba. Nos complementábamos bien. Siempre lo hacíamos, desde que llegué al templo por primera vez. Fue mi cómplice en todo.

-Y a tu padre no le molestaba?.-se extrañó Din.

-No. Él siempre nos comprendía.-le expliqué.-Incluso mejor que nosotros mismos. Ponía nuestro bienestar por encima de todo.

-Menos de la orden.-se quejó Mando recordando el porqué de mi nerviosismo al inicio del recuerdo.

-Tú crees?...-dudé un poco.-Yo pienso lo contrario. Muchas veces ocultó mis errores del consejo y omitió mis actos de desobediencia mas veces de las que puedo recordar. Incluso permitió que Anakin hiciera su vida con Padme. Él enserió deseaba que fuéramos felices.

-Es en serio?...

-Ahora que lo pienso...Debimos ser todo un dolor de cabeza para él. Toleró mucho nuestra altanería. Como es que no le causamos un paro al corazón!.-reí recordando todas nuestras alocadas aventuras dignas de infarto.

-Es increíble como puedes reír después de vivir algo como eso...-se maravilló escuchando mi discreta risa.

-Ya te lo dije.-pronuncié apretando su hombro de forma relajada.-Son más buenos recuerdos que malos. Y los atesoro muchísimo. Me mantienen en pie y aún forjan mi persona.-le aseguré. Y era una verdad total. Sin ellos...Yo no sería quien soy ahora.-Termina de cenar y descansa Din Djarin. Te veré en la fogata.-me despedí dejando un sencillo beso en su mejilla, pero él volteó el rostro lo suficiente para que mis labios chocarán contra los suyos.

Una sonrisa salió de mi con tal atrevimiento de su parte. Su mano sujetó mi nuca con suavidad mientras alargaba el beso.

No sabía que había echo bien en la vida para merecer esto.

Pero Din Djarin si lo sabía. Si lo que ella le había mostrado en serio era tan solo un fragmento de las cosas malas que tubo que vivir, ella ya había pagado lo suficiente por esta y diez vidas más. Ahora solo debía ser feliz. Y él se esforzaría al máximo por lograrlo.

 Y él se esforzaría al máximo por lograrlo

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NAMLA  //The Mandalorian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora