LA LECCIÓN

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-Yo te lo advertí. Dos veces. Pero decidiste ignorarme.-apremié observando al pirata frente a mi. Sus pies estaban varios centímetros por encima del suelo, mientras forcejeaba contra una fuerza invisible alrededor de su garganta que le impedía respirar.-Dime, que crees que voy a hacer?.

-Por favor...piedad...-suplicó como pudo. Su rostro lleno de sudor y enrojecido por el esfuerzo.

-Tú la tuviste? La tuviste con esa niña?.-yo misma negué con mi cabeza.-Solo tiene como cinco años y ahora tendrá pesadillas por el resto de su vida por tú culpa!.-gruñí en su cara.-Y no permitiré que le hagas eso a alguien. Jamás.

-L-oos...Jedi...No Ha-ccen...est-oo...-pronunció entrecortadamente.

-Jedi? Yo?...-pregunté alzando mis cejas.-Nunca me gradué.-sentencié encendiendo mi sable de luz. El brillo azul de la espada le atravesó el pecho en menos de un segundo. Y antes de que pudiera apagar el sable, su vida terminó.

Su cuerpo cayó al suelo con un ruido seco. Es una lastima que no me haya dejado otra opción.

Me di la vuelta encontrándome con el otro montón de gente muerta que había dejado a mi paso hasta Zolt. Les había dado la opción de irse, pero la rechazaron ingenuamente.

Coloqué mi capucha de vuelta en su lugar. Oscurecía gran parte de mi cara para mayor privacidad, aunque no había mucho que ocultar.

Tomé de la mesa el gran sacó lleno de dinero de aquel pirata. Era tanto que casi tenía que arrastrarlo. Abrí la puerta con un solo movimiento de cabeza y observé a la gran multitud, que esperaba expectante a mis palabras.

-Los esclavos. Den un paso adelante. Formen una fila.-ordené. Ellos no tardaron en obedecer y colocarse de forma temerosa frente a mi.-Zult ya no está.-les informé. Las personas no tardaron en dejarse caer de rodillas.-No se arrodillen.-levanté a una de las mujeres.-Ahora son libres. Hagan sus vidas. Aquí o donde ustedes deseen.-pronuncié ganándome sus miradas confundidas.-Lo digo en serio. Todo el que no quiera estar aquí es libre de irse. Y esto les pertenece.-les di la bolsa llena de dinero.-Por sus años de servicio y que la fuerza los acompañé a todos ustedes.

Me despedí mientras ellos susurraban en agradecimiento. Yo asentí en sus direcciones hasta que alcancé la puerta de la salida.

El viento nocturno de este planeta en específico era mas frío y seco que la mayoría. Y ya era mucho que decir, dado que no había dejado de estar en puros planetas de esta índole.

Avancé sin reparos por todo el pueblo hasta alcanzar el bosque, donde había dejado el X-Wing que Luke me prestó.

-Hey amigo! Que haces aquí?.-dije al ver como R2 salía de entre los arboles.-No te dije que esperaras en la nave pequeño travieso?.-continué acariciándolo mientras me respondia en Binario.-No eres bueno esperando he? Yo tampoco lo soy. Vamos.

El droide y yo seguimos por el senderillo, pero el lugar estaba tan frondoso que apenas y podías ver lo que había dos pasos por delante de ti.

Aunque no lo negaría, la luz de la luna creaba un espectáculo visual. Los rayos de luz se filtraban de una forma armoniosa entre las copas de los pinos y árboles alrededor.

Pero eso no me impidió detectar una presencia repentina detrás de mi. Solo que de forma tardía. Apenas pude esquivar el gran golpe dirigido a mi cuello con un sable de luz que fue apagado para escabullirse entre las sombras que creaban la vegetación.

Tomé el mango de mi propia espada pero no la encendí. Aquella persona completamente encapuchada sabía moverse y esconderse de forma eficaz.

Sabía que estaba por aquí gracias a la fuerza. Pero no lograba adivinar en que sitio en específico. De repente estaba adelante, luego a la derecha, luego por detrás y así sucesivamente. Tenía que ser alguien muy bien entrenado si lograba hacer algo como eso.

NAMLA  //The Mandalorian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora