AT-ST

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La noche había caído mientras Mando arreglaba el cableado de la nave.

-Es muy bonito, pero hace frío...-me quejé alargando ligeramente las palabras entre risas.

-Te dije que tuvieras cuidado con el Spotchka.-me dijo mirando mi rostro enrojecido por el alcohol.

-Solo tomé poquito, muy poquito.-hice la seña con mis dedos.-Solo el vaso que estaba en la mesa. Te lo juro.

-Si acaso habías bebido algo así de fuerte antes?

-No! Es mi primera vez. Se siente extraño.-sobé mi estomago que sentía de los mas caliente.

-Debes hidratarte.-mencionó Mando dándome una botella llena de agua que tomé, pero no bebí.

-Se siente extraño.-volví a repetir.

Mando la miró sintiendo que esta vez se refería a otra cosa por la forma en que lo pronunció. La chispa en la cara de la mujer desapareció, ahora solo miraba a la nada sumida en sus pensamientos. Que chica tan rara.

-A que te refieres?.-indagó con tacto, llegando a su posición.

-No se supone que fuera así...

-El qué?

-Mi primera bebida...ellos iban a llevarme...no se supone que esto sucediera....nada de esto. No es como debía suceder.

Mando sopesó las palabras de la chica, notando como los efectos de la bebida desaparecian de ella casi por completo, mientras era remplazado por seriedad.

Los sucesos a los que ella se refería, eran antiguos. Eso es lo único que logró comprender.

-Namla?...

-Perdona!.-dijo sacudiendo su cabeza y dibujando una sonrisa por toda su cara. Sonrisa que era sincera. Como puede controlar sus emociones a tal grado?.-Yo y mis cosas. Permíteme ayudarte.

-No es necesario, descansa un poco.

-Estoy bien!.-respondí efusiva.-Es solo que...a veces mis pensamientos me traicionan.-continué llegando hasta su posición y tomando un par de cables de sus manos, reparándolos con un poco más de destreza y rapidez que él.

-No hay peor enemigo que uno mismo.-me respondió, sosteniendo el metal mientras yo terminaba de enrollar y soldar.

El pequeño niño llegó junto a nosotros haciendo sus típicos ruiditos viendo algo más allá entre el bosque, descartando su juguete preferido, la bolita plateada.

Agudicé mi vista encontrándome con un gato de Lothal que maullaba desde los arbustos.

-Es solo un gato pequeñito.-dije tomando al niño entere mis brazos y llevándolo junto al animal que comenzó a gruñir asustando al bebé.-Tranquilo...tranquilo.-dije con voz suave estirando mi mano en dirección al animal, que dejó de ser hostil al ver que mi intención era buena. Acaricié su cabeza y este se repegó más a mi.-Inténtalo pequeño.-inste al menor, que con delicadeza y dulzura tocó el lomo del felino. El bebé verde rió feliz cuando el gato le ronroneo.

-Se te dan bien esas cosas.-pronunció Mando desde lejos aun trabajando en la nave.

-Solo estaba asustado.-murmuré alimentando al felino.-Esta muy lejos de casa.

-Amm...disculpen...señor...-dijo al llegar un hombre acompañado de su amigo, lo que ocasionó que el gato huyera.-Señorita...-saludó nervioso. Yo sonreí cortésmente, mientras Mando seguía en lo suyo prácticamente ignorándolos.

-Los puedo ayudar en algo?.-se digno a contestar él.

-Si, saqueadores. Tenemos dinero.-dijo uno de ellos.

NAMLA  //The Mandalorian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora