-Si...puedo verlos. Quieres que lo intenté?.-pregunté aunque sabía cuál era la respuesta.
-Adelante.-respondió Din confiando en mi.
-Bien.-susurré figando toda mi concentración en esto. No podía negar que estaba algo nerviosa. Que tal si fallaba? Solo haría el ridículo frente a todos.
-Es lo mismo que las veces anteriores. Haz como practicamos.-me reconfortó.
-Lo tengo!.-respondí aferrando mis manos alrededor de las palancas del mando principal de la Nabo Starfighter.
Inhalé y exhalé justo antes de tirar contra la enorme criatura acuática con la que nos topamos al llegar a Concordia. Todos los demás Mandalorianos luchaban contra ella, ni siquiera habían reparado en nuestra presencia en su planeta hasta que el gigantesco depredador cayó sin vida frente a ellos gracias a mi excelente tiro.
Si. Uno claro y preciso tal como deseaba.
Hace mucho que no me sentía en medio de un campo de batalla, pilotando una nave y abriendo fuego a la vez. Era mucho mejor de lo que recordada.
Pero esa emoción desapareció al ver cómo todos nos observaron al aterrizar.
Mando decidió venir aquí buscando la redención para estar en paz con su credo y consigo mismo; pero creía que los demás no estaban muy de acuerdo con esa decisión.
-Es hora.-pronunció Din intentando ocultar su incomodidad ante la situación.
-Una vez casi dejo la orden.-me apresuré a decir.-Hice una especie de "berrinché" muy grande esa vez.-le conté con rapidez antes de abrir el Domo de la nave.-Todos me veían justo así. Era algo muy molesto he incomodo. Pero sabes algo? Pasa con rapidez. Pronto lo olvidarán y volverán a la normalidad.-concluí esperando haberlo reconfortado al menos un poco.
-Los Mandalorianos a diferencia de los Jedi no olvidan tan rápido.-negó muy poco esperanzado.
-No necesitan hacerlo. Si son una cuarta parte de lo solidario que eres tú, entonces lo comprenderán y dejarán de juzgar.-concluí abriendo la nave por fin.
Ambos bajamos de un solo salto y ayudamos al niño a hacer lo mismo. Los tres nos encaminamos directo a la cueva principal frente a nosotros, donde la armera se había internado luego de darnos una larga mirada.
Pero los guardias dirigidos por Vizsla se interpusieron en nuestro camino con tan solo un pequeño gesto suyo.
-Venimos a ver a la herrera.-me adelanté a decir.
-Din Djarin ya no pertenece aquí. Mucho menos tú.-zanjó con su característica brusquedad.-Ahora es un apóstata.
-Por eso estoy aquí. Vine a buscar redención.-aclaró Mando el porqué de su visita.
-Mejor vete.-exigió el grandote de Paz.
-Déjalos pasar.-ordenó una voz que reconocía de no se hace mucho tiempo atrás.-Apóstata o no, son mis invitados y respondo por ellos. Esta en las leyes del credo que si uno de nosotros los reconoce como amigos o expósitos serán tratados como iguales. Ahora tienen el mismo derecho de estar aquí que tú y yo.
-Kort?.-me asombré de encontrarlo en Concordia.-Por la fuerza! Pero que haces aquí?.
-Te dije que formaba parte de este grupo.-me recordó amablemente.
-Cierto! Gracias por ayudarme en Seltos y ahora aquí. La lista se hace larga. Creo que te deberé toda la vida.-dije con rapidez.
-Din me contó; sobre que eres una Kryze. Así que por credo ambos son mis hermanos.
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NAMLA //The Mandalorian//
Fiksi PenggemarSi había que describir con seis palabras a la mujer frente a sus ojos, sin duda serían....extraña, intrigante, misteriosa, pero tambien hermosa, valiente y muy compasiva. Cualidades que lo atraían sin piedad alguna. Asi que sin importar cuan extens...