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Okey. Había un plan. Rescatar al niño en la cima de una montaña. No podríamos utilizar blasters ni Jetpacks. Nada que hiciera ruido o alertaría a la bestia y por consecuencia mataría al niño.

-No te preocupes, volveremos en seguida.-le prometí a Grogu que tendría que esperar en el refugio por su seguridad.-Estarás a salvo aquí.

Este balbuceo entendiendo mis indicaciones, aunque se que deseaba ir. Sus pensamientos eran anhelantes. Apreté su manita a modo de despedida y troté hasta la nave donde los demás me esperaban.

-Y Grogu?.-me cuestionó Mando apenas entré.

-Se lo expliqué. Se quedó con la herrera.

-Bien.-aceptó cediéndome de inmediato el asiento junto a mi tía.

El viaje en esta nave fue muy corto gracias a sus excelentes condiciones y capacidades.

En cambio el viaje a pie, fue todo lo contrario. Tedioso, pesado y eterno.

El sol me hacía picar la cabeza y la maldita arena se filtraba adentro de mis botas.

-Estas bien?.-me cuestionó Mando caminando a mi derecha intentando taparme el sol con su silueta lo más que podía.

-Estos biomas no son lo mío.-me sinceré.-El Domo de Mandalore mantenía un clima más agradable y cuando me mudé a Coruscant fue a la parte alta. Donde obviamente estaba el templo Jedi. Ya sabes...clima controlado gracias a la tecnología, aire limpió a pesar de la falta de árboles.

-Dijiste que te habías acostumbrado a vivir en Tatooine. Incluso Arvala-7 es muy parecido.-debatió mi comentario.

-Te acostumbras al sol. No a las piedras en tus zapatos.-farfullé deteniéndome un segundo para sacar la bota de mi pie y sacudir toda la arena dentro de ella, mientras Mando me sostenía para no caer.

-Tranquila, ya llegamos.-me informó mi tía deteniendo la caminata grupal a un par de pasos por delante de nosotros.-El objetivo está en la cima. Si nos escondemos allá abajo podremos dormir sin ser detectados.

-Acamparemos aquí?.-le pregunté.

-Así es. Continuaremos al amanecer.-confirmó buscando un lugar donde sentarse mientras los demás se encargaban de encender el fuego.

Yo suspiré y tomé asiento por igual. Estaba un poco oxidada en eso de las caminatas de horas.

La luz nos abandonó pronto y todos estábamos reunidos junto al fuego. En serio subestimé este lugar de noche. Estaba tan helado que los dedos de mis pies comenzaban a doler. Un duro contraste con el día y su calor extremo.

Y es que la verdad donde el refugio se encontraba, era mucho mejor que aquí. Las montañas y cuevas rompían las ráfagas de aire y por los días proveían de suficiente sombra.

-Gracias.-murmuré cuando me ofrecieron mi ración de comida al igual que a todos los demás.

-Como comes cuando hay otros alrededor?.-le cuestionó mi tía a Din observando su recipiente de comida.

Era cierto. No había pensando en ese pequeño detalle hasta que lo dijo. Nadie estaba tocando su comida; solo yo que ya había empezado a ingerir mis verduras asadas favoritas y apartando las que no.

-No lo haces.-sentenció Din haciendo que dejara instantáneamente la comida en mi charola. Debía seguir sus normas por simple cortesía.-Cuando puedas comer te alejas a un lugar donde puedas quitarte el casco.

Miré como todos a mi alrededor comenzaban a esparcirse en direcciones contrarias, dejando pocos lugares para ir.

Suspiré y eché a andar por ahí como todos los demás, intentando alejarme lo mas posible. Pero el frío era horrible. Que suerte tuvo mi tía al poder quedarse junto al fuego.

NAMLA  //The Mandalorian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora