CAPITULO 4 MONTEFIORALLE

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No he dormido.

Tengo cinco días sin dormir.

Uno es por las pesadillas, tengo estas escenas de estrés postraumático aunando mis emociones post parto.

Estoy jodida.

Y dos, Andrey no es como yo lo creía, o al menos la maternidad, lo sé, durante la gestación te haces tantas ilusiones, pero, no deja de llorar.

Llora por querer comer.

Llora por dormir, por bañarse, por los cólicos, por todo.

Y yo lloro con él.

Leonard es bastante paciente, él se encarga de cambiar pañales, bañarlo y dormirlo. Es algo difícil, intento lidiar con la tormenta de mi mente, no puedo frenar las preocupaciones, tengo miedo de ser madre, no puedo saber lo que sucede con Andrey. El dolor que siento al orinar, nadie nunca dice que duele como la mierda.

Y encima de todo, discutí con Leonard.

Desde el día que le dije quién era Theo, ha habido algo que no está bien entre los dos.

—Se llama Theo Joyce y es un cliente nuevo en la Corporación Vial—intenté sonar tranquila, pese a todo.

—¿Por qué dices que hay unas fotos de él?

—Besándonos, ¡pe... pero esa no soy yo!

—Sigo sin entender por qué él...

¿Debo ponerme nerviosa? no puedo mentirle, no ahora después de todo lo que hemos pasado.

—El señor Joyce—sentía la garganta seca—, fue con el que... el que conocí en Mazatlán.

¿Para qué le digo directamente que con él me metí?

Su reacción, antes alegre, ahora se ensombreció, desvió la mirada hacia Andrey, sentí un poco de miedo, pero, no debía. Él carraspeó, pero antes de que dijera algo, me apresuré a decir.

—Había otras fotografías... eran antiguas, de tres niños, pero siento que... conozco a una de ellas, aunque no recuerdo quien puede ser.

—Viviste un momento traumático, no puedes forzarte—noté que su tono era algo molesto.

Antes de que habláramos sobre algo más, mi familia entró para ver a Andrey, mientras nos felicitaban y peleaban entre a quien se parecía mi hijo. Pude notar la incomodidad en Leonard cuando mencionaban los rasgos que veían de Nathaniel en mi hijo. Veinte minutos después una enfermera llegó para llevarse a Andrey para realizar unos análisis de rutina.

Nathe y Carlo llegaron poco después, Leonard salió de la habitación junto con Carlo, desde entonces, comenzó todo el tormento.

Después de que me dieron de alta tuvimos que irnos a Montefioralle, donde se encontraba la "gran residencia" de mi abuela. Aunque era más un fuerte que una residencia.

Es año nuevo, apenas dormí un par de horas, que raramente ha sido tranquilo.

Desperté de súbito, saltando de la cama y trastabillando hasta la cuna de Andrey, revisándolo para saber si continuaba respirando, respiré aliviada al ver que dormía completamente tranquilo.

Recargué mi cabeza en la orilla de la cuna, necesito descansar.

Cuando giré hacia atrás, la cama estaba vacía, quizá no debió sorprenderme, pero, esto podría ser el colmo, de no ser por lo cansada que estaba, resbalé por las barritas de la cuna hasta el suelo y me solté a llorar.

Estrujé los volantines de la cunita, deseando con todas mis fuerzas que mis sollozos no se escucharan, el pecho me dolía, los ojos me irritaban, la garganta se me cerraba, ahí, en el suelo de una habitación desconocida, solté toda mi frustración.

POR TI, SIEMPRE (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora