CAPITULO 24 CAPISCI

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Si antes había pensado que estar traumatizado por el abandono de mi madre era lo más severo en mi vida, definitivamente con esto, estaba jodido.

Ver a una anciana elegante tomar un arma y matar a cinco tipos sin parpadear, sin sangre en las venas.

Definitivamente esa escena se repetía una y otra vez en mi mente, mientras estaba sentado en el sillón, con tres mujeres alteradas, dos hombres intentando consolarlas mientras me habían dado al pequeño Andrey que se movía un poco inquieto, pero continuaba mamando su chupete.

Me levanté, con bebé en brazos, sin escuchar los sollozos preocupados, me escabullí hasta la ventana, no había nada, el jardín estaba vacío, ni un alma, busqué a los costados, casi pegando mi nariz por los cristales. Por la esquina inferior izquierda, justo por el camino del jardín que daba hacia las escaleras de la costa, comenzaron a desfilar varios tipos con bolsas sobre sus hombros.

Me alejé, no era algo que debía ver.

—¿Carlo? —Nathe me trajo al presente.

—¿Hum?

—¿Qué haces?

Negué con la cabeza, no estaba listo para decir algo.

—¿Dónde puede estar mi hija? —chillaba Fleur—¿Cómo se pudieron ir de esa manera? ¿Cómo pudieron dejar a su hijo como si nada?

Aunque su llanto era "verdadero" sus palabras se me antojaron mal, conocía su historia, de los hijos Vial quiero decir. Nathe me lo había contado, la señora Vial apenas pudo dejar a sus hijos a cargo cuando regresó a su carrera de modelaje, solo le había durado un par de años más hasta que poco a poco dejaron de contratarla, entonces prefirió viajar con su esposo.

Pese a que Nathe es compasivo, no tenía un apego verdadero a su madre, parecía que esa mujer solo se preocupaba por ella misma, no se había referido a su nieto como tal sino solo a "su hijo"

Entonces comparé a la otra madre, que solo estaba sollozando, era más en silencio, miraba un punto lejano, se abrazaba a sí misma.

Gianna siempre ha sido una mujer de muchas emociones, "Il mio piccolo vórtice" (mi pequeño torbellino) como la llamaba Julien. Aun me costaba imaginarme cómo es que habían durado tanto tiempo juntos, pese a que era un desgraciado.

Todo lo que ocurría era a causa de él, aun en su tumba seguía haciendo mierda todo.

Gianna siempre había sido la mujer que lograba apaciguar la calma, no entendía como Julien se las arreglaba para mantenerla feliz pese a lo que le hacía a su hijo

El bebé comenzó a moverse aún más inquieto, comencé a mecerlo, pero honestamente no sabía ni una mierda de como operar esta cosa. Gianna salió de su ensoñación y levantó la mirada.

—Dámelo—se levantó y extendió los brazos hacia el bebé, lo tomó con maestría entre sus brazos y comenzó a arrullarlo—Ya, ya, mi pequeño, todo estará bien—le acarició la nariz—duerme tranquilo.

Como si fuese arte de magia, poco a poco comenzó a cerrar sus ojos.

—¿Cómo hiciste eso? —pregunté anonadado.

—Es un pequeño truco que hacía con Leonard—sonrió con cariño, luego soltó un suspiro—, solo espero que sepan que hacer.

El bebé se quedó completamente dormido.

Unos toquidos anunciaron la llegada de alguien, al abrir Madeleine se adentró con otro cambio de ropa, de todo verle las facciones tan frígidas se me erizó el cuerpo, paseó la mirada por el cuarto hasta que dio con la mía, me tense, hizo apenas una mueca burlona.

POR TI, SIEMPRE (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora