CAPITULO 31 ARTE DEL FULAR

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1 mes después.

Jade se ha vuelto experta en el arte del fular, pero también en la mejor barman de biberones.

Johnny ahora es el jefe de seguridad del Castelo.

Rose está perfectamente bien.

Mi abuela se ha colocado su chaqueta, botas de cazadoras y ha emprendido una búsqueda masiva.

Las organizaciones criminales recibieron un fuerte golpe con aquellos atentados, pero no hubo ningún reportero que volviese a hablar del tema más que de una fuga de gas por los conductos. El canal de noticias que había anunciado por primera vez a la mafia, fue silenciado, no convenía que ninguno continuara con las noticias afines a la realidad, así que pasó a ser solo un rumor.

Marco salió de su escondite y se reunió con mi abuela las familias afines a su... trabajo.

Les di toda la información que tenía y que sentía que podría servirles, con la condición de que no nos involucraran.

Hasta ahora, han cumplido con su palabra.

Jade y yo regresaríamos a trabajar, nuestros hombres se quedarían con los bebés.

—Espero que Jayden no tenga cólicos.

Jayden... así fue como quiso sombrar al bebé, aun no es oficial, pero, debido a que Marco se desinteresó por el niño, bueno, Jade y Johnny han tenido un corazón tan grande como para cuidar de ese bebé.

No siento nada malo hacia el bebé, en realidad, me compadecí de él, estaba muy delgado, sentía que podría morir en cualquier momento, pero con la atención médica adecuada y los cuidados de la nueva mamá Jade, bueno, ahora es un bebé regordete.

No me acostumbraba a tener a Jade como una mamá primeriza, digo, yo también lo era, pero, verlo desde otra persona era desesperadamente gracioso, sobre todo cuando se trataba de Jade, quien no tenía planes de casarse, ni de tener hijos.

—Estará bien—intenté tranquilizarla—, el medico estará allí también—me encogí de hombros—, además tienen todo un equipo para saber si algo sucede.

Ambas subimos los escalones para llegar a la entrada del edificio.

Me sentía demasiado bien, mi cuerpo ahora parecía que no había tenido a un bebé enorme de cuatro kilos setecientos veintitrés gramos y nueve meses. Aunque tengo los pechos grandes y un poco más de trasero, cuando el doctor me dijo que podía hacer ejercicio, me coloqué mis calentadores, mi fular y comencé a hacer mis rutinas antiguas.

Frescas como unas magnolias en primavera, entramos empoderadas al recibidor.

La lluvia de buenos días comenzó, además de las miradas lascivas de los hombres, en cuanto estuvimos en el ascensor Jade soltó un suspiro.

—Extrañaba esto—sonrió anchamente—, por un momento lo olvidé.

—Escucha, no porque seas mamá ahora, las cosas cambiarán abruptamente.

Ella enarcó una ceja.

—¿Lo dice la mamá que lleva mes y medio de primeriza?

Me reí con ganas.

—Sabes, me siento muy bien, siento que puedo hacer las cosas de antes.

Bueno, ese es mi caso, me siento muy bien, pero no puedo decir lo mismo de Leonard.

Él, es un papá extraordinario, puedo decir que es muchísimo mejor que yo, se levanta todas las noches (si es el caso), cuando Andrey se despierta, lo baña, lo cambia, está con él más tiempo del que yo, no digo que yo no esté con él, me gusta cambiarlo más de tres veces, tenemos demasiada ropa y este bebé crece muy rápido, lo mejor de todo es que la ropa la podemos compartir con Jade. Lo alimento a sus horas y pasamos las tardes en el salón de piano, le gusta que le toque canciones.

Al ser hoy mi primer día de regreso, Leonard quiso llevarse a Andrey al trabajo, en cuanto llegamos a mi despacho.

Un feliz Michelle nos esperaba, con una serpentina en la mano y un pequeño, pero lindo arreglo de flores.

—¡Felicidades, jefa!

—Oh, muchas gracias—tomé las flores—, nos iremos a desayunar todos, ¿Dónde está Kim?

—Parece que se retrasará un poco—rehuyó mi mirada—, tenemos la agenda llena.

Me pareció curioso, no les había seguido la pista a estos dos, pero ese acto no era propio de él.

—Por cierto, Jade también es mamá.

Los ojos de Michelle viajaron al vientre de Jade.

—Es adoptado—explicó ella.

—Oh, vaya, no lo sabía, pero felicidades también, después traeré tus flores.

Los tres nos encerramos en mi despacho y comenzamos a revisar la agenda, Kim llegó media hora después, ataviada con un largo abrigo, parecía toda una modelo, altísima y con zapatillas matadoras, tenía toda mi aprobación, se balanceaba con una charola con café.

—Perdón, perdón por la tardanza, pero valía la pena para probar este delicioso café, lo juro.

—Está bien Kim—sí, olía delicioso—, pero no puedo beber café.

—Ah, ah, lo sabía, para ti traje chocolate.

—Si.

Bebimos y continuamos con la reunión, pude percatarme de la distancia que tenían Kim y Michelle.

Papá y Nathaniel se habían encargado en que no tuviese tanto trabajo, a excepción del área de Jade, la cual, ella si tenía mucho trabajo que hacer.

—Parece ser que lo que hice todos esos meses se fue directo a la mierda y ya sé por qué.

—¡¿Por qué?!

—Fueron esas víboras—soltó un quejido—, ¡Ah, pero si me la pagarán! las pondré a trabajar el doble.

La miré con picardía.

—Has lo que tengas que hacer—junté mis manos—, te respaldaré.

Ella sonrió gatúbela.

—Ya lo sabía.

Luego, eché a andar mi pequeña pantera malvada, se fue a su área a poner en orden aquella jungla.

Hay un par de cosas que quiero hacer además de poner en regla todo el trabajo.

Ha pasado más de un mes, mis análisis han salido completamente limpios y ya puedo reanudar ciertas actividades, nada de correr peligros... físicos.

Yo sé que acababa de regresar y no era justo que faltara por un tiempo corto (podría ser una semana) con unas merecidas vacaciones para mi esposo y para mí, bueno, podría tomarlas como si fuese una luna de miel, claro, con nuestro bebé.

¿Cuál era el destino más alejado y perfecto de todos?

En mi mente me vi sonriendo como una caricatura.

Revisé los tiquetes y dos reservaciones en el Poseidon Undersea Resort, estaba decidida a pasar una semana en la hermosa isla de la república de Fiji.

Solo debía esperar una semana más. 

POR TI, SIEMPRE (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora