CAPITULO 21 CONVERSANDO CON VIBORAS

100 6 0
                                    

—¿Qué estás haciendo? —grité desesperada.

Quería correr, pero estaba paralizada.

Parla—(habla) gritó Marco apuntándole a Leo.

Leonard lo enfrentó, ¿estaba loco?

—Veníamos solos, él no estaba con los que dejamos en el banco.

Marco lo miró fijamente, levantando la barbilla, pero manteniendo el brazo firme sin dudar.

—¿Así que, este pequeño mamífero se escurrió solo?

Dejó de apuntarle a Leo y sentí un alivio.

Se agachó a la altura de Johnny.

—¿Cómo llegaste hasta aquí, rata?

—Yo—Johnny tragó en seco—, juro por mi vida que no estaba siguiendo a los señores Dómine, yo solo seguía el rastro de Jade de la Rivera.

—Entonces te lo preguntaré una vez ¿Para quién trabajas?

Johnny miró a Marco confundido.

—Para los señores...

—No, imbécil, ¿trabajas para Cyriel?

—No sé qué es eso—contestó firme Johnny.

Marcó soltó una carcajada.

—Era obvio que dirías eso—se acercó para ponerle la pistola bajo el mentón.

—¡Espera, espera! —volví a gritar, obligando a mis pies avanzar hasta llegar a lado de Leonard, no podía dejar que el novio de mi amiga muriera así—él no es de Cyriel, Dante lo es.

Marco me miró fijamente y le retuve la mirada, intenté descifrar lo que pensaba, pero era más el poder que tenía sobre el control emocional.

Despacio sonrió como un gato, mostrando sus colmillos.

—Tienes bolas—se irguió por completo, pero no podía intimidarme, si quería matarme ya lo hubiese hecho. Se dirigió a los hombres que sostenían a Johnny—, investíguenlo, veamos si es una sucia rata o un príncipe encantador.

Solté el aire, pero no iba a darle las gracias, estaba siendo astuto, ¿para qué traernos aquí? ¿Por qué estaba Max con él?

—Prosigamos con nuestra reunión—cambió su tono de voz, regresó a ser el hombre amable y despreocupado. Este tipo era volátil y debíamos andarnos con cuidado—¿algo de beber?

—Cianuro—contesté entrecerrando los ojos.

Marco soltó grandes carcajadas.

—Eso no es para ti, pequeña, ¿quizá un poco de tequila? necesitan algo fuerte para enfrentar lo que viene.

—¿Y qué es lo que viene exactamente? —ahora fue Leonard quien lo enfrentó.

—Sentémonos—señaló los sillones blancos en donde estaba un pálido Max.

En cuanto nos acercamos, me percaté por los enormes cristales que daban hacia el mar, que el Yate estaba en marcha, el choque del agua hacía un contraste a media pared cristalina, la parte de arriba daba una buena vista del sol y el cielo, mientras que la parte de abajo, el azul del mar proyectaba los colores dentro de la sala, haciendo que esta se viera en tonos azulados.

Las luces contrastaban con el rostro de Marco, tenía una cicatriz larga que le travesaba la ceja y el ojo izquierdo, pero no afectó su ojo. Tenía frente ancha y cabello rizado largo hasta los hombros, nariz aguileña.

Intenté guardar esa información en mi cabeza, por si acaso.

No tenía la fachada de ser un mafioso a simple vista.

POR TI, SIEMPRE (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora