CAPÍTULO 33 IMPOSTORA

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—Jade de la Rivera, mueve el culo y vamos por nuestros hombres—canturreé en la puerta de su oficina.

Tras de mí el bullicio de apresurados oficinistas por que la jefa estaba aquí sin anunciar, (si, la jefa soy yo), que lindo se siente.

—Ya voy—protestó, tirando de lado las gafas—, esto es un desmadre, sé que tu padre y Nathe intentaron poner todo en su lugar, pero simplemente no pueden abarcar todo—bufó tomando su bolso—, estos haraganes hacen lo que se les pegue su regalada gana—me hice a un lado para que cerrara la oficina—, sigo pensando que la caza de haraganes será lo mejor que tenga este departamento—lo dijo a propósito en voz alta, ambas barrimos con la mirada el grupo de asustados oficinistas, Jade sonrió como el gato rizón—. Será pronto.

—Puedes hacer lo que quieras—me encogí de hombros—, no quiero elementos que sean un lastre, pronto lanzaré la convocatoria para egresados, te irá mejor.

Subimos al ascensor, solo cuando las puertas se cerraron soltamos carcajadas.

—Somos unas malditas tiranas

—Van a odiarnos, seremos las brujas, pero, solo actuamos conforme su desempeño

—No creo que sea la correcta estrategia, pero, es lo mejor.

En cuanto estuvimos en el lobby, nuestros escoltas rápidamente actuaron a nuestro alrededor, abriéndonos las puertas, esperándonos fuera, recibiéndonos con la puerta abierta del auto.

—Me siento como una celebridad—exclamó Jade, acomodándose el esponjoso cabello—, pero es algo asfixiante.

—También lo siento así—combiné. Luego recordé mi próximo plan—. Planeo secuestrar a mi esposo una semana.

Jade me miró arqueando las cejas.

—No sabía que se podía secuestrar a un esposo.

—Solo quiero alejarme un poco de esto...

—Pero ¿Qué pasará con los demás?

—Están perfectamente cuidados—cavilé un poco—¿Por qué no vas con tu familia? será una semana.

—Es una buena idea—se removió incomoda—, no me dejas tiempo para pensar en lo que diré.

—¿Qué es esto? ¿Jade cobarde?

—Una cosa es ayudarte a parir, enfrentarme a un psicópata y a una muchedumbre en pánico—ennumeró con los dedos—, y otra muy diferente es enfrentarme a mi familia, llevar a Jayden y a Johnny para decir ah, hola ¿Cómo han estado? ¡Por cierto, adopté un niño con mi nuevo novio!

—Pues es la verdad

—¡No! ¡No puedo decirles eso! —gruñó—, va a atacarme, bombardearme con preguntas sobre ¿Por qué lo adoptamos? ¿dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué no me he casado? ¡Dios!

—Jade, ¿no crees que estás exagerando?, los van adorar, sobre todo después de lo que hizo el imbécil de Bruno—rebusqué en mi bolso mi espejo y mi gloss—. Las abuelas se vuelven locas con los bebés.

Soltó un largo y pesado suspiro.

—Vas a darme unas vacaciones pagadas después ¿cierto?

Sonreí con ganas mientras aplicaba mi gloss.

—Claro que sí.

Hacía frio, nublado por la posible nieve que caería, o quizá lluvia.

—Ha pasado un mes en el que no ha sucedido nada—caviló Jade—, es gracioso que me sienta segura con la mafia cuidándome la espalda.

POR TI, SIEMPRE (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora