CAPITULO 29 LA MAFIA HA CAIDO

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¿Quién es esa maldita perra?

Ya me he hecho a la idea de que lo que hice, matar a Dárien, ha sido lo mejor, esta vez no fallé.

Libby o Marina, como me habían corregido, esposa de Travis, hija de las personas que Julien Dómine mandó matar, refundiéndola luego en el orfanato.

Era de esperarse que quisiera venganza, además fue alentada a su venganza cuando Mark Bell la adoptó, él quería derrocar a los Vial y que mejor manera de hacerlo si ella estaba cerca, exacto, convirtiéndola en la esposa de mi hermano.

Darién también había sido una de las víctimas de Julien Dómine, y había terminado en el mismo orfanato, luego de eso, los Rinaldi lo encontraron y lo entrenaron mientras él cuajaba su venganza.

Bien, ya vamos dos.

Pero la tercera...

La tercera mujer, la tercera niña de la fotografía...

A mí nadie me quitaba la idea de que la mujer que se estaba haciendo pasar por mí era Davina Simone, todo apuntaba a ella, desde el atentado con Jules. Pero Davina por mucho que quisiera hacerse la lista, tenía más centavos de estúpida.

Tampoco es que la quiera subestimar.

Nada de eso.

Davina solo quiere una cosa y ese es a mi esposo, Leonard.

Y cuando una mujer quiere algo, bueno, se lo propone, lo sé porque, también estoy loca.

Pero no es que me compare con esa calaña.

Definitivamente había una mente maestra tras todo esto, una que se mantenía en las sombras, una que quería derrotar no solo las torres, sino a la reina. Esta mujer tenía todo un ejército de mercenarios infiltrados en todos y cada uno de los grupos de crimen organizado, y les había dado un regalo.

La reportera de la noticia de último minuto estaba exaltada, Italia había explotado, si, algo así era el encabezado, decenas de lugares estaban bajo fuego, escuadrones antibombas, ambulancias, bomberos por doquier, aun no se determinaba con exactitud el número de las víctimas o él porque de las explosiones, los reporteros estaban como perros hambrientos buscando por todos lados el porqué de aquel atentado.

Tuve miedo de que relacionaran el desastre de las bombas con el atentado que habíamos tenido recientemente en el Castelo.

Marco Rinaldi estaba afligido, enojado y desesperado, porque era cuestión de tiempo que lo encontraran y si lo encontraban a nosotros también nos llevarían, no podíamos seguir con ellos.

Le pedí a Marco, como último favor que nos dejara en Torre del Greco, lo que seguía sería por nuestra cuenta, él ya tenía los suficientes problemas para cargar con nosotros.

Siete adultos yendo con la incertidumbre de que todos nos miraban. Leonard y yo compramos en un bazar ropa para Travis, además de algo de comida para el resto.

Mi pobre hermano estaba muerto de hambre, me daba lastima verlo de esa manera.

—Debes hacerlo despacio o te atragantarás—le dije.

—Puedo comerme un cerdo completo—gruñó devorando aquel panini, luego sorbió la soda casi a la mitad.

Estábamos esperando el siguiente tren, ya estaba por anochecer, las chicas estaban con sus respectivas parejas y no había lugar más seguro que sus brazos.

Leonard me abrazó también, ¿Cómo puedo estar tranquila después de lo que sucedió? estoy a nada de que me de un colapso nervioso.

Con mis amigas a salvo solo quiero ir a casa y ver a mi bebé.

POR TI, SIEMPRE (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora