Cαpı́tulo 11

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Vegetta trató con Grefg primero.

Utilizando una pequeña navaja casera que Lolito le había conseguido, sujetó al moreno en el banco de pesas que usaba, poniendo el arma directamente en su globo ocular izquierdo y punzándole el párpado ligeramente solo para hacer que el tipo sangrara copiosamente y casi se meara en los pantalones.

— Como se te ocurra respirarle cerca de Quackity otra vez, te dejo ciego, hijo de puta. —Le dijo a Grefg mirándolo directamente a la cara. — ¿Lo captas?

Grefg afirmó con la cabeza como mejor pudo sin que el filo de la navaja se moviera por el ojo y Vegetta le dejó ir.

Fulminó con la mirada a la silenciosa muchedumbre, que se había juntado y abandonaba el gimnasio. Estos abandonarían a Auron.

(...)

La gente hablaba de él en la zona de recreo. Se sentó en una silla y dobló sus brazos, aparentemente mirando la televisión mientras su mente no paraba de maquinar.

Alguien tomó el asiento al lado de él: un grotesco y magullado Mangel.

Vegetta sacudió la cabeza.

— Lo siento, amigo.

— ¿Qué es lo que tienes que sentir? —Preguntó el pelinegro ligeramente. — Tú no lo hiciste.

— Si, bueno, si me hubiese apartado y no me hubiera compadecido del chico, nada de esto habría pasado.

— Eres la única persona en este lugar que se preocupa por él. El chaval está desamparado. Es gay en una prisión llena de homófobos. Imagina cómo se puede sentir, tener a todos contra ti debido a que es contigo con quien quiere dormir. Imagina ser violado solo debido a tus preferencias sexuales.

Vegetta no habló.

— A propósito, lo que quieras hacerle a Auron, estoy contigo.

— No te alíes conmigo, joder. Estarás fuera de aquí antes que todos nosotros si juegas bien tus cartas.

Mangel negó lentamente con su cabeza.

— No me preocupa. Cualquier cosa que necesites que haga, sólo pídemelo. Quackity necesita ser vengado.

Vegetta lo miro durante un momento largo. ¿Mangel era gay? ¿Se había fijado en Quackity? Vio una manera de librarse de las atenciones de su compañero de celda durante un momento. Y luego recordó sus propias atenciones hacia el menor y cómo había sido quien había besado primero a su compañero de celda. Antes podía afirmar que la atracción de Quackity por él era en un solo sentido nada más. No ahora.

(...)

— Tengo noticias sobre que Auron empieza a trabajar en la cocina mañana. —Murmuró Lolito en su oído durante la cena. No había signo de Quackity esa tarde y Vegetta se preguntó el motivo de su ausencia. — Hay dos guardias allí a la hora de la comida mientras el resto supervisa el comedor. Podemos crear una distracción. Dos de los compañeros del cerdo trabajan allí también, por lo tanto, serás tú contra tres. Aunque si todo se va a planear esta tarde, uno de sus compañeros podría estar ausente mañana. —Sonrió abiertamente, haciendo resaltar su perfecta dentadura.

Vegetta le echó un vistazo. Había aquí claramente más personas a su lado que Lolito y Mangel. No sabía a quiénes eran, pero estaba agradecido de todas formas. Asintió fuertemente con la cabeza y se permitió echar un vistazo a través del pasillo hasta donde Auron le sonreía con satisfacción, con toda la confianza de un hombre que había caído esplendorosamente.

(...)

Encontró a Quackity de nuevo en la celda tumbado en su litera, con un libro reposando en su pecho.

— ¿Estás bien? —Permaneció de pie incómodamente al lado de su cama, recordando la sensación de la boca suave en la suya y el fuerte cuerpo sobre su regazo.

Quackity saludó con la cabeza.

— Este... Tengo dolor de cabeza. Fui al hospital a que me dieran algo para aliviarme.

— Te habría traído algo de comida. —Se ofreció Vegetta.

Quackity sacudió su cabeza.

— No tenía hambre. —Todo su cuerpo estaba tenso en la litera, su cara pálida y desdibujada. Se miraron el uno al otro un momento en un torpe silencio antes de que Quackity dijera:

— Te eché mucho de menos, Vege.

Vegetta suspiró. Se movió para apoyarse atrás contra el lavabo como si poner esta distancia entre ellos hiciera alguna diferencia en la tensión que chisporroteaba en la celda.

— Quackity... Lo que pasó antes... No estoy seguro... —Se calmó inútilmente ante la desilusión en los ojos del chico. — Está bien que la gente crea que estamos juntos si esta es la única manera de protegerte de Auron, pero... No creo que debamos seguir con esto más allá de lo que parece.

Quackity balanceó sus piernas sobre la litera y se sentó.

— Me besaste primero. —Indicó en un tono irritado.

Vegetta se mordió el labio.

— Estaba aturdido. Dos días en el agujero también te harían lo mismo.

— ¿Cómo? —Preguntó Quackity elegantemente. — ¿Te hace olvidar que te gustan más las chicas que los chicos, verdad?

Vegetta lo miró con el ceño fruncido.

— No hagas esto más duro.

— Y sabemos lo duro que fue, ¿no es así?

Vegetta enrojeció sin control. Su compañero de celda le dio una satisfecha sonrisa sarcástica y se levantó para acercarse a él.

— Estoy seguro que no pensaste en nada más excepto en mí durante esos dos días mientras estabas en el agujero. —Dijo con seguridad, arrogantemente. — Al menos, me pareció así cuando prácticamente te echaste sobre mí tan pronto como saliste.

Vegetta sacudió su cabeza. Puso una mano sobre el hombro de Quackity para mantenerlo apartado, pero su compañero de celda no hizo caso. Envolvió un brazo alrededor del cuello del mayor y lo presionó contra el lavabo, buscando su boca.

Vegetta giró la cabeza a un lado. Los labios de Quackity apretaron suavemente su cuello, cubriéndolo de besos acalorados. Vegetta soltó un gemido.

— Quackity... —Dijo justo cuando trataba de apartarlo, pero su mano fue alrededor del cuello de Quackity y sostuvo al chico cerca de él, cerrando los ojos.

Los labios contra su cuello le hicieron quemarse. Su piel estalló con los vellos de punta y un peso se instaló en su ingle. Agarró al menor por los hombros y lo apartó antes de abandonar la celda.

ANĐ SØ IS ŁØVE [V&Q]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora