Despertándola con besos

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Te diste la vuelta en la cama después de estirar la mano para apagar la alarma de Lisa.

Tu novia, muy cansada, seguía durmiendo profundamente a tu lado. El constante subir y bajar de su pecho y las pequeñas respiraciones que se escapaban de sus labios ligeramente separados indicaban que estaba en un buen sueño, y te sentiste mal al saber que no tenías otra opción que despertarla.

Hoy tiene cosas muy importantes que hacer con las chicas, así que no podía llegar tarde.

Le tocaste el hombro pero ella ni siquiera se movió. Así que le sacudiste el hombro mientras decías su nombre en voz alta, y tal como pensabas, eso hizo que se removiera en su sueño. Pero ella sólo levantó más las mantas y se puso de lado.

Ahora estaba de espaldas a ti y te diste cuenta de que estaba durmiendo de nuevo. Suspiraste y la volteaste sobre su espalda una vez más. Hay una forma de despertar a tu novia, una forma a la que no puede resistirse.

Le quitaste unos cuantos cabellos desordenados de la cara antes de empezar a besarla. Moviste tus labios desde su frente a sus sienes hasta su mejilla e incluso dejaste un par de besos junto a su oreja antes de moverte al otro lado y mostrar la misma cantidad de afecto allí.

Lisa se estaba despertando ahora y con una sonrisa en la cara. Todavía tenía los ojos cerrados pero cuando empezaste a besar su barbilla se abrieron. Besaste primero la comisura de sus labios y apoyaste burlonamente tu frente sobre la suya.

-No es justo -murmuró ella.

-¿Sí? Sin embargo, consiguió que te despertaras, ¿no?

Hizo un puchero, sabiendo que siempre era algo que la hacía ceder a lo que ella querías de inmediato.

Sonrió contra tus labios mientras le dabas un suave beso. Te apartaste cuando ella trató de hacerlo más apasionado.

-¡Tienes que prepararte! Vamos, vístete.

Sonreíste para ti misma mientras te levantabas de la cama y entrabas en el baño con una sonrisa de satisfacción cuando ella lanzó una almohada a tus piernas con un gemido.

De alguna manera, ya sabías que ella se vengaría de ti una de estas mañanas, y realmente no te importaría ni un poco.

Lisa Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora